Capítulo 34.

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Una vez montados en el avión me puse los auriculares para escuchar música relajante, Ru estaba viendo una película entretenido, era de terror, cómo no.

Mi música country me llevaba a la relajación completa, canciones románticas que describían una historia. Mi mente se llenó de ideas y de motivación y saqué mi móvil y en la aplicación de 'notas', comencé a escribir un capítulo de mi novela. Pasé dos horas escribiendo, sin interrupciones, estaba inspirada, descansé la mente y las articulaciones.

Diez horas más tarde, él avión aterrizó en el aeropuerto de Grecia, salimos de allí con nuestras maletas y pedimos un taxi que nos llevase a nuestro hotel de Santorini donde pasaríamos una semana. Me quedé embobada mirando por la ventanilla, era precioso. Llegamos a nuestro destino y una vez hablamos con el recepcionista nos dio la llave de la habitación y subimos a dejar las maletas.

- Tu bebé y yo tenemos hambre. -Dije tumbada en la cómoda cama descansando.

- Pues salgamos a ver si conseguimos algo para cenar. -Dijo mi chico tendiéndome su mano para levantarme.

Salimos por la puerta del hotel y caminamos por las preciosas calles, los restaurantes estaban cerrados, era la una de la madrugada. Encontramos una pequeña tienda que aún seguía abierta y cogimos algo de picoteo y nos volvimos al hotel para comérnoslo en la habitación. Dormimos cansados por el viaje y a la mañana siguiente nos despertamos con más energía, salimos a pasear y a visitar la ciudad.

- Vamos a hacernos una foto aquí. -Dije viendo el mar de fondo.

Ru sacó el móvil y sonreímos mirando hacia la cámara, salíamos genial y sobretodo felices. Besé sus labios y seguimos nuestro camino por las calles de Santorini para encontrar un autobús que nos llevase a Atenas. Allí disfrutamos muchísimo de la gastronomía del lugar, comimos muy bien en un restaurante griego.

La semana transcurrió muy rápida, se me hizo corta la luna de miel pero nos prometimos volver cuando naciera el bebé.

***

Abrimos la puerta de casa viendo a Garfiel pasearse por nuestras piernas contento, estos días Bea ha venido a cuidarlo y darle de comer y beber. Dejamos las maletas en la habitación, las deshicimos con parsimonia, comentado cuánto nos había gustado el viaje. En el segundo día, visitamos monumentos y hechos históricos de allí, nos quedamos impresionados con lo bonito que era todo, el tercero nos bañamos en la playa por la buena temperatura que hacía y fue genial, el agua cristalina, los peces nadando alrededor, me encantó. Ru se enamoró de todo en general, no hay una sola cosa que no le gustase. Terminamos de sacar todo de las maletas y comimos algo mientras veíamos una película, mañana volvíamos a trabajar los dos y queríamos descansar. Expediente Warren se veía en la televisión, grité por un susto y mi marido se rió de mí, golpeé su brazo con suavidad y reí. Comí una palomita y tuve que ir al baño a vomitar, las náuseas me estaban matando últimamente.

- ¿Estás bien? -Preguntó Ru desde la puerta del baño.

- Sí, es el bebé. -Sonreí.- Parece que no le gustan las palomitas.

- Tranquila. -Acarició mi hombro agachado en cuclillas a mi lado.

- Ya estoy. -Dije y me enjuagué la boca.

Volvimos al sofá a terminar de ver la película y cuando acabó fuimos a darnos un baño, juntos.

El agua caliente me relajaba mucho, apoyé mi espalda en el pecho de mi chico mientras él acariciaba mis brazos. Música relajante sonaba por el altavoz de mi teléfono para crear más ambiente. 

- ¿Qué crees que será? -Pregunté llevando su mano a mi tripa.

- Creo que será niña y será preciosa como tú. -Dijo besando mi cabeza.

- Yo creo que también será niña. -Reí.- Y quiero que tenga tus ojos.

- Los tuyos son más bonitos.

Suspiré relajada y sonreí, nos quedamos así un buen rato y después me levanté para ponerme en frente a él, a horcajadas.

- ¿Qué haces, nena? -Rió cerca de mí boca.

- ¿Yo? -Hablé seductora.- Nada..

Besé su cuello y mordí el lóbulo de su oreja mientras rozaba su miembro contra mi vagina, lo notaba ponerse cada vez más duro y mordí su labio.

- Para..-Dijo riendo.

- ¿O qué? -Lo miré desafiante.

- O no respondo de mis actos.

- Hazme lo que quieras.. -Susurré en su oído, volviendo a besar sus labios.

Agarró mis nalgas, apretándolas fuerte con sus grandes manos haciendo que nuestras intimidades se pegasen más y gruñó. Lo besé salvajemente.

- Hazme tuya. -Volví a susurrar en su oído.

Metió su miembro dentro de mí y gemí en su boca, moviéndome deprisa debajo del agua. Se levantó conmigo en brazos y me sacó de ahí para sentarme encima del lavabo, siguió moviéndose rápido dándome embestidas fuertes, gemí alto mientras besaba mis pechos desnudos y mojados. Acabamos a la vez, gimiendo entre besos y acariciando nuestros cuerpos.

- Me encanta que te enciendas tanto.. -Dije dejando un casto beso en sus labios.

- Es tu culpa.. -Rió.

Nos secamos con la toalla y nos fuimos a la cama, estábamos agotados. Me tumbé con la cabeza en su pecho y una pierna encima de la suya, me encantaba dormir así.

- Estoy deseando ver su carita. -Dije sonriendo.

- Sólo quedan dos meses y podremos verlo. -Besó mi cabeza.

- Espero que pasen rápido.

***

Y así fue, pasaron como la lluvia, ya estoy de tres meses y medio y vamos de camino a la cita para la ecografía. Estaba nerviosa y deseosa por que nos dijeran el sexo del bebé. Ru conducía cantando las canciones de la radio y yo lo miraba embobada, imaginando en qué fuese niña y que se parecería a él. Ojalá. Es muy guapo, con esos ojos verdes que me atrapan e hipnotizan, su nariz perfecta, sus labios carnosos y sobretodo, su personalidad, espero que también lo tenga de él. No dejé de sonreír en todo el camino mientras lo observaba, no me di cuenta de que habíamos llegado al médico. Me miró con cara confusa y besó mis labios, ahí salí de mi trance.

Desde siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora