Capítulo 17

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 Siento una emoción inexplicable al verlo allí. Mis mejillas se tiñen de un ligero color rosado y mis dedos aprietan el lápiz en mi mano. La sorpresa en los ojos de Hunter se transforma lentamente en una sonrisa divertida.

Zoe sonríe suavemente, su mirada se desvía hacia Hunter, que está bajando las escaleras. —Mira, Maki, ese es mi hijo del que te hablaba. —dice, su voz llena de orgullo materno.

Hunter se acerca a nosotras con una sonrisa despreocupada, su cabello mojado todavía goteando un poco. —Parece que el mundo es más pequeño de lo que pensamos, ¿eh, Mak? —Su tono es ligero, pero sus ojos reflejan una sorpresa genuina.

—Sí, parece que sí. —respondí, sonriendo nerviosamente.

—Parece que ya se conocen. —agrega Zoe.

—Sí, vamos a la misma clase. —repliqué, observando a Hunter.

La madre sonríe, satisfecha, y luego se vuelve hacia mi. —Hunter, acércate. ¿Sabías que Maki dibuja muy bien? —pregunta, señalando mi cuaderno de dibujo que está abierto sobre la mesa.

—Sí, ya he visto sus dibujos antes, aunque no los que ella quería que mirara. —dice Hunter, sarcásticamente.

¿Qué habrá querido decir con eso? Espero que no sea nada relacionado con mi carpeta.

Hunter dirige su mirada hacia el cuaderno, sus ojos se mueven lentamente sobre los dibujos. Yo me quedo mirando, mi corazón late con fuerza mientras lo observo estudiando mi trabajo.

 Parece que está buscando algo, sus ojos se estrechan un poco, pero antes de que pueda preguntarle, Hunter vuelve a su sonrisa habitual.

—¿Quieres que te cocine algo, mamá? —pregunta, cambiando de tema con facilidad.

La madre de Hunter niega con la cabeza, su mirada se desvía hacia mi. —No, gracias, corazón. Pero, ¿qué tal si le cocinas algo a Maki? Ella es nuestra invitada, después de todo.

Hunter vuelve a mirarme, otra sonrisa sarcástica se dibuja en su rostro. —Justo cuando me estaba dando sueño... —murmuró.

Zoe le da un golpecito en el brazo, reprendiéndolo suavemente. —No seas grosero, Hunter. Cocínale algo a Maki.

—No, realmente no hace falta. Estoy bien. —interrumpo, nerviosa.

—No, no, él cocinará algo para ti. —insiste, su tono es firme pero amable.

Pues ni modo, no me queda otra más que probar la comida de mi futuro esposo.

Mis mejillas se ponen aún más rojas mientras Hunter se ríe y se dirige a la cocina. Me quedo allí, deseando que la tierra me trague, mientras Zoe me tranquiliza con una risa suave. —No te preocupes, Maki. Hunter es un buen cocinero, te va a encantar lo que prepare.

Me río nerviosa, mis dedos jugueteando con el borde del cuaderno. —Estoy segura de que cocina muy bien. —murmuro, mis palabras salen apresuradas y un poco más altas de lo que me gustaría.

Ella asiente, su sonrisa es cálida y acogedora. —Oh, sí, es excelente. Verás."

Mientras continúamos dibujando, el aroma de la pasta que Hunter está cocinando comienza a llenar la habitación. Es un olor delicioso, que hace que mi estómago gruña de anticipación.

Finalmente, Zoe cierra mi cuaderno y lo aparta, dejando espacio en la mesa. —Ya está la comida —comentó.

Justo en ese momento, Hunter aparece con dos platos de pasta humeante. Los coloca en la mesa. —Aquí tienes, mamá. Dijiste que no querías, pero supuse que te arrepentirías. —menciona, su voz suena casual, pero sus ojos están llenos de expectativa.

Zoe le sonríe y empieza a comer. Hunter voltea hacia mí y mueve el otro plato a mi lado.

—Espero que lo disfrutes. —susurra. 

Él se da la vuelta y se dirige a su habitación.

Tomo un bocado de la pasta que Hunter ha preparado. Mis ojos se iluminan y no puedo evitar exclamar. —¡Esto es lo que debe sentirse estar en el cielo! —mi comentario hace que la madre se ría a carcajadas.

Ambas disfrutamos de la comida, charlando sobre el arte y el dibujo. Finalmente, la noche avanza y es hora de regresar a casa. Ayudo a Zoe a lavar los platos, me despido de ella, y le mando saludos a Hunter.

Al llegar a casa, mi madre y mi hermano estan cenando. Los saludo, les pregunto como estuvo su día y les cuento como me fue en mi primera clase de dibujo.

Hablamos unos minutos, y luego voy a mi habitación. Me cambio a mi pijama, no puedo evitar sonreír mientras me acurruco en mi cama. Mi mente comienza a divagar. 

Recuerdo la forma en que Hunter había estudiado mis dibujos, la intensidad en sus ojos mientras los observaba. Una pregunta comienza a formarse en mi mente. 

¿Hunter se habrá dado cuenta de que esa carpeta de dibujos no era de Kally? La idea me inquieta, pero no puedo evitar sonreír.

Silly LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora