Capítulo Quince: Final, parte II

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(recomiendo leer el capítulo con la canción, Love Of My life, Harry Styles).

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—Yi Kyeong está muy herida...—digo, tratando de llamar su atención—, Podría morir. Ven conmigo.

Oigo pasos a mis espaldas, me doy la vuelta y la veo, viéndome como si aún fuera una niña

—¿Que significa "morir"?

—Significa "Despedirse". No podrás volver a verla.

—Me parece bien—dijo, su tono de voz frío como el hielo—, No sabes nada. Mamá me odia. Yo quería que desapareciera. Así que no iré.—dijo decidida.

—Tú eres la que no sabe nada. Puede que estés bien ahora... Pero con el tiempo te arrepentirás.

—Puedo sentir lo que ella siente... Y no arrepiente de haberte apuntado con un arma—dice—, No se arrepiente de haber querido asesinarte.

Recordé el momento en que me apuntó con el arma, el miedo y la traición que sentí en ese instante. Pero a pesar de todo, no podía culparla por sus acciones. Sabía que ella ya no me veía de la misma manera, que la confianza y el vínculo que una vez compartimos se habían desvanecido.

—Vamos.

—¿No quieres que ella muera?

—No...

—Entonces no la dejes morir.

—Ojalá pudiera... Pero no hay forma.

—¿Qué tengo que hacer?

—No tienes que hacer nada...—me tomo un momento para respirar—. Solo... quédate a su lado.

Siento sus ojos sobre mi, después su mano se aferra a la mía y comenzamos a caminar juntos.

—¿Quieres protegerla?—me mira—. A esa chica... ¿Quieres protegerla, aún así si ya no te quiere?

Sentí como si el mundo se detuviera a mi alrededor al escuchar sus palabras. Su mirada penetrante me atravesaba, mientras su mano se aferraba a la mía, como si buscara transmitirme algo más que palabras.

El corazón me latía con fuerza en el pecho, mientras luchaba por procesar lo que acababa de oír. Un nudo se formó en mi garganta, y sentí un hormigueo incómodo en mis ojos. Intenté hablar, pero las palabras se negaban a salir, atrapadas en un mar de emociones contradictorias.

Cuando finalmente logré articular una respuesta, sentí que las palabras salían con más peso del que hubiera deseado.

—Sí... quiero protegerla—, murmuré con sinceridad, aunque cada sílaba parecía resonar con una carga emocional que apenas podía contener.

—Te mentí. No está enojada contigo... Solo está, confundida—la miré—, Mamá me explicó sobre ese sentimiento. La confusión. Cuando no sabes si te gusta más el color ojo o el verde, por ejemplo.

El peso de la confesión que me dió me hizo pensar, ¿Cómo podía protegerla de algo que ni siquiera entendía por completo? Aunque mi mente estaba llena de dudas, mi determinación de cuidarla y apoyarla permanecía inquebrantable, incluso si eso significaba protegerla de mí mismo.

¿___ no estaba enojada, solo confundida? ¿Todo este tiempo había malinterpretado sus acciones y sus palabras?...

Estaba seguro de algo... No me permitiré dejarla, jamás. Incluso si me odia, incluso si está confundida, no la abandonaré otra vez.
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The last sweet home (Segunda temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora