Capítulo 11

164 21 8
                                    

Himiko

Esta situación había sido totalmente diferente a las demás ¡Estaba en la misma habitación que ella! ¡Podíamos hablar con normalidad! La verdad es que conocer a estas dos chicas había sido fantástico, la había pasado muy bien en nuestra primera noche de películas, nos reímos mucho y también nos asustamos, hicimos una mezcla de todo. Mi sorpresa todavía era grande al haber tenido esa conversación con Uraraka, pensaba que todavía me odiaba, era bueno saber que las cosas estaban resueltas.

-Toga -la pelirrosa me llamó- ¿Almuerzas con nosotras?

-No lo sé, Ashido, no quiero ser una molestia.

-Ya deja de decirme así -ella hizo un puchero- te dije que me llamaras Mina, somos amigas ¿No?

¿Amigas? Lo quedé pensando un momento y pude sentir como mi mirada se iluminaba con eso, asentí con energía poniendo mis manos frente a mi pecho en dos puños.

-Sí, lo somos, Mina, Yaomomo -sonreí mirando a la pelinegra que aplaudía ligeramente- muchas gracias.

-Entonces ¡Quédate a almorzar! -dijo Yaomomo con una sonrisa radiante- la hemos pasado muy bien.

-A Ochako no le molesta, no te preocupes -soltó Mina de forma burlesca provocando a la castaña.

-Déjate de juegos -ella apartó su mirada mientras empezaba a caminar hacia las habitaciones- pero, deberías quedarte, estrellita.

Cerró la puerta de su habitación dejándome con un leve puchero, no me gustaba aquel apodo porque sentía que lo decía de una forma burlesca en mala onda, pero no le daría vueltas al asunto, me dedicaría a ayudar a las chicas a cocinar. Para mi sorpresa Yaomomo resultó ser una gran chefcita, y Mina hizo unas limonadas más que maravillosas, con toda esa destreza mi poca habilidad en la cocina era casi humillante.

Preparamos una gran cantidad de comida, tanto carne como salteados de verduras y un poco de ensalada, la castaña no se había aparecido en todo ese momento, solo llegó cuando ya estaba todo listo y voluntariamente habló para decir que ella lavaría todo al final. Me parecía justo.

Cuando nos sentamos a comer empezamos a hablar sobre cualquier cosa, Mina le contaba a Uraraka que habíamos visto películas hasta muy tarde y nadie se acordaba del momento en que nos quedamos dormidas, la castaña parecía bastante feliz pero tenía una expresión algo extraña, después de nuestra conversación había cambiado totalmente su actitud, algo me decía que al quedarse sola con las demás las regañaría o algo así. No podía evitar sentirme culpable por provocar problemas entre ellas.

-¿Qué piensas? -dijo Yaomomo de repente capturando mi atención.

-No es nada -moví mi cabeza sacando esos pensamientos, luego sonreí- solo pensaba que debería dejar que me llamen por mi nombre, después de todo somos amigas.

La pelirrosa chilló de emoción, algo habíamos hablado cuando fuimos por helado, mi familia tenía aquella costumbre de tratar a todos con muchísimo respeto, mi madre al ser alguien tan importante en la industria de la música, siempre me enseñó eso, además cuando era pequeña había algunas veces que la acompañaba a presentaciones o eventos de premiaciones, ahí era donde más repetía que tenía que ser educada, calmada, callada y bonita para los demás, por lo que hasta con personas de mi edad o incluso menores los trataba con mucha formalidad, algo que a veces les molestaba y que nunca me dijeron. Creo que esa fue una de las razones por la cual no tenía tantos amigos cuando pequeña, ya creciendo pude conocer a más gente y las cosas se volvieron diferentes, por eso estaba feliz de que ellas me incluyeran en su vida.

-¡Genial! -dijo Mina con una sonrisa- me alegra, Himiko, eso quiere decir que confías en nosotras, me siento bien sabiendo eso.

-Yo también -dijo Yaomomo con una bella sonrisa- la confianza es algo muy valioso.

¡Oye, chica!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora