Capítulo 9

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Himiko

Bien, pensaba que las discusiones entre integrantes de bandas tardaban mucho más de lo que aparentaban, pero no fue así, esa noche al volver al hotel con las chicas tuvimos una fuerte discusión, ellas no tenían idea de que nos iríamos de la ciudad y les molestó que no les hayamos dicho con Nemuri, pero ¡No era mi intención! Lo dije para salir de la situación y aceptaba que me había equivocado, de hecho, solamente yo era la que quería salir de la ciudad, así que no era necesario que ellas me acompañaran, iba de visita solamente y por el momento me quedaría en casa de mis padres, aunque ellos no estuvieran, podía ocuparla por lo menos para ir a dormir.

-Déjanos ir contigo, Himiko -Hagakure después de toda nuestra pelea insistía en ir- si te pasa algo y nosotras no estamos, no quiero pensar en lo siguiente.

-Voy a estar bien, Toru -sonreí- tampoco es que vaya a estar sola, mis amigos que viven allá también me cuidan. No quiero quitarles la oportunidad de conocer a esas chicas con las que se llevaron tan bien, no es justo.

-Bien, pero llámanos cualquier cosa -dijo Jirou de la nada- y también llámanos para contarnos que tal todo por allá.

-Lo haré, Kyouka.

Esa misma noche viajé, era ya de madrugada, Nemuri había conseguido aquellos boletos más rápido de lo que pensé, durante el viaje hablé con Todoroki para que fuese por mí, él no tuvo problema así que solo me tocó esperar.

Cuando llegué no tardé en ver aquellas mechas mal teñidas de negro de Todoroki, su rostro se iluminó al verme así que corrió hacia mí y me levantó en el aire.

-¡No te creo, volviste! -él no solía sonreír tanto, pero esta vez no podías borrar aquella expresión tan bonita que tenía - estoy tan feliz de verte, Himiko.

-No me fui por tanto tiempo, Touya -reí un poco y dejé un beso en su mejilla una vez me dejó en el suelo- pero también me alegra verte.

El camino hasta casa fue bastante animado, Todoroki me puso al tanto de varias cosas en unos pocos minutos, le había avisado a los demás chicos por lo que no faltaron las llamadas en ese corto momento.

Cuando me dejó en casa no pude evitar que la sensación de vacío me llenara el cuerpo, me recibieron algunos sirvientes que mantenían aquella enorme casona, sirvientes que me conocían desde que nací prácticamente. Uno de ellos tomó mis cosas y me encaminé hasta mi habitación, solo quería dormir, ya vendría la bienvenida de ellos después.

***

-Señorita Himiko, es un gusto tenerla aquí otra vez -la mucama más joven me llevó el desayuno. 

-Sabes que no me gusta tanta formalidad -le sonreí- solo dime Mimi, así como los demás.

Ella asintió, era una chica nueva que estaba trabajando allí, mis padres hace poco la habían contratado, querían que alguien de mi edad pudiese mantener mi habitación y organizar mis cosas.

Después de aquel delicioso desayuno, empecé mi día poniéndome al corriente con la casa, estaba todo en orden como siempre, sabía bastante bien que no me tenía que preocupar por ello. Apenas tuve la oportunidad, salí de casa con dirección a ver a la señora, era lo único que me importaba de estas mini vacaciones.

Decir que morir por asfixia sería poco en cómo me recibió aquella señora ¡Daba los abrazos más apretados! Deberían catalogar eso como una forma de muerte ¿Tierna? No sé, pero sentía que moría entre sus brazos, estaba realmente feliz.

-Mimi, qué bueno es verte por aquí-me sonrió mientras me guiaba a su sala de estar- ha pasado un tiempo.

-Te extrañaba mucho, Nana -cuando pequeña le había colocado un apodo, creía que era el mejor de todos, y ahora lo veía tan simple pero con tanto significado- necesitaba venir.

¡Oye, chica!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora