El aire vibra con la fuerza de la destrucción.
Todo lo que James puede escuchar, es la lluvia cayendo en cascada, formando charcos alrededor de sus pies y la magia destrozando cortezas, levantando el barro en explosiones húmedas y el sonido de cuerpos cayendo. La túnica empapada se adhiere a su piel, sus botas chapotean en el barro al deslizarse entre los árboles, alternando entre devolver los hechizos y mantenerse a cubierto, mientras los rayos de luz vuelan de un lado a otro a través del bosque. Su visión ya limitada sin sus gafas detrás de la máscara, en medio de la oscuridad, el agua y los vapores, se convierte en un gran, gran problema.
Un rayo azul roza su oreja al apretarse contra un tronco. El aliento entrecortado por la adrenalina golpea el interior del metal cubriendo su boca al mirar sobre su hombro cuando los pesados pasos rodean la arbolada. Un hombre robusto y alto se acerca lentamente por su derecha. James aguarda, en silencio; chapoteos de botas y jadeos de sorpresa se escuchan cuando abandona su refugio, con la luz roja emergiendo de su varita estrellándose en el pecho del hombre, haciéndolo tambalear y caer hacia atrás sobre raíces sobresaliendo del fango. Su rostro de ojos vacíos, girado hacia el cielo.
Hay más pasos acercándose a sus espaldas. El ritmo de las pisadas cojas resultan enfermizamente familiares. Dedos pálidos se enganchan en su hombro, las uñas mordiendo la tela húmeda al tirar de James hacia atrás en un movimiento brutal.
—¡Dumbledore acaba de llegar, tenemos que salir de aquí! —ladra una voz que reconoce como la de Lucius, empujando a James de vuelta contra el tronco—. ¡Es una maldita emboscada!
El sonido que sale de la garganta de James es casi animal, oscilando entre un gruñido y una burla. Sin embargo, el movimiento de su mano es rápido; la punta de su varita se presiona en la garganta de Lucius, justo sobre su punto de pulso.
—Adelante, continúa gritando, creo que aún no te han escuchado en el otro extremo del bosque —sisea James, el filo bailando en su tono—. Baja la voz y escúchame por una jodida vez en tu vida, Malfoy. Sé bien lo que ocurre, hay barreras anti-aparición que deben cubrir al menos un kilómetro de distancia. Nadie entra ni sale, ¿entiendes eso?
—Nos están cazando, Potter. El Lord no...
Malfoy se queda en silencio, su mirada escanea la oscuridad con cautela. Ojos gris apagado, rápidos y paranoicos. La atmosfera cambia, James también puede sentirlo, la descarga de poder vibrando a través de sus huesos, es abrumadora. Su cuerpo se tensa dolorosamente, obligándolo a contener la respiración y abalanzarse sobre Lucius, apartándolos justo a tiempo del camino de la explosión, destrozando la línea de árboles donde se encontraban ocultos.
James siente el dolor serpentear en cada fibra de su ser. Destellos fugaces de agonía provocados por el impacto sumados al calor abrazador y el aroma de carne quemada.
Bosque destrozado, explosiones, silbidos y calor.
Fuego.
Cuatro sombras de diferentes tamaños y formas se alzan detrás de las lenguas naranja intenso y el chisporroteo agudo de las llamas. Un chillido suena debajo de James, como un animal moribundo, pero sabe que es Lucius, quien se lamenta por la gruesa rama filosa atravesando su pecho y el hombro de James, empalándolos juntos.
—¡Ahí hay dos más! —grita una voz ronca y profunda cortando el aire a través de la tormenta.
El cielo se ilumina con la luz blanca eléctrica de un rayo rasgando entre las nubes. Su boca pesa con el sabor de la sangre y madera quemada. James actúa por instinto, rompe la rama por la mitad para liberarse de Malfoy, apoyándose sobre sus rodillas, con sus manos aferrándose al extremo astillado de la rama. Aprieta la mandíbula y comienza a tirar con fuerza hacia afuera, alentado por la adrenalina corriendo en su sangre. Su grito se pierde en el rugido del caos; la madera cede, arrancándose de su hombro con un sonido húmedo y nauseabundo, la sangre deslizándose entre sus dedos son ríos carmesí mezclándose con la lluvia. Malfoy croa de dolor, tendido sobre su espalda en un charco de lodo, sangre y cenizas. La capucha de James cae hacia atrás con la fuerza de su respiración agitada, descubriendo su cabeza y pegando el cabello a su frente sobre la máscara bronce con el agua empapándolo.
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THE BLACK SUN: The love and the art of darkness
Fiksi PenggemarJames Potter haría cualquier cosa por Sirius y Regulus. Cualquier cosa con tal de mantenerlos a salvo de la guerra, de los Black y de ellos mismos. Cualquier cosa por amor. Incluso convertirse en mortífago y heredero de la casa mágica más influyente...