Hace un mes que lo dejé con Rubén y estoy un poco hundida, me arrepiento de haberlo hecho pero ya no hay vuelta atrás, no le veo desde el día de la discoteca, no sé nada de él y Marcos y Bea tampoco. Estoy perdida sin él, necesito su apoyo, su cariño, su comprensión. Entiendo que no quiera volver a verme, me porté fatal con él y no le dí la oportunidad de explicarse.
Comencé a pensar en Ru, nadie me llena como lo hacía él, nadie me quiere como él, nadie saca lo mejor de mí como él hace...El timbre sonó sacándome de mis pensamientos, no sabía quién podía ser.
- Rubén, ¿qué haces aquí? -Pregunté confusa al abrir la puerta, me puse nerviosa.
- Hola.. -Dijo nervioso.- Quería hablar contigo.
- Claro, pasa. - No sabía si sería buena idea hablar con él o no pero yo lo necesitaba.
Nos quedamos de pie mirándonos fijamente durante unos minutos, me avalancé sobre él, sorprendiéndolo. Me cogió como si fuera un koala y acerqué mi boca a la suya.
- No sabes cuánto te he echado de menos. -Susurré.
- Yo también, Amelia.
Juntamos nuestros labios fundiéndonos en un cálido beso que tanto habíamos esperado, nuestras lenguas volvían a jugar juntas, se sentía muy bien.
Caminó hasta el sofá conmigo en brazos y se sentó quedando yo encima suyo mientras aún le besaba con deseo y desesperación. Acarició mi cuerpo con sus manos como solía hacer normalmente, me encantaba estar así con él. Dejamos de besarnos y nos miramos mientras él acariciaba mi cabello rubio. No hacía falta palabras entre nosotros, con mirarnos nos decíamos todo.
Comenzé a llorar en silencio y me abrazó, uniéndose a mi llanto, limpié sus lágrimas mientras besaba su frente.
- Lo siento. -Susurré con voz rota.- Debí haberte escuchado primero.
- Tranquila, ahora puedes. -Dijo mirándome.
- Sí. Quiero saber, ¿por qué me engañaste?
- Amelia.. No te engañé. -Dijo con media sonrisa.- Nunca haría eso.
- Te vi con ella. -Dije.- Y me dijiste que estabas con tus compañeros.
- Ahí mentí, sí. Fue por una buena razón. -Dijo acariciando mi mejilla.
- ¿Qué razón? -Pregunté.
- Samantha es mi agente inmobiliaria, estaba enseñándome casas para irnos a vivir juntos.
Mi cabeza colapsó y lloré aún más. Fui una completa idiota, él buscando casas para los dos y yo lo acuso de infiel.
- Pero.. ¿y el mensaje? -Recordé.
- Ese mensaje era porque me estuvo aconsejando y enseñando anillos de matrimonio. -Confesó con lágrimas en sus ojos.
- ¿Qué? -Estaba anonadada.
- Sí. -Afirmó.
Lo abracé llorando, definitivamente fui una estúpida y tonta, llena de rabia y celos.
- Entiendo que lo confundieras, yo mentí y lo siento yo por ello. -Dijo abrazándome más fuerte.
- Ru, lo siento yo, he sido una idiota. Me llené de rabia por la mentira, ya sabes que las odio. -Me disculpé.- Prometo que eso no va a volver a pasar..
- Lo sé, nena. No te preocupes.
- Te prometo que seré mejor novia, amiga y todo. Te lo prometo de verdad. -Lo miré a los ojos.- Sólo si tú quieres volver a ser nosotros.
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Desde siempre.
RomanceAmelia y Rubén se conocen desde que tenían seis años, viven en Texas y siempre han sido compañeros de clase hasta el instituto, dónde se les separó, y con ello también su amistad. En esta historia, se volverán a reencontrar y recordarán los buenos...