Luego de unos minutos conduciendo y un par de indicaciones llegamos a mi lugar favorito del mundo entero.
—¿Qué es esto?— soltó una risa al ver el local.
—¿Qué tiene?
—¿"La cafetera de la abuela"? ¿es enserió?
—No te burles, los cafés de este lugar son los mejores que probaras jamás.
—Te creeré, supongo que la abuela tiene buena mano para el café.— soltó una risa y bajamos del auto.
En el pequeño camino que había desde el auto hacia la cafetería Tom se acercó un poco más de lo normal, podía sentir su pecho pegado a mi espalda, estaba jodidamente nerviosa, el lo noto y de todas maneras no se separo, llego al punto de tomar mi cintura con una de sus manos.
—¿Pero que haces?
—¿No es obvio? poniéndote nerviosa.— se alejo un poco para abrir la puerta del local. Maldito idiota.
No me atrevi a decir nada, simplemente entre al negocio con la cara roja cual tomate.
Al entrar al local ese delicioso olor a cafe de grano inundó todos mis sentidos, dios como adoro el café. El local estaba prácticamente vacío, buscamos una mesa con buena ubicación y tomamos asiento, mientras esperábamos a que nos atendieran comenzamos a observar a la gente del lugar, era muy poca y casi toda era de la tercera edad, y es triste decir que los conocía a casi todos, antes de entrar a la universidad o trabajar con los chicos mis únicas salidas eran a este café a jugar ajedrez y juegos de cartas con estos señores.
—¿Ves a ese de ahí?— apunte al señor de gafas que estaba solo sentado tomando un café mientras leía un periódico.
—Ajá ¿qué con el?
—Pase lo que pase esta aquí a esta hora todos los días.— me miró haciéndose el sorprendido, lo mire mal y seguí con mi historia. —Creo que el es de los ancianos más interesantes que he conocido, su esposa falleció hace 3 años y esta jubilado, siempre lo veo pasear solo, comprar solo, comer solo, pero a pesar de todo se ve siempre feliz, el ha vivido tantas cosas, tiene tantas historias interesantes por contar, es como una enciclopedia andante.— no note lo mucho que hable, pero Tom me escucho atentamente.
—Suena como alguien muy admirable, me gustaría oír una de sus historias alguna vez.— me miró y sonrió ¿puede este hombre ser más lindo? la respuesta es si, claro que si puede.
Sin darme cuenta estaba muy entretenida hablando sobre los adultos mayores del lugar.
—¿Te agradan mucho los ancianos no?
—La verdad si, me agradan bastante, creo que son personas interesantes con cosas por contar, y lamentablemente casi nadie quiere oírlos.
—¿Y tú por que los escuchas?— su cara interpretaba geniuna curiosidad.
—Creo que es gracias a mi abuela, ella me hizo adorar a los ancianos.
—No se si sonare muy metiche, pero me contarias sobre ella? debió ser una persona genial al criar a alguien tan buena como tú.— la vez que hablamos en el parque de diversiones le comenté que básicamente mi abuela me crío a mi y a Victoria, nuestros padres estaban muy ocupados "trabajando" para hacerlo ellos mismos.
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Be mine ; Tom Kaulitz
FanficUna simple asistente y el famosisimo Tom Kaulitz, algo entre estos dos jamás podría pasar ¿verdad? Teniendo en cuenta que Tom adora romper reglas y Ann haría hasta lo imposible por complacer a su jefe... tan imposible no es.