Su primer despertar como pareja oficial no es tan idílico como imaginaban. El mayor de los dos despierta con fiebre, algo no tan sorprendente teniendo en cuenta su cabezonería con que el bohemio se pusiera su sudadera el día anterior, quedando él al descubierto. Suaves quejidos de molestia se deslizan por los labios del aragonés, siendo rápidamente atendido por su novio. Haciendo honor a la verdad, está exagerando un poco su malestar porque ama la atención del chico frente a él.
– Te dije que te pusieras la sudadera que estamos en diciembre, es que no me haces caso – le reprime el bohemio mientras deja suaves caricias en su pelo, con delicadeza. El maño por su parte, emite un bufido de asentimiento, concentrándose en disfrutarlas.
– Estaba muy ocupado con mi dovio – responde al cabo de un rato, mirándolo con un puchero. No pronuncia la "n" debido a que su nariz estaba completamente taponada, pero eso solo causa ternura absoluta en el contrario.
– Oh, ¡qué mono! – exclama el vasco alargando la "o", y arrepintiéndose al ver la mueca de dolor por parte del aragonés debido a su dolor de cabeza – Perdón, dovio.
El resto de su estancia en Portugal la pasan en el hotel hasta que Juanjo se mejora un poco, pudiendo aprovechar parte del domingo, a insistencia del nombrado, explorando las callejas y tiendecitas repartidas por la zona. No faltan las disculpas por parte del maño, que el vasco acalla con besos, insistiendo en que si no fuera por él no estarían allí, de primeras.
Al regresar a Madrid, sus amigos los esperan con ganas en sus respectivos pisos, tan dramáticos como siempre. Juanjo deja a su novio en el hogar marruski, que es recibido con achuchones y besos. Se da cuenta de lo enchochado que está al sentir que ya lo echa de menos nada más separarse de él. Pero también añora a otras personitas: sus Unholy. Así los apellidó Ruslana tras una sesión de karaoke bastante intensa.
Al llegar a su casa, sus dos amigos lo esperan con ansias. Es el sevillano en especial el más exagerado de ambos, que a juzgar por su actitud parece llevar guardando para sí mismo chisme durante un mes, cuando probablemente fuera lo que fuese hubiese sucedido el día anterior.
– De verdad que te amo, a ti y a tu agaporni – exclama, dando vueltas por el salón – Pero vaya momento has escogido Juanjo, y yo conteniéndome para no llamarte.
– Qué mentira, le tuve que obligar yo – ríe la chica, pellizcándole la mejilla con cariño y recibiendo una mirada de resignación por parte de Álvaro.
– Da igual, lo importante es que me contuve – replica el chico, fingiendo que una lágrima imaginaria cae por su mejilla.
– Que sí que eres un dramas, pero ¿puedes decir ya qué ha pasado? – suelta el aragonés, impaciente.
– Pues que he visto a Paul con una chiquilla, eso pasa – dice cayendo sobre el sofá. La sorpresa se refleja en la cara del maño, que no sabe cómo se ha tomado su amigo que su amor platónico estuviera liado con una chica.
– Pero, ¿estás seguro? – pregunta, con confusión – A ver Álvaro, yo te quiero mucho, pero a veces sacas conclusiones precipitadas.
– No, no está seguro, sólo los vio tomando un café – exclama la madrileña, algo frustrada – Dile que eso no es una prueba consistente, por favor.
– Tío – el aragonés procede a descojonerse, recibiendo una patada en el brazo del chico – Mira, sea lo que sea, tienes que hacer algo ya. Observándolo desde la distancia no puedes esperar que te guarde fidelidad.
– Me tendría que leer la mente y lanzarse él – resopla, recibiendo una mirada recriminatoria de su amiga.
– Creo que no estamos hablando del mismo Paul, si pretendes que él dé el primer paso – dice la chica, que conoce en más profundad al nombrado, ya que van a la misma escuela de composición – Se nota a leguas que os gustáis.
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vinilos - juantin
Fanfictiondonde martin trabaja en una tienda de vinilos y juanjo va todos los días para verlo. o donde juanjo se enamora del vendedor y martin de su cliente.