Prácticamente, Taylor y Anne, llevaban casi una semana encerrados en la vivienda gracias al nefasto temporal que los acompañaba. Temporal que había pasado por todos los estados y que parecía remitir por momentos. Sin embargo, Wake que estaba cansada de la situación, se las había ingeniado para hacer unas fichas de dominó con papel y bolígrafo, juego al que le habían dedicado muchas horas en los últimos días, por no mencionar las veces que ambos se habían metido mano buscando un poquito de calor humano.
Calor al que se dedicaban en gran medida a última hora del día, cuando ambos subían a la habitación. Él llevaba tres noches abandonando el incómodo sofá del salón, cambiandolo por el cómodo colchón de Anne. Ambos dormían pegados, manteniendo la cálida temperatura corporal, pero cuando no lo hacían era porque hallaban otras formas mucho más placenteras…
—Wake… —ronroneó Taylor con los ojos cerrados al sentir como la manta desaparecía sobre su cuerpo.
Sin embargo, Anne no respondía y él era consciente de que la mujer estaba ahí, a su lado, contemplando la erección descomunal que como cada mañana aparecía para saludar con fuerza.
—Wake… —insistió echando el brazo en el lugar donde ella había dormido.
Farrell resopló frustrado por el eterno silencio que lo iba a obligar a abrir los ojos, pero de buenas a primeras, la boca de Anne lo abarcó, dejándolo sin respiración. Por primera vez, sentía los deliciosos labios de Wake sobre su miembro que era mil veces mejor de lo que hubiera llegado a imaginar.
—¡Oh! ¡Wake!
Aquella era una preciosa estampa que por nada del mundo se quería perder por lo que extasiado, abrió los ojos para cazarla con la mirada. La melena rubia le caía al otro lado del rostro, regalándole un primerísimo plano de algo que jamás podría olvidar; los suculentos labios de la mujer succionandolo con ansia.
—Despacio, Wake…
Ambos se miraron con deseo, un deseo que Anne demostró al sacar la lengua para deslizarla por el tronco fálico. Aquello solo fue el principio de una hecatombe, pues Farrell se dejó llevar ante la ronda de caricias, elevando la pelvis en más de una ocasión.
—Farrell, te dije que no me entraba en la boca —murmuró ella sin detenerse.
—Estoy seguro que sí… Abre la boca, preciosa.
Wake obedeció engullendo gran parte del miembro con un solo movimiento que lo hizo gruñir excitado. A continuación, ella jugó con su lengua, rodeando y acariciando el pene que estaba tan duro como una roca.
—¿Qué puta maravilla es esa, Wake?
Ella sonrió, poniendo mucho más empeño en su tarea, encontrando los puntos débiles de Farrell que lo hacían temblar o incluso apretar los dedos de los pies.
—¿Te gusta? —preguntó mientras volvía a subir y bajar por el tronco, llevándose la punta hasta el fondo de la garganta.
Taylor tuvo que hacer un gran ejercicio de contención. Gustarle era poco, lo que hacía que dejara de cuestionarse aquel estúpido apodo que le había puesto pocos días atrás; diosa del sexo. Aunque, como mínimo, se merecía ser reconocida como la Diosa del sexo oral.
—Uff, Wake. Controla esa lengua —pidió estando al límite.
—Sé que estás a punto, puedo sentirlo… —anunció ella mientras jugaba con la punta hinchada.
—No lo sabes bien…
La mujer continuó devorando todo aquello que encontraba a la vez que lo masturbaba con la mano. Aquella era la combinación perfecta que hacía gemir a Farrell sin control, porque el poco que tenía, simplemente lo estaba perdiendo…
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Taylor - La Leyenda De Un Farrell | Erótica + 18 | Completa ✅
RomanceTaylor se ve en la obligación de cubrir una misión que llega bajo la petición y mandato de su padre; Enzo Farrell. Proteger y mantener a salvo a la nieta de su compañero fallecido en batalla; Anne Wake. Misión que era irrisoria para su papel en el C...