Silly Love

Capítulo 22

Las palabras no salían de mi boca; estaba inmóvil. Sus hermosos ojos permanecían en los míos. ¿Cómo reacciono? ¿Qué digo? Es la primera vez que estoy tan cerca de él. Se siente extraño, como si estuviera soñando...

—¿Por qué no dices nada? ¿Quieres que me disculpe por lo que le dije a Jase? —él preguntó. Estaba tan cerca que podía sentir su aliento sobre mis labios.

No podía negar que eso era lo que realmente quería, que se disculpara. Nerviosa, abrí la boca para responder, pero antes de que pudiera decir algo, una voz familiar nos interrumpió.

—¡Maki, Hunter! —llamó Nia, acercándose a nosotros, junto a Jase y Aiden.

Me alejé rápidamente de Hunter, su sonrisa burlona seguía intacta. Me quedé allí, mi rostro estaba ardiendo de vergüenza y confusión. 

—¿Qué estaban haciendo? —preguntó Nia, con un tono juguetón en su voz.

—Solo estábamos hablando. —respondí, con una risa nerviosa.

—Aja, no te creo nada. —murmuró— ¿Y si vamos a por un helado? —agregó.

Ambos asentimos y caminamos junto a ellos. Jase se ve extrañamente cómodo con Aiden, como si se llevaran bien por arte de magia. Eso no me molestaba en absoluto; al contrario, me alegró. Eso significaba que no habría más momentos incómodos. Pero cuando llegue a casa tendré que disculparme con Jase. Al principio seguramente la pasó mal, es entendible si eso es así. No recuerdo muy bien lo que sucedió entre ellos, pero me alegra que ya lo estén olvidando.

Nos detuvimos en el puesto de helados. Hunter y yo compramos el de vainilla. Casualmente, tenemos los mismos gustos favoritos de helado. Jase pidió de chocolate, Nia de limón y Aiden no pidió nada. A él no le gustan mucho las cosas dulces, desde pequeño las detestaba. Muy raro de su parte, pero soportable.

Tomé el dinero que sobró de mi helado y se lo di a mi hermano, para que pudiera comprarse algo salado. Él me agradece y lo acompañamos. Charlamos una hora más, luego nos separamos y volvemos a casa.

La tensión entre Jase y Aiden en el parque duró tan poco tiempo. Realmente espero que puedan ser amigos, no quiero que Jase se sienta mal o intimidado. Después de todo, le sigo guardando cariño. Aunque no estoy segura de si él quería salir a solas conmigo... O si él también estaba de acuerdo en salir con el resto.

Entro a mi habitación, dejo mi bolso en la cama y me dirijo al baño para darme una ducha. Salí, me cambié y me acosté en mi cama. Mi corazón latía con fuerza, mientras recordaba lo cerca que estuve de Hunter. ¿Acaso él sentirá lo mismo que yo? ¿Soy la única que siente esta conexión?

De alguna forma sus ojos siempre logran engancharme, no puedo resistirme. ¿Él solo estará jugando conmigo? ¿Realmente habrá algo entre nosotros? Creo que tendré que esforzarme más, o esperar a que él dé el primer paso.

Una sonrisa se dibujó en mi rostro al pensar en él. Olvidé hablar con Jase y pedirle disculpas por lo sucedido. Tomé mi celular que estaba en silencio, y le envié un mensaje. Esperando a que me conteste, vi en mi chat un mensaje de Hunter. "Mañana a las 7 iré a tu casa para terminar el proyecto"

 ¡Qué amable! Ni siquiera me puso un ''Hola, buenas noches.'' No tiene respeto. Además, ¿quién dijo que puede venir a mi casa a esa hora? No me preguntó, pero eso no importa. Porque claramente lo recibiré con cariño.

Jase me respondió y miré nuevamente el celular. ''No hay problema, aún así la pasé muy bien. Tu hermano y yo hemos arreglado las cosas. Y además de eso pude verte otra vez.'' Yo sonreí sin pensarlo dos veces. Correspondí su mensaje y cerré mis ojos para dormir.

Ya en la escuela, saludé a Nia y a Hunter con la mano, pero él me saludó con un beso en la mejilla. Es la segunda vez que sus labios tocan suavemente mi piel. Se siente muy bien. Como si estuviera dentro de un sueño, un sueño ridículo.

Me limité a sonrojarme y a sonreír como tonta. Entramos a clases y me siento en mi lugar de siempre. Hunter se sienta detrás de mí y se coloca sus audífonos. Ivy está frente a mí y voltea para saludarme.

—Veo que te pusiste al día con la escuela. —mencione. Una sonrisa se formó en mis labios al notar la carpeta llena de ivy.

—Sí, Hunter me estuvo ayudando. —respondió. 

—¿Hunter? —alcé una ceja y la miré con curiosidad.

—Él me estuvo ayudando con todos los trabajos en mi casa. —sonríe de oreja a oreja—. Es un gran amigo.

¿Amigo? ¿Desde cuándo? ¿Gran? No puedo explicar el porqué sentí una punzada de celos, a pesar de que no significa nada. Simplemente, me hago ideas tontas en la cabeza. Lo que sea que se me cruce en mi mente es imposible. ¿Hunter e Ivy? ¡Nah! ¿Por qué me pongo así? Solo dijo que son amigos.

Le devolví la sonrisa. Las clases fueron aburridas, como de costumbre. Terminaron y volví a casa con Aiden. Dejé mis cosas en el lugar de siempre. Almorcé con Aiden, luego me puse a limpiar y ordenar la casa. Cuando el reloj marcó las siete, el timbre sonó. corrí a abrir la puerta y allí estaba Hunter, con su sonrisa característica.

—Hola, Maki. —saludó, su voz era suave y amigable. Me sonroje ligeramente al escuchar mi nombre en sus labios.

—Hola, Hunter. Pasa. —respondí, haciendo un gesto para que entrara.

Una vez dentro, Fuimos a la mesa del comedor donde yo había preparado todo para trabajar en el proyecto. Hunter se quitó la chaqueta y se sentó, desplegando los papeles de su carpeta sobre la mesa.

Me senté frente a él, nuestros ojos se encontraron por varios segundos y dejé escapar una sonrisa tímida. En medio del trabajo, Hunter rompió el silencio.

—Maki, ¿sabes sobre la fiesta que estamos organizando para la clase? —preguntó, su tono casual. Levanté la vista, sorprendida.

—No, no sabía. —respondí, mi curiosidad despertó.

¿Una fiesta? ¿Organizada por él? Por supuesto que iré.

Hunter me explicó sobre la fiesta, su rostro se iluminó mientras hablaba. No pude evitar sonreír al ver su entusiasmo. 

Él dijo que será simple y que después de esta fiesta, vienen muchas más. Nuestro último año estará repleto de estas fistas. Ya que es un comienzo, aunque estemos a pocos meses de finalizar el año. 

—Cuenta conmigo, iré. —prometí, mi voz estaba llena de emoción. La sonrisa de Hunter se ensanchó aún más.

 —Genial, te esperaré allí. —dijo, su tono lleno de anticipación. Volvimos a nuestro trabajo, pero el ambiente se había vuelto más ligero. La tarde pasó volando y, antes de que nos diéramos cuenta, habíamos terminado el proyecto.