Capítulo 19.

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La tarde de hoy estaba siendo tranquila en la tienda, me tocó reponer productos y lo hacía tranquilamente mientras los clientes paseaban por los pasillos buscando lo que querían llevarse.

Ru y yo llevamos un mes manteniendo en secreto lo nuestro, queremos ver como funcionamos juntos antes de contárselo a Bea.

- ¿Amelia?

Reconocería aquella voz que me llamaba por mi nombre en cualquier sitio, me giré para mirarlo a la cara, viendo así quién estaba con él.

- Izan. -Dije en tono seco.- Rebeca.

- Vaya, que casualidad. -Dijo ella irónica.

- ¿Cómo te va todo? -Preguntó con una sonrisa amplia.

- No te importa. -Contesté y seguí reponiendo.

- Oh vamos. -Insistió.- Desde que lo dejamos no he sabido nada de ti.

- ¿Saliste con ella? -Dijo Rebeca en tono de asco.

- Sí, un par de días. -Respondió el mirándome.

- Los peores dos días de mi vida. -Respondí sin girarme.

- Tomemos algo y me cuentas. -Dijo agarrando mi brazo.

Me solté bruscamente.

- No vuelvas a... -No pude continuar la frase porque alguien lo hizo por mí.

- Eh, aparta tus asquerosas manos de ella. -Ví como Rubén venía furioso por el pasillo.

- Tío, tranquilo. -Dijo levantando la mano.- Sólo estaba charlando con ella, somos amigos.

- Pues ella no quiere hablar contigo, ¿no lo ves? Y perdona que discrepe pero vosotros no sois amigos, eres una rata asquerosa. -Apretó los puños con una mirada de ira y odio.

- Vaya Rubén, ni que estuvieras enamorado de ella. -Soltó Rebeca.

- Mira, a ti nadie te ha dado vela en este entierro. -Dije mirándola desafiante.

- Huy, la cerdita saca sus pezuñas a relucir. -Dijo riéndose.

- Se acabó. -Dije y me avalancé sobre ella tirándole de sus extensiones de pelo.

- Suéltame cerda. -Chilló ella.

- Vuelve a insultarme y la que acabará como una cerda serás tú porque te restregaré la cara en el fango. - Dije aún sin soltarla del pelo.

- ¿Me vas a llevar a tu casa? -Dijo riendo a carcajadas.

Solté uno de sus mechones para propinarle un puñetazo en la nariz.

Rubén e Izan nos intentaban separar para que parásemos.

- ¡Amelia! -Escuché la voz de mi jefa gritando.- ¿Qué es éste escándalo? -Dijo acercándose a mí.

Solté a Rebeca y me giré para hablar con ella y explicarle lo ocurrido pero no quiso escucharme.

- A mi despacho, ya. -Dijo en tono enfadado y serio.

Miré a Rubén decepcionada conmigo misma y seguí a mi jefa hasta su despacho. Una vez dentro intenté seguir explicándome pero de una voz me paró.

- Amelia, entiendo lo que dices pero estás trabajando y no puedes hacer eso. -Dijo sentándose en su silla.- Lo siento pero estás despedida.

- ¿Qué? No por favor, te lo suplico Michelle. -Dije sentándome en la silla que había frente a su mesa.- Te juro que no volverá a ocurrir. Necesito el trabajo.

- Lo siento, Amelia, la decisión está tomada. Recoge tus cosas y vete. Desde este mismo momento ya no trabajas aquí.

Con lágrimas en mis ojos salí del despacho, cerré la puerta detrás de mí y comencé a llorar desconsolada. Caminé hasta mi taquilla para recoger mis cosas y busqué a Rubén por la tienda, lo vi junto a las verduras con su abuela y me acerqué a ellos.

Desde siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora