Capítulo 6.

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Empezamos a vernos con más frecuencia desde aquél día, era todo como antes, nada había cambiado entre nosotros, seguía siendo mi amigo Rubén. Bea siempre quedaba con nosotros, era genial así.

- Rubén, tienes que afeitar esa barba ya. - Bea dijo riendo.

- Nunca. - Negó él.

- ¿Por qué? Así está guapo. - Sonreí. Noté como él se sonrojaba.

- Gracias Amelia. -Dijo tímido.

- Oye -Nos distrajo Bea.- ¿Vamos al cine los cuatro esta tarde?

- ¿Qué cuatro? -Preguntamos Rubén y yo al unísono.

- Pues vosotros dos, Izan y yo. -Sonrió.

- ¿Y qué pasa con Marcos? Pensaba que teníais algo serio. - Pregunté confusa.

- Es un idiota... -Suspiró- Además, me apetece salir de tranquis, como el grupo de amigos que somos. Así Rubén conoce a tu ligue. -Dice guiñándome un ojo.

- ¿Qué ligue? -Sonrió Rubén nervioso.

- Vamos, Bea.. - La miré mal y me dirigí a Rubén.- Izan es un amigo de Bea, me lo presentó el otro día y nos caímos bien. No hay más. -Dije sonriendo.

- De momento... -Bea sonrió picarona, haciéndome reír.

- Bueno, ya veremos que pasa. -Reí.- Poco a poco, quiero conocerle bien..

- Seguro que le gustas. -Consiguió decir Rubén nervioso.- Pues por mí genial, así conozco al ligue de Amelia.

Noté a Rubén un poco raro con el tema de Izan pero no le dí mucha importancia, seguimos hablando hasta la hora de comer. Como estábamos en mi casa, preparé una lasaña de carne que me quedó espectacular. Ver como Bea y Rubén se chupaban los dedos me hizo reír tanto que me dolía la barriga.
Mientras ellos esperaban en el salón, yo me fui a duchar y a prepararme para ir al cine. Bea llamó a Izan y éste aceptó la invitación sin problema, vendría a recogernos a las 6 de la tarde.

Mirando fijamente en mi armario, con una toalla enroscada al cuerpo y las gotas de agua de mi cabello cayendo por mi espalda, se me hacía difícil escoger la ropa que ponerme. Alguien me sacó de mis pensamientos llamando a la puerta de mi habitación.

- Pasa. -Dije aún concentrada en mi armario.

Rubén entró y se quedó parado ahí en mitad de la habitación. Lo miré frunciendo el ceño.

- ¿Qué pasa? -Pregunté.

- Pensaba que estarías vestida. -Dijo poniéndose un poco colorado.- Ya me voy.

- No te preocupes, no me da vergüenza. -Dije riéndome.- Mejor quédate, así me ayudas a elegir que ponerme. -Sonreí, le guiñé un ojo para que se relajase.

- ¿Todavía no has elegido? -Preguntó y me encogí de hombros.- Vamos a ver..

Rebuscó en mi armario, mirando cada prenda de ropa, color y estilo para combinarlas unas con otras.

- Esto no... Esto tampoco.. -Decía mientras descolocaba y colocaba la ropa.- Huy, esto puede servir... Y seguro que te queda espectacular.

Se dió la vuelta, enseñándome mi vestido verde claro con puntos blancos, de tirantes y corto por encima de la rodilla, con un escote en corazón. A continuación, miró por mi cuarto y señaló unas sandalias blancas básicas que tenía al lado de la cama.

- Póntelo, vas a estar impresionante. -Dijo sonriendo ampliamente.

Me di la vuelta para quitarme la toalla.

- ¡Amelia! -Exclamó.- Que estoy aquí.

- Ya te he dicho que no me da vergüenza. -Reí.- Date la vuelta...

En cuanto Rubén se giró, comencé a cambiarme y me puse lo que el había elegido. Me miré en el espejo que tenía al lado del armario admirando el buen gusto de mi amigo.

- Me encanta. -Dije sonriendo feliz.

Corrí hacia Rubén quien seguía dado la vuelta y lo abracé por detrás. Él se sobresaltó, no se esperaba que yo fuera a hacer eso, se dió la vuelta aún con mis brazos rodeándole la cintura, para poder abrazarme. Me rodeó por la espalda con sus fuertes brazos, se notaba que iba al gimnasio, me dió un beso en la cabeza y suspiró.

- Estás preciosa. - Dijo apartándome ligeramente de su cuerpo para admirar su decisión y volvió a abrazarme.

Nos quedamos de pie en mitad de mi cuarto, abrazados, escuchando nada más que nuestras respiraciones y nuestros latidos. Fueron los diez minutos más largos de mi vida, me sentía en paz, tranquila, segura... Hasta que Bea entró sin llamar y nos asustamos, haciendo así que nos separásemos dejando de sentir esa paz y tranquilidad.

- Amelia, ¿puedo... -Dijo y después se sorprendió al ver que estábamos los dos ahí.- ....cogerte algo de ropa? -Terminó su pregunta y yo asentí como si nada.

- Coge lo que quieras Bea, estás en tu casa, ya lo sabes. -Reí.

- Gracias nena. -Sonrió.- Por cierto, buena elección con ese vestido.. A Izan le va a encantar. -Me miró pícara.

Reí y miré a Rubén quien tenía una mueca en su cara, no supe descifrarlo.

- He de admitir que he tenido una gran ayuda para elegir que ponerme... -Admití mirando a Rubén.

- Buen gusto, sí señor. - Bea lo miró y le sacó el pulgar hacia arriba, él se rió.- Ahora por favor, ¿te importa salir? Me quiero cambiar.

- Oh sí, por supuesto, os espero en el salón. - Dijo nervioso y se fue.

Mientras buscábamos ropa para Bea, ella no paraba de mirarme y reírse.

- ¿Qué pasa? - Pregunté.

- ¿Qué hacíais Rubén y tú?

- Nada. Sólo me ha ayudado a buscar algo que ponerme.

- ¿Y por qué estabais abrazados?

- Porque le he dado las gracias de esa manera. -Reí.

- Sabes que no soy tonta, Amelia... Y sé distinguir amistad de amor... -Rió tirándome una camiseta.

- ¿Amor? Entre Ru y yo no hay amor. Sólo somos amigos. -Sonreí y le devolví la camiseta de la misma manera.

- Si tú lo dices... -Rió.

Asentí con la cabeza mientras ella elegía una falda corta, con vuelo por las rodillas de color negro, una camiseta blanca de tirantes y sus converse negras.
Salimos de mi habitación, entramos al salón con Rubén.

- ¡Estáis preciosas las dos! - Exclamó.

- Muchas gracias. -Dijimos las dos riéndonos al unísono.

- Veo que tu también te has cambiado.. -Dije mirándolo de arriba a abajo. Llevaba unos pantalones vaqueros cortos de color gris, por la rodilla. Una camiseta blanca con la imagen del grupo de rock "Kiss", unas vans negras y una gorra negra que le quedaba estupendamente con la visera hacia detrás.- Estás muy guapo. -Sonreí.

- Gracias. -Dijo sonrojándose.

- Izan está fuera, tenemos que irnos. - Dijo Bea mirando su móvil.

Recogimos nuestras cosas y salimos de casa a encontrarnos con Izan.

Desde siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora