POV Normal
[2 meses después...]
Eran las 9:37 PM, el castaño se encontraba mirando hacia la ventana que daba a la calle. Miraba como las personas pasaban con prisa, otras pedían un taxi, otras se quedaban en mitad de la banqueta iara contestar una llamada... Todos tenían una vida normal y tranquila. Menos él.
El castaño se comenzaba a aburrir de manera extrema al ya estar completamente recuperado, pero a pesar de eso, todavía no le tenían permitido salir. Ni siquiera lo dejaban salir a explorar más allá de su pasillo. La razón de ello era más que evidente...
Unos leves toques en la puerta de su habitación lo hizo girar la cabeza con rapidez. —¿Si?— contestó suavemente, acercándose a la puerta.
La puerta comenzó a abrirse, dejando ver como la cabeza de la peliblanca se asomaba. — Hola, hola, Freddy.— saludó alegre mientras entraba por completo a la habitación, siendo seguida por el de cabello rubio cenizo.
—¡Meg! ¡Gold! ¡Ya llegaron!— gritó alegre el muchacho al mismo tiempo que este bajaba de su camilla para ir corriendo a abrazar a la de pelo blanco. — ¡Oh, gracias al cielo llegaron! Estaba comenzando a aburrirme como no tienen idea.
La joven al sentir unos delgados brazos envolverla, devolvió el abrazo con fuerza, estrujando contra ella el cuerpecito de Freddy.
La mujer al estar contra el cuello del menor, inhaló el aroma que este desprendía: Medicamento con un toque de chocolate, a lo que esta arrugó la nariz y lo miró de manera acusatoria menor.— ¿Estuviste comiendo chocolate, no es así?
—¡Shhhhht!— el menor puso ambas manos en la boca de la adulta, haciéndola callar al instante.— ¿No sabes que el chocolate es como una droga aquí? La doctora me mataría si sabe que rompí la dieta otra vez.— explicó este mirando nervioso la puerta, temiendo que la mujer que hacía sus chequeos semanales apareciera de repente, provocando una carcajada por parte de Williams.Una mano en la cabellera castaña de Freddy lo hizo alzar su rostro para así encontrarse con la grisácea mirada de Gold. — Hola, mocoso.— saludó el rubio cenizo, ignorando la conversación que mantenían Meg y Freddy.— ¿Como te ha estado yendo en terapia?— preguntó con curiosidad el mayor, pasando a la habitación con total confianza, sentándose en la camilla del de ojos azules.
Era rutina que Gold le preguntara por la terapia, entonces el de ojos azules ya no lo tomaba a mal ni lo veía como un ataque hacia su persona, sino que entendía que el mayor se preocupaba por él y deseaba verlo bien física y emocionalmente.
Freddy sonrió con cariño. — Bastante bien, a decir verdad. Estuve hablando de muchos temas sensibles y...
—Has...— la voz del rubio interrumpió a Freddy.— ¿Has hablado de... él?— preguntó con suavidad y con una nota de duda en su voz. Megan miró a Freddy para observar su reacción, que fue la misma de siempre: neutral.El castaño abrió y cerró la boca varias veces. Su sonrisa decayó un poco.— No. Todavía no.— contestó este honestamente.— Me pone la piel de gallina el saber que... sigue aquí.
—Sí, pero no podrá hacerte daño.— aseguró la peliblanca poniendo su mano en el hombro ajeno. — Sabes que no puede hacerlo. Esta en un estado casi vegetativo.— complementó su argumento la adulta joven al mismo tiempo que apretaba más su agarre.—Sí, lo se, pero también escuché a los doctores hablando en el pasillo...— los ex-policías alzaron sus cejas, y la atención de ambos cayó como dos rocas sobre el castaño.— Dijeron que... que había comenzado a moverse entre sueños.— dijo temeroso, alzando sus manos para así abrazarse a sí mismo. — ¿Y si... y si despierta?
—No.— le cortó Gold, haciendo al menor agachar la cabeza. Sabía que el que había guardado mayor rencor era Gold debido a la muerte de Golden, ya no era una sorpresa que reaccionara mal cada que se hablaba de la posibilidad de que Freddy muriera gracias a Fred.— No te va a tocar ni un solo pelo, te lo aseguro.— contestó este con seguridad, endureciendo su mirada.