Capítulo 15

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—Madura de una vez, Kally. No voy a pelear contigo por tonterías, solo no vuelvas a hablarme.

—Jódete. —dice Kally.

Observo como se da la vuelta y se aleja de nosotras, con una clara irritación en su rostro. ¿Qué demonios pasó? No entiendo que fue lo que ocurrió... estoy confundida. ¿Qué me sucede? Sentí que volví a la primaria, con esa forma de discutir. Qué ridícula...

Escucho la risa de Nia y no puedo evitar reír con ella. —¿Qué fue eso? —Pregunta.

—No lo sé, pero me dio vergüenza ajena.

—Kally dijo que Hunter era suyo. 

—¿Suyo? Ni que fuera un objeto.

—Me da igual, voy a seguir acercándome a él, le guste o no.

—Tú puedes, Mak.

Desde aquel día de la tonta discusión, no volvimos a dirigirnos la mirada, ni nos hablamos.

El sábado por la noche, mientras estaba sumida en mis pensamientos, mi teléfono vibró con un nuevo mensaje. Era de Hunter, preguntándome si podíamos encontrarnos el sábado por la tarde para continuar con nuestro proyecto. Un destello de alegría iluminó mi rostro y acepté de inmediato, la perspectiva de pasar más tiempo con él me emocionaba.

El domingo amaneció claro y tranquilo. Me dediqué a limpiar y ordenar la casa, una actividad que solía tranquilizarme. Mientras Aiden salía con Nia. Por la tarde, esperaba ansiosa la llegada de Hunter, pero recibí un mensaje suyo diciéndome que no podía venir. Sentí una punzada de desilusión en mi pecho. 

Perdí mi tiempo esperándolo, en el que pude haberlo aprovechado jugando videojuegos. Qué fastidio.

Necesitaba salir, despejar mi mente. Decidí ir a comprar un helado, un pequeño consuelo para mi. En el camino, vi a Hunter y Kally juntos. Mi corazón se contrajo al verlos, un sentimiento de celos me invadió. ¿Así que esa es la razón por la que no pudo venir? Que más da.

Los ignoré, tomo mi helado y doy una vuelta por el parque. Pensando cuál es la razón de mis sentimientos, no logro comprender por qué me siento así, celosa. No hay motivos... no los hay.

No los soporto. Cada vez que los veo juntos, mi corazón se contrae, algo dentro de mí me pide a gritos que interfiera. Pero no, yo no soy así.

 El aire fresco, los niños jugando, las parejas paseando, todo parecía tan normal y tranquilo. ''Las parejas paseando'' No puedo imaginarme dando vueltas por el parque con nadie, tal vez esté destinada a estar sola, o estoy siendo exagerada. Kally está viviendo mis momentos soñados. Que rabia.

Mientras camino, escucho una suave risa de una mujer. Volteo curiosa y miro a una linda chica, acompañada de un chico de cabello castaño, sus ojos son de un color marrón llamativo. Lo reconocí instantáneamente.

Él se detiene en seco y me mira perplejo. Nuestros ojos se encontraron y por un instante, el tiempo pareció detenerse. Sentí una mezcla de sorpresa y un extraño sentimiento de nostalgia.

Me quedé allí, con mi helado en la mano, sin saber qué decir o hacer. El encuentro con Jase había sido inesperado.

—Maki... —un susurro se escapa de sus labios.

Miro sus ojos y sonrío levemente. No puedo negar que me alegra verlo, pero no creí que este sería el momento.  

Me lo tomé con calma y me acerqué a ellos. —Hola. —hablé.

Jase muestra una sonrisa y me presenta a su amiga. Yo la saludo y vuelvo a dirigir mi atención hacia él. 

—¿Cómo estás? Hace mucho tiempo que no nos vemos. —menciona Jase. 

—Sí, ha pasado mucho. ¿Estoy bien... y tú?

—Estoy bien. ¿Por qué estás aquí sola?

—Los dejaré hablar solos, nos vemos Jase. —interrumpe la chica. 

—Solo necesitaba aire fresco. —respondí.

 —Hablemos allí. —dice, señalando una banca. 

 Ambos comenzamos a hablar, sobre las cosas que sucedieron luego de que terminamos. Hablamos de nuestras rutinas, nuestras amistades. El expreso sus sentimientos al verme, su confusión y una pizca de alegría. No me lo esperaba para nada. 

Me sentí incómoda, después de tanto tiempo, ya no es lo mismo. Tomará tiempo volver a hablar como antes, pero haré un intento. 

—Me gustaría... que volvamos a ganar nuestra confianza, ya sabes, como amigos.

—A mi también, y no le veo el porqué no.

—Me alegra verte, Mak. En serio.

Note la sinceridad en sus palabras, lo mire a los ojos y le sonreí. A decir verdad, lo extrañé... un poco.

—A mí también me alegra verte.

Me devolvió la mirada y habló por lo bajo.

—Aún conservo todos los dibujos que me hiciste.

En medio de mi sorpresa y desconcierto, Jase dio se inclinó hacia mi, su expresión cambiando de perplejidad a una mezcla de emoción y nostalgia. Sus ojos color avellana, que solían ser mi refugio en tiempos difíciles, me miraron con intensidad.

—Te he extrañado tanto. —susurró

Sin pensarlo dos veces, extendí mis brazos en él. Rodeándolo en un fuerte abrazo, lleno de calidez.

Silly LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora