Capítulo 13

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Himiko

Siento que desde hace mucho tiempo que no dormía tan bien, cuando la luz de mi habitación empezó a molestarme no me sentí cansada para nada, solo que me pareció raro al moverme y sentir unos brazos que descansaban sobre mi estómago, estábamos en ¿Cucharita? Ahí fue cuando recordé lo de anoche ¡Habíamos dormido juntas! me sonrojé en demasía, ella parecía no tener intenciones de soltarme todavía. Me giré para quedar frente a frente, su rostro tan pacífico al dormir me daba tranquilidad, su nariz como conejo era adorable y su cabello desordenado me hacía quererla todavía más. ¿Quererla? pero, todavía no habíamos aclarado eso entre nosotras.

-¿Ochako? -susurré pero ella no respondió, su respiración armónica me decía que todavía dormía- me gustas un montón.

Me acurruqué en sus brazos con una sonrisa mientras ella seguía durmiendo, pero el sonido de mi teléfono me dio un susto que me dejó en el techo, lo tomé lo más rápido que pude para no despertarla.

-¿Nemuri? -la pantalla del aparato tenía su nombre, ella nunca me llama a menos que sea algo urgente- no es usual que me llames tan temprano.

-No es mi intención molestarte, Himiko -dijo, su voz tenía un extraño tono de preocupación- seré breve e iré al grano, necesitas volver a la ciudad.

-¿Qué? ¿Por qué? Se supone que no volvería dentro de unos días todavía.

-Tenemos que terminar las grabaciones de algunas canciones y se corrió el rumor de que estás descansando en la ciudad de Shirakawa go, no me extraña que tengas a la prensa frente a tu casa.

Lo pensé un minuto, eso no podía ser cierto, la gente aquí me había hecho pasar desapercibida y no había pasado nada malo. Una idea horrible se cruzó por mi mente, ¿Habrán sido ellas? los chicos jamás han dicho una palabra pero ¿Qué pasa con ellas?

Unos pasos apresurados llegaron hasta la puerta de mi habitación, la chica nueva no tardó en abrir y hacer una reverencia al percatarse de la escena, con algo de dificultad me levanté y dejé a la castaña en la cama.

-Melissa, ¿Qué ocurre? -pregunté todavía en la llamada con Nemuri.

-Señorita Mimi, lo siento por interrumpir -habló atropelladamente- pero la televisión y toda la prensa se encuentra aquí, pensé que venían por algo de sus padres, pero la buscan a usted.

-Te lo dije -escuché por la línea.

-No molestes -con ligero enojo corté la llamada, pasé las manos por mi rostro frustrada- ¿Hace cuánto llegaron?

-Están desde temprano, los chicos que arreglan el jardín no han podido salir a hacer sus rondas porque los invaden a preguntas.

-Esto es tan molesto -suspiré- no respondan nada, saldré de aquí por la parte de atrás, iré a casa de Nana.

Ella asintió y se retiró, cerré la puerta esta vez con seguro intentando pensar en cómo salir sin hacer mucho escándalo y lo más sigilosa posible. Volví a la cama, la castaña estaba empezando a despertar.

-Oye, chica -sonreí- quizás no es la mejor manera de despertarte, pero tenemos que irnos, y rápido.

-Solo 5 minutos más -con una destreza increíble me atrapó entre sus brazos y me tumbó otra vez para acomodarse en mi pecho.

-¡E-es en serio! -chillé sonrojada- no creo que quieras que te entrevisten y salgas en las noticias.

Eso la despertó en su totalidad, me miró alarmada y se veía bastante graciosa con su cabello desordenado, ambas empezamos a vestirnos lo más rápido que pudimos, ella no decía nada, podía sentir el pánico solo con verla, esto era normal para mí, pero era una experiencia totalmente distinta para ella.

¡Oye, chica!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora