Volviendo a casa me llamó Bea diciendo que ya estaban volviendo a Texas, mañana sería el velatorio del abuelo de Marcos, los acompañaríamos todo el tiempo mientras cuidabamos de Ellie.
Dos horas después fuimos a su casa para dejar a la niña con ellos.
- ¿Cómo estás? -Pregunté a Marcos.
- Bueno, era de esperar, ya estaba mayor. -Dijo haciendo una línea fina con los labios. Lo abracé.
- Me tienes para todo. -Le dije.
- Gracias. -Sonrió a medias.
Cenamos con ellos e intentamos animarles un poco con alguna tontería que Rubén hacía con la niña, se le daba muy bien.
Bea y yo nos salimos al patio trasero, quería fumarme un cigarro y hablar con ella.
- ¿Tú estás bien? -Pregunté.
- Sí, estoy mal por Marcos y porque le tengo cariño a su abuelo. -Suspiró.- Pero era inevitable.
- Lo sé. -Solté el humo por mi boca lentamente.- Si necesitas cualquier cosa, ya sabes. -Ella asintió.
- ¿Qué tal vais Ru y tú?
- Bien, muy bien. -Sonreí de lado mientras daba otra calada.- Ya tenemos casa.
- ¿Cómo? -Preguntó con la boca abierta.
- Sí. -Reí.- Nos ha gustado mucho y nos la hemos quedado. En una semana haremos la mudanza.
- Pero eso es genial, me alegro mucho por vosotros. -Me abrazó.
- Hay más.. -Reí de nuevo. Ella esperaba que siguiera hablando.- Estamos intentando tener un bebé.
La expresión facial de mi amiga era indescriptible, estaba sorprendida y a la vez contenta.
- ¿De verdad? -Chilló.- Os va a encantar la experiencia.
- Sí. -Dije mirando por la ventana a Ru jugando con Ellie.- Se le dan muy bien los niños, será un buen padre. -Sonreí enamorada.
- Amas mucho a Rubén. Menos mal que me hiciste caso... -Dijo orgullosa.- Estáis hechos el uno para el otro, nada puede con vosotros y eso es muy bonito.
- Lo sé. -Asentí con la cabeza.- Estoy deseando formar nuestra futuro juntos.
- Estás enamorada hasta lo más profundo. -Dijo mi amiga riendo.
- Es cierto, no lo negaré. -Reí con ella.- Vamos dentro.
Nos preparamos para irnos, nos despedimos de los tres y nos marchamos de vuelta a casa.
- Ha sido un día fantástico. -Dijo Rubén subiendo al coche.
- Sí, hoy ha sido genial. -Dije sonriendo.
Condujo hasta casa, aparcamos el coche en la puerta y nos bajamos para entrar y cambiarnos de ropa. Garfield nos esperaba maullando como siempre en la puerta a que le diéramos mimos y caricias. Ru lo cogió en brazos y besó su cabeza, llevándoselo a la habitación y tumbándose en la cama con él. Reí ante aquello mientras lo seguía, me saqué la ropa de encima y me tumbé a su lado acariciando a mi gato.
Me dormí en cuestión de segundos por el cansancio, noté como mi novio dejaba un beso en mi frente y me abrazaba para dormir.
Al día siguiente nos despertamos, nos dimos una ducha caliente juntos entre besos y caricias y nos vestimos de negro para ir al velatorio, yo llevaba un vestido negro, medias negras y zapatos negros y Ru se puso un vaquero negro, camisa negra y zapatos negros. Eran las diez de la mañana, a las once teníamos que estar en el tanatorio, iban a incinerarlo. Recogimos nuestras pertenencias y salimos de casa, montamos en mi coche y conduje hasta allí.
Una vez dentro saludamos a la gente y les dimos el pésame, encontramos a Bea y Marcos, quienes lloraban cuando hablaban con la familia, cogí a Ellie de los brazos de Marcos para que pudiera estar tranquilo y me la llevé fuera a jugar.
- Sí, muy bien. -Le dije en tono ñoño, estaba empezando a gatear y la animé.- Vamos, Ellie, ven conmigo.
Gateó un poco hacia mí y aplaudí haciendo que ella riera.
El velatorio fue muy emotivo y tranquilo, acabamos todos llorando por las palabras que los familiares dedicaron al difunto. Nos quedamos todo el día con ellos para que tuvieran nuestro apoyo. A las ocho de la noche todo acabó, nos fuimos a casa tan agotados que sólo queríamos dormir.
***
Los días pasaron y era el momento de mudarnos a nuestra nueva casa, contratamos una empresa de mudanza para que nos ayudasen a llevar nuestras cosas a la nueva vivienda. Tardamos toda la mañana en cargar el camión por todas las cosas que teníamos en mi casa y por todas las de Rubén que tenía también en su casa.Una vez todo estaba empaquetado y subido al camión, lo cerramos y cogimos nuestros coches para ir hacia nuestro nuevo hogar. Los dos chicos de la empresa de mudanzas nos ayudaron de nuevo a bajar todas las cajas y las colocaron por todo el salón, con ayuda de Rubén y mía bajamos y colocamos El sofá chaise long color beige junto a algunas estanterías, mesas, la cama, el escritorio.. Vaya, básicamente todo.
Les dimos las gracias, les pagamos y se marcharon una hora después. Ru y yo nos quedamos colocando algunas cosas.
- Cariño, ¿dónde quieres que ponga los platos? -Preguntó mirando los armarios de la cocina, había tres y no de decidía.
- Ponlos en el del medio, en la derecha pon los vasos y tazas y el otro será para las sartenes y ollas. -Dije mientras abría la caja de libros y los colocaba en la estantería que habíamos colgado previamente.
Mi chico abrió otra caja, la de nuestros recuerdos y los fue colocando por toda la casa, buscando el rincón perfecto para cada uno de ellos, haciendo de la vivienda, nuestro hogar especial.
Colocamos la televisión encima del mueble negro de madera y a su lado la foto que tanto amaba yo, la que salíamos mirándonos el día que sus padres fallecieron.- Queda perfecta ahí. -Sonrió.
- Sí. -Besé su hombro.
Abrí el transportín de Garfield mientras Ru colocaba la pecera al lado del mueble de la televisión. Mi gato salió disparado hacia su comedero, el pobre llevaba un rato ahí metido para que no se escaparse mientras colocábamos las cosas. Comenzó a olisquear y a pasearse por la nueva casa curioso, restregando su cuerpo en cada esquina para dejar su olor.
- Deberíamos descansar. -Mi precioso novio me miró mientras se acercaba a mí. Asentí.- ¿Pedimos cena?
- Oh sí. -Dije hambrienta.
- ¿Chino? -Preguntamos a la vez. Nos reímos.
- Pide tú que yo voy a terminar de colocar cosas en el baño. -Dije llevándome una de las cajas al baño de abajo.
Coloqué los botes de crema, champú y todo lo demás en los cajones, después las toallas en el toallero y al girarme me miré al espejo. Soplé al ver mis ojeras y lo cansada que estaba pero me sonreí a mí misma, lo había conseguido. Había logrado lo que quería en la vida, un buen novio que me tratase como una reina y que me dejase tratarlo igual a él. Un trabajo de escritora, lo cual era mi sueño desde pequeña y una bonita casa en un buen barrio para criar a nuestros hijos, lo tenía todo, por eso me sonreí porque no podría tener mejor vida a pesar de todo lo que he pasado pero las cosas buenas llegan aunque tarden.
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Desde siempre.
RomanceAmelia y Rubén se conocen desde que tenían seis años, viven en Texas y siempre han sido compañeros de clase hasta el instituto, dónde se les separó, y con ello también su amistad. En esta historia, se volverán a reencontrar y recordarán los buenos...