Capítulo 12

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Farrell la levantó con las manos con demasiada facilidad para, a continuación, sentarla sobre la mesa de madera que daba a la ventana. Ya poco importaba el motivo por el que debía mantener las manos fuera de la mujer, porque ambos se deseaban y eso tenía mayor peso. Por supuesto, había sopesado los pros y los contra, pero había llegado a la conclusión de que, hiciera lo que hiciese, podría finalizar la misión.

La protegería el tiempo necesario y la cuidaría hasta que ese psicópata estuviera entre rejas para después continuar cada uno con su propia vida, porque de eso sí estaba seguro. Lo único que podía unirlos era, única y exclusivamente, el sexo.

Sin tiempo que perder, introdujo las manos por el interior del jersey, apresando aquello que ella tantas veces le había ofrecido. Nuevamente, Anne, volvía a ir sin sujetador por lo que se deleitó con los endurecidos pezones que se permitió estrujar con el índice y el pulgar.

—¡Ohhh! —gimió ella encorvandose hacia atrás.

Llevado por todo el deseo que había intentado reprimir, levantó la tela para apresarlos fugazmente con la boca. Los senos eran de un tamaño normal, pero lo que más le encantaba era esa jodida forma puntiaguda que no podía ignorar. Sí, en el “Destiny” y en su vida cotidiana se había hinchado a ver pechos de todos los colores y tamaños, la mayoría operados, sin embargo, los de Wake no tenían ningún pero.

—Deberían catalogarte como la octava maravilla del mundo… 

Farrell directamente hundió la cara entre ambos pechos, respirando la dulce fragancia que llevaba destrozándole desde Virginia.

—Farrell… No pares…

A ciegas tocó la base del cuello femenino, subiendo hasta los labios con el pulgar que, Anne, rápidamente lamió.

—Maldita sea, Wake.

Él salió de su escondite para impactar con los enormes ojos de la mujer que lo provocaban de sobremanera. Anne no contaba solamente con un buen par de tetas en las que perderse un rato, si no que su mirada era de esas que arrasaban con todo. Además, como colofón, hincó los dientes con fuerza, tentándolo…

—Sueño con tener tu boca, justo aquí.

Farrell atrapó la mano de la mujer y sin rodeos, la dejó en su entrepierna que estaba a punto de reventar.

—En ese caso, te encantará saber que soy una experta en el sexo oral…

Taylor gruñó de excitación.

—Me encantará corroborar eso, pero será en otro momento, preciosa.

Un único preservativo, se repetía una y otra vez, Farrell, en la cabeza para evitar desatarse por completo. Los dedos de Anne fueron hasta el dobladillo del jersey para deshacerse de él y palpar el torso desnudo de Taylor. Sus músculos eran inmensos, al igual que su espalda, por lo que ella quedaba prácticamente tapada por la anchura de su cuerpo.

—¿Recuerdas que tenía mucha fé contigo en el sexo? No me decepciones —pidió mientras lamía el torso desnudo del hombre.

—No sé a qué estás acostumbrada, pero te aseguro que valdrá la pena…

Taylor hizo exactamente lo mismo que había hecho ella. Le quitó la parte superior y cuando tuvo la prenda en su puño la lanzó a varios metros de distancia. Automáticamente la tumbó sobre la mesa y mientras deslizaba la lengua por el vientre femenino, ancló los dedos a la cinturilla del pantalón, dispuesto a arrancárselo.

Estaba tan caliente, que sin duda, lo podría haber hecho, pero en su lugar, sabiendo que carecían de ropa de muda, lo hizo descender con lentitud. No solo disfrutó con las agradables vistas de su sexo que quedaba a la vista, si no también de las preciosas piernas que con urgencia lo envolvieron.

Taylor - La Leyenda De Un Farrell | Erótica + 18 | Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora