Capítulo 24

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Virginia - Colorado

Taylor contemplaba la preciosa silueta de Wake a través del reflejo que le devolvía la marquesina de autobuses. Lokwood era el encargado de ir a recogerles al aeropuerto, pero evidentemente no había sido así. Por lo que mientras que él le escribía para saber dónde demonios estaba, Anne se había puesto frente a la cristalera para cerciorarse de que la peluca morena tapaba su precioso y largo cabello dorado.

—Deja de tocarte el pelo, Wake…

—¿Alguna vez has llevado una de estas durante horas? —preguntó mientras se daba la vuelta para mirarlo con atención.

—Todavía no me ha dado por esa extraña obsesión. ¿Se puede saber por qué diablos empezaste a utilizarla?

—No sé, Farrell. Hay gente que utiliza un pseudónimo a la hora de escribir y yo… bueno… no quería que conocieran mi verdadera identidad. Me ayuda a pasar desapercibida.

Cómico, pensó Taylor. Pues ni por esas había conseguido escapar de aquel jodido lunático que la perseguía.

“Contratiempo de última hora. Estoy en el aparcamiento.”

—Vamos…

Él la tomó de la mano mientras que cargaba con una pequeña maleta y una mochila con lo poco que tenían.

—¿Por qué mejor no me explicas cuál es el motivo para que lleve esto sobre la cabeza las veinticuatro horas del día?

Farrell tiró de ella con facilidad, atravesando el exterior del aeropuerto hasta la zona de aparcamiento. 

—Ya te lo he dicho —profirió mientras la oía resoplar.

Para él el motivo era más que evidente. Sí alguien iba tras ella y había estado en la biblioteca el día de la bomba, la conocía así, morena. Por lo que sí querían que diese un paso en falso no tenía ningún sentido despistarlo con aquel cambio de look innecesario. No cuando iban con el tiempo en contra.

—Odias a las morenas… —susurró, aunque no lo hizo lo suficientemente bajo como para que él no la escuchase. 

—No eres morena, Wake.

—Ahora mismo sí.

Farrell, agotado de sus conclusiones erróneas, se detuvo en mitad de la vía y la besó con anhelo. Ella inmediatamente cedió como si hubiera esperado aquello por horas, aunque la realidad era que, en el propio avión, Taylor ya la había comido a besos.

—Te haría mía de cualquier manera. ¿Entendido?

Anne asintió con el rubor instaurado en sus mejillas, mientras que Lokwood, que se había acercado durante aquel efímero contacto, tomaba una de las maletas.

—Siento el retraso —dijo haciendo un suave ademán a la pareja.

Taylor respondió el gesto con una escueta sonrisa para posteriormente ir hasta el vehículo, donde ambos hombres se dirigieron hasta el maletero para guardar la maleta y la mochila de viaje.

—¿Cual es el plan? —preguntó Lokwood mientras colocaba todo.

—No hay plan —afirmó dejándolo mudo.

Y no era mentira. No había plan alguno, al menos, plan que incumbiera al comando. La mirada inquisidora de su compañero lo aniquiló, pero la que capturó su atención fue la de Anne que se mantenía fija en un mismo lugar. Su padre, el Sr. Wake, estaba a unos diez metros de distancia. El hombre se mostraba prudente, quizá demasiado, evitando así acercarse más de lo debido.

—¿Le has avisado tú? —preguntó ella sin pestañear.

—No, aunque supongo que lo habrá hecho mi padre… ¿Por qué no vas a saludarlo? Enseguida te alcanzo.

Taylor - La Leyenda De Un Farrell | Erótica + 18 | Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora