Capítulo 40

109 17 8
                                    

Taylor esperaba ansioso en el exterior de la habitación. Las normas habían sido claras, únicamente podía pasar una persona al interior, por lo que Samuel había sido quien estaba disfrutando de aquel gran honor.

—Límpiate las manos —murmuró Enzo mientras le señalaba el baño más cercano —. Te traeré un café.

No quería entrar a ver a Wake de aquella guisa, por lo que se levantó sin rechistar y se encerró en el aseo. La imagen que le devolvió el espejo no era más que el reflejo de un hombre completamente derrotado. Un hombre que había descubierto, por primera vez, que el amor era destructivo, pero también lo más valioso del mundo y es que el amor de Wake era reparador en todas sus formas.

Finalmente, se llenó las manos de jabón y frotó para eliminar la mayor cantidad de sangre posible, reviviendo aquellos duros momentos en los que había visto llorar y sufrir a Anne de manera descontrolada. Él mismo se iba a encargar de que Klein pagase cada lágrima, cada segundo de sufrimiento y, por supuesto, aquel enorme susto que les había dejado a todos devastados. 

—¿Taylor? ¿Estás bien?

La voz de su padre le hizo reaccionar y, tras secarse como buenamente pudo, salió al pasillo. Enseguida tomó el vaso de café que le ofrecía Enzo mientras volvía a centrar su atención en aquella puerta que seguía cerrada y que le separaba de la mujer que anhelaba ver…

—No te lo he dicho, pero… Estoy orgulloso de ti.

Taylor agradeció las palabras de su padre que cariñosamente lo abrazó.

—¿Y si no me perdona? —preguntó verdaderamente preocupado — ¿Y si Anne quiere empezar una nueva vida sin mí?

Enzo suspiró. No podía engañarlo. Existía esa posibilidad y era algo que su hijo debía tener en cuenta…

—Tu madre y yo pasamos muchos años separados, pero la vida siempre se encargó de volver a juntarnos. Así que… no pongo en duda de que si Wake es para tí, volverá a aparecer en tu camino.

Taylor enmudeció de repente. Esa posibilidad era la peor que podía plantearse en su cabeza porque necesitaba a Wake con él y ahora temía no poder vivir sin ella.

—¿Cómo lo hiciste? —preguntó mientras tomaba un sorbo.

—¿El qué?

—¿Cómo lograste ser feliz sin mamá?

Enzo lamió sus labios en silencio. Había vivido sin Kiara, sí, pero eso no significaba que durante aquel tiempo hubiera sido feliz. Farrell hijo, sonrió de soslayo, pues había silencios que hablaban por sí solos y con un sabor totalmente agridulce, regresó al asiento.

—Oye hijo, no te adelantes a los acontecimientos. ¿De acuerdo?

¿Cómo no hacerlo? Su vida había dado un giro radical. Ya no quería estar solo. Anhelaba el olor de Wake, sus besos, sus abrazos y sabía que, si no tenía nada de eso, se sentiría vacío. De pronto, la puerta de la habitación se abrió y Taylor se puso en pie a la espera de saber si podía verla…

—Sigue dormida… —murmuró Samuel contemplando los dos vasos de café — ¿Quieres pasar?

Taylor asintió. Estaba ansioso por verla y su padre que era consciente de ello quisó regalarle unos minutos de tranquilidad absoluta con ella.

—Samuel… ¿Qué te parece si bajamos a tomar algo mucho más decente que esto? — Él asintió de inmediato pues llevaba más de diez horas sin comer — Estaré abajo para lo que necesites —indicó a su hijo que prácticamente corrió al interior.

Farrell se quedó helado a los pies de la cama donde Wake estaba plácidamente dormida. Tenía la cabeza levemente ladeada y los cabellos dorados cayendo por el lateral de sus hombros, pero… a pesar de su extrema palidez, estaba realmente preciosa. Con lentitud pasó a un lado de la camilla, donde aprovechó para sujetar la mano de la mujer para besarla con un cuidado exquisito que lo hizo suspirar.

Taylor - La Leyenda De Un Farrell | Erótica + 18 | Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora