Capítulo 10

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Ochako

No había sensación más reponedora que estar en casa, les había dicho a las chicas que estaría fuera por un par de días y lo aproveché para ir a ver a mamá, hace ya un tiempo que había dejado de responder las cartas que me enviaba entonces quería ponerme al corriente con ella en persona.

Cuando llegué era obvio que se emocionaría, hace un tiempo que estamos separadas, pero sin perder el contacto y se notó en cada abrazo que nos dimos cuanto nos extrañábamos. Hablamos hasta cansarnos, cada una con una tacita de té en el patio de la casa, la veía mucho mejor y más sonriente que antes, eso de verdad me dejaba tranquila, a pesar del tiempo que había pasado, la ausencia de papá se sentía todavía.

-Katsuki te enviaba muchos cariños -le dije al recordar aquello sobre nuestra conversación- sabes cuánto te quiere ese esperpento, pero alguien debía quedarse en el Dojo.

-Es tan lindo -ella sonreía- hace un tiempo que no sé nada de él y Camie, espero que en tu próxima visita vengan todos.

-Sigo pensando ¿Por qué te agrada tanto? -reí- si es tan cascarrabias y gritón.

-Pero te cuida mucho, Ochako, y eso lo valoro demasiado.

Sonreí dándole otro sorbo a mi té, eso era cierto, Kats siempre se había preocupado de mí, por algo éramos mejores amigos pero no nos tenemos mucha paciencia, la convivencia al principio fue un verdadero desastre, pero lo hemos ido superando de a poco.

Nuestro día siguió con normalidad, pero notaba como ambas habíamos evitado hablar sobre nosotras, como nos sentíamos después de todo este tiempo y más, era algo raro, ella siempre me preguntaba qué tal iban las cosas conmigo, pero esta vez lo había estado evitando ¿Seré muy obvia?

Nos pusimos a preparar la cena cuando empezó a anochecer, colocamos un programa de televisión para que hiciera ruido mientras cocinábamos, entre medio igual íbamos hablando pero lo seguía sintiendo extraño. Al estar lista la cena y poder sentarnos a comer, no desaproveché la oportunidad.

-¿Estás bien?

Mi pregunta resonó sin una respuesta inmediata, solo podía escuchar el programa de fondo.

-No sé -ella sonrió con una notable tristeza- supongo que te extrañaba un montón y me pone triste saber que pronto tendrás que irte.

Hice un puchero al escuchar eso, mi corazón de verdad que dolía.

-Pero es algo que no puedo cambiar y está bien así -soltó con una expresión distinta, no tenía pizca de tristeza en ella- tú tienes tu vida y me alegra mucho que las cosas en el Dojo estén yendo bien.

-Ha sido duro pero hacemos lo que podemos, a ver si puedo invitarte a alguna demostración en algún momento -sonreí tomando su mano.

-Me parece una excelente idea -ella al fin sonrió.

Comimos nuestra cena con una conversación agradable de fondo, el mal momento se había desvanecido así que aprovechamos de cambiar el tema. Al terminar me ofrecí para lavar los platos y ella se fue al sofá para cambiar la televisión, aquel programa solo daba noticias de farándula y demás, algo que no me interesaba, pero cuando salió una canción que reconocí al instante, puse toda mi atención en ella.

-No la cambies -le dije a mi mamá, ella me miró algo dudosa ya que dejé de hacer mis cosas y me senté a su lado.

Era un pequeño reportaje sobre la banda de la rubia, pasaban algunos videos de presentaciones y hablaban de su corta pero ascendente trayectoria, algo para dar a conocer a la banda además de las canciones que tenían, el álbum más reciente y demás. Suspiré molesta, hasta en estas situaciones esta chica no me dejaba en paz.

¡Oye, chica!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora