La isla Dizzley (Wattys 2016, #oreosawards)

Capítulo 1 [Editado ]

Narra Megan:

Habíamos salido del hotel a las 8 de la mañana, pero no habíamos dormido en toda la noche. ¡No podíamos aguantar más en la cama! ¡Estábamos nerviosísimas! ¡Hoy cumpliríamos nuestro sueño! ¡Ir a nadar con los delfines!
¿Qué por qué estábamos aquí?
Habíamos ganado un concurso en nuestro instituto. La que más había insistido en participar era Emma,  mi prima.
Según nos habían dicho estaríamos una semana en Los Ángeles,  alojadas en uno de los mejores hoteles, y de momento todo era espectacular.
Esa noche no habíamos dormido por la emoción,  no por los colchones,  porque son comodísimos.
Salí de la habitación y llamé a la puerta de al lado,  era la habitación de mi prima.
—Vamos Megan déjame cinco minutos más— dijo ella.
—¿No eras tú la que estaba tan ilusionada con los delfines?
Tras decirle eso se levantó rápidamente de la cama (por lo que pude escuchar al otro lado de la puerta). 
A los dos minutos mi prima salió al pasillo, ya totalmente vestida.
Una vez que ya nos estábamos dirigiendo hacia el ascensor, ella me dijo que se le había olvidado una cosa en la habitación.
La esperé un par de minutos y cuando llegó le pregunté:
—¿Qué es lo que te habías dejado?
Teníamos mucha confianza la una en la otra.
—Nada, una cosa sin importancia.
Lo dejé pasar,  pero me pareció raro,  pues nunca antes me había ocultado nada.  Posiblemente sería el sueño.
Una vez que entramos en el ascensor me dijo:
—No he dormido nada en toda la noche por eso te pedía cinco minutos más para dormir.  Estoy súper emocionada.  No creía que pudiese llegar este día.  Y aquí estamos.  Solas,  a punto de cumplir nuestro sueño.
Nos abrazamos y se abrió la puerta del ascensor. 
En ese  momento miré mi reloj y ví que sólo nos quedaba una hora para llegar al puerto,  por lo que le dije a Emma que no podíamos quedarnos a desayunar.  Ella al principio se  mostró un poco apenada,  pero luego le recordé que teníamos que montar en barco y que nos podía sentar mal el desayuno.  Con ese argumento la convencí del todo y conseguí sacarla a la parada de autobús más cercana.
Al salir del hotel cogimos el primer autobús para ir hacia el puerto, pues la noche anterior, durante mi insomnio había decidido hacer algo productivo: mirar el autobús  que teníamos que coger para llegar al lugar de nuestra excursión.
Cuando estuvimos en frente de la parada nos pusimos todavía más nerviosas, porque el autobús iba con 10 minutos de retraso. Ya eran las 8 y media y nuestro barco hacia los delfines salía a las 9, y eso que  habíamos pasado de desayunar.  Si llego a hacerle caso a Emma no llegamos ni volando.

—¡Emma, o cogemos un taxi o no llegamos al barco!— le dije a mi compañera de pelo rubio.

—Vale, pero eso se dice antes de haberme hecho andar con todo el peso de la mochila durante media hora- me reprochó ella.
Se me había  olvidado decirlo.  Para ir más rápido había buscado una ruta de bus que incluía una media hora a pie.

Cogimos el taxi y paramos justo al lado del puerto, y por suerte vimos una cafetería al lado.
—Una cafetería en la esquina.  Megan nos quedan todavía diez minutos.  Podemos desayunar algo todavía.  Por favor, vamos.
Tras más insistencias de mi prima logró convencerme.
—¡Qué bien, estaba muerta de hambre!—exclamó Emma al ver las ensaimadas que había en el mostrador de la cafetería.
—Pero tenemos un problema...—le dije a mi prima. —¿Cómo se dice ''quiero una ensaimada y un café'' en inglés?
—Se lo señalamos al camarero y hecho— me respondió sonriente.

Tras llenar nuestras tripas,  no estaba muy segura de si duraría la comida en nuestros estómagos, llegamos a nuestro barco.  Supimos que era ese porque en un lado se podía leer ''Excursions to see dolphins''.

—Yo pensaba que el barco sería más grande— le dije a Emma.

—Bueno habrá que conformarse.

Continuará...