episodio 2: confusión

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La cabeza de Martin se sentía pesada al despertar, como si una fuerza externa ejerciera presión sobre esta.
Culparía al alcohol por ello, y también por la tardía hora a la que se había despertado: 13pm

Se levanta a duras penas, arrastrándose por el piso como una mosca atrapada en una telaraña y emitiendo ligeros quejidos.

– Ay qué dramático, Marts – habló la pelirroja que lo miraba desde el sofá. Aún así, no tardó más de cinco segundos en levantarse a buscar un ibuprofeno para su amigo.

– Gracias Rusli – tragó la pastilla, sentándose en una de las sillas de la cocina. Agradecía mucho el apoyo constante de su amiga, y no tenía ningún problema en recordárselo siempre que tenía ocasión– ¿Pasó ayer algo interesante?

– Bueno, ¿no te resulta raro que Kiki no esté aquí? – Es entonces cuando el vasco repara en la ausencia de su amiga, frunciendo el ceño. Abre la boca sorprendido cuando asimila lo que le dice la ucraniana.

– No me lo puedo creer, ¿ha dormido con Violeta? – su amiga asiente en respuesta, arrancándole una sonrisa de orgullo.

– Sí, y Omar se fue hará unos 20 minutos, así que eres el único que no ha triunfado esta noche – dice sacándole la lengua.

Por un momento Martin se plantea si contarle lo de Juanjo a su amiga, aunque no había mucho que contar. Sí, le parecía muy mono, pero no había pasado absolutamente nada. Y algo en el fondo le decía que se lo guardase para él, que no lo verbalizara o se gafaría la situación.

– Por esta vez has ganado – dice alzando las cejas – Pero eres una tramposa, con novio cualquiera

– A llorar a la llorería, Martin Urrutia

El día pasa tranquilo, con ambos amigos viendo la película "Rompe Ralph", la favorita del chico. En algún punto de la tarde llega Chiara, que les cuenta emocionada todo lo que había pasado con Violeta.
Y como pasa el sábado, también el domingo. Es extraño como los días libres pasan en lo que parecen pocas horas y los días lectivos se hacen eternos.
Pero hay algo que no escasea ese fin de semana en la mente de Martin: Juanjo Bona.

El aragonés ha sido el centro de sus pensamientos estos días, y ha repetido tantas veces en su cabeza la conversación que compartieron que teme haberla modificado. No podía gustarle, ¡si sólo se habían visto dos veces!

Chiara y Ruslana le habían llamado la atención varias veces diciendo que estaba "en babia", y él se había excusado diciendo que el martes tenía un examen de Historia de la Filosofía (lo cual no era mentira) que le preocupaba en demasía.

Fue el lunes al entrar en la clase de Física General en vez de a Interpretación cuando decidió centrarse de una vez.

– Perdón, perdón, yo... – mira al señor parado delante de la pizarra, que le devuelve la mirada con cara de pocos amigos. No hace falta nada más para que el vasco decida salir de aquel aula– Adiós.

Decir que pasó vergüenza fue poco, seguramente no volvería a pisar la planta de ingeniería en su vida. Pero al menos le había espabilado para el resto del día.

JUANJO

Bebo mi café desganado debido al sueño. Había pasado un fin de semana horrible, y no sin motivo. Cada vez que conseguía descansar, esos ojos se me aparecían. Que su mirada me persiguiera despierto era una putada, pero que también soñara con ella me estaba superando.

Cientos de veces había repetido en mi mente su expresión de sorpresa al responder al sutil coqueteo: sus mejillas coloreándose, sin despegar esos ojos de mí.

Si fuera una chica, no me lo habría pensado dos veces. Le habría besado en ese mismo instante. Pero no lo era, no. Era un chico. Y pensar esas cosas me confundía, estaba mal...

vinilos - juantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora