Aquel beso se siente como un apósito en el alma para ambos. La certeza de que sus sentimientos eran correspondidos al mismo nivel, que no era una carga ni una vergüenza, para Martin. El amor y el perdón del vasco, y la libertad de poder decir a quién ama sin miedo, para Juanjo. Está cargado de amor, del sufrimiento transformado en alivio, de pasión.
Cuando la espalda del bohemio choca contra la puerta provocando que esta se abra, arrastra con ella a dos chicas anteriormente pegadas a la puerta para poder escuchar la conversación.
Ambos se giran asustados al ver a Chiara caer al suelo derribando a su paso a Ruslana. Ahora se encuentran tiradas en el piso como dos sardinas enlatadas y siendo observados por los dos chicos. Las risas de las dos se hacen presentes al instante, llenando el momento incómodo. Sin embargo, un pensamiento intrusivo cruza por la mente del vasco, que se gira para ver la reacción del maño. El miedo de que le hubiera sentado mal se esfuma al verlo riendo junto a ellas.
– Sois unas cabronas – dice el mayor, a la par que rodea la cintura del vasco, provocando fuegos artificiales en él– Que os gusta más un buen chisme.
– Oye señorito, que todavía no se me ha olvidado lo mal que lo has hecho pasar a mi Pumuki – suelta la pelirroja, acercándose al maño y entrecerrando sus ojos en el acto. El más alto traga saliva, algo asustado, y el vasco piensa en lo cómica que es la situación.
– Bueno, bueno, que no quiero heridos hoy – interviene el menor separando a ambos. La pelirroja ríe, relajando al aragonés, y Chiara simplemente observa todo curiosa sin entender si estaban de broma o no.
– ¿Otra partida de quién es quién? Que esta vez somos pares – sugiere la morena sonriente, rompiendo el hielo. Todos acceden emocionados, y Juanjo agradece en su mente a la inglesa. Cabe decir que las parejas eran ellas por un lado, y los chicos por otro.
La tarde transcurre con una familiaridad que ninguno de ellos es capaz de explicar. Hasta el momento, ninguna de las dos chicas había profundizado en su relación con el maño, pero para sorpresa de los cuatro, se llevaban increíblemente bien.
– Os voy a poner una canción súper cool – dice la morena, agarrando el mando de la tele para buscar el nombre en youtube. La canción empieza a reproducirse, y todos se miran entre ellos sin decir en alto lo que pasa por su mente. Todos salvo Ruslana, claro, que no tarda en dar su más sincera opinión.
– ¿Qué mierda es esta Kiki? – pregunta alzando una ceja y sacándole una carcajada sonora a Juanjo.
– ¡Perreo bonito! – exclama la chica, súper obvia – Decidme que no es mega graciosa.
– No, si graciosa es – habla esta vez el bohemio, también partido de risa.
– Chicos esperad, mi parte favorita – la morena se levanta, creando expectación en el grupo – Como los grillos, uoouh.
La pelirroja empieza a reírse, pegando golpes al aire, seguida por los dos chicos. Uno a uno imitan a la inglesa, que finge enfado por unos segundos pero que no es capaz de mantener al escuchar la imitación del aragonés.
– Eres totalmente un grillo – le dice la morena al chico, que alza las cejas entre confuso y ofendido.
– Tú sí que eres una grilla.
– ¡Eso no existe! – ríe Chiara totalmente obvia – ¿No?
– ¿Soy el único que está hasta la polla de jugar? – pregunta el maño, ignorando la duda existencial de la morena. El resto asiente, y la ucraniana guarda el juego en su sitio.
–¡Ya sé! ¡Vamos a ver La Mesías! – exclama el vasco emocionado, enterneciendo al aragonés, que lo mira con una sonrisa.
– ¿Otra vez? ¿No te la has visto como tres veces?– pregunta la rockera, alzando una ceja. Martin la mira con una expresión de obviedad plasmada.
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vinilos - juantin
Фанфикdonde martin trabaja en una tienda de vinilos y juanjo va todos los días para verlo. o donde juanjo se enamora del vendedor y martin de su cliente.