El conejito blanco tiene el culo rojo

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Jungkook

Según termino de beber me miro, vi su cara era pura lujuria, escuchaba mi respiración acelerada aún.

-¿Te ha gustado como me lo he comido y lo bebido todo Jungkook? -

La vergüenza que hace momentos no tenía volvió de golpe coloreado mi cara. Una sonrisa latina apareció en su rostro.

- ¿Me vas a castigar?-

Dijo mientras se lévantaba del suelo y cogía mi mano dirigiendonos a una habitación. Me soltó la mano y a oscuras llegó a una esquina encendiendo una lámpara de pie con la pantalla morada y hasta el suelo iluminando con una suave la habitación. Me espere encontrar cadenas y algún látigos pero era una habitación normal a excepción de la cama king-side que había.

-¿Estas buscando con que castigarme? Muchas veces no hacen falta objetos para castigar Alicia-

Volvió a coger mi mano y me sentó en la cama se sentó a horcajadas de nuevo. Me empujó hacía atrás dejándome tumbado de espaldas.

- ¿Sabes lo que le pasa a Alicia cuando come Jungkook?-

Acaricie su miembro duro y goteante.

-Si mi conejito ya me dijo cuenta creo que has comido demasiado-

Mi mano se cerró a su alrededor y comenzó un rápido vaivén, mientras metí los dedos en mi boca para llevarlos a su apretada entrada. Metí dos dedos de golpe, sus gemidos se escuchaban por toda la habitación.

- ¿Puedo correr me Jungkook, por favor?-

Metí un tercer dedo y golpee más rápido con mis dedos en su próstata.

- No, aún no-

Pare mi mano el la punta y apreté. Cogí a Jimin y lo coloqué en el centro de la cama, que bonito esta con el pelo despeinado, mordiendo su labio esperando lo que yo le pueda hacer pero que le puedo hacer, me pasan millones de cosas por la cabeza pero no se me queda ninguna. Miró por la habitación y veo dos pañuelos largos colgados en la silla. Me me estiró y los cojo.

- Ven conejito dame tus manos eso es -

Me puse a horcajadas sobre el rozando nuestros miembros, Jimin me ofreció sus brazos uniendo sus muñecas enrolle el pañuelo alrededor de sus muñecas y las subi sobre su cabeza, con lo que me sobró que fue bastante lo ate al cabecero de hierro de su cama. Con el otro pañuelo vende sus ojos.

- ¿Te hace daño Jimin ?-

Sonrió dulce y negó con la cabeza, agarre el pelo de su nuca con una mano dejando su cuello bien estirado hacía atrás y con la otra tiré del piercing de su pezón.

- Te pregunte algo conejito ¿Por qué no contestas?-

Solte su pezón y cogi su miembro suave bajé y subi mi mano por el.

- ¿Cuántos castigos desea tener mi conejito blanco?-

- No me duele Alicia-

Veo como unas gotas transparentes salen de su erección, creo que yo también voy a comer para ponerme grande. Abro sus piernas para posicionarme entre ellas, suelto su pelo y bajo acariciando su torso hasta sus pezones, mis labios se posicionan donde antes estaba mi mano y bajan de arriba abajo por toda su extensión, mi mano acaricia sus testículos. Oigo sus gemidos de placer, su respiración se entrecorta cambio de lugar con mi mano y lamo sus testículos mientras aceleró el vaivén de mi mano. Sus gemidos son más seguidos, quito mi mano y subo con mi lengua por toda su extensión hasta llegar a la punta le doy un beso y la introduzco en mi boca.

- oh mm Por faavor deja que me mm que me corra-

Mi boca sigue con el movimiento arriba y abajo, mi mano se cuela entre sus piernas y mete dos dedos de golpe directos a su punto dulce. Jimin empuja sus caderas hacía arriba y después intenta meterse más aún mis dedos, me toca un tercero.

- Nono mmm puedo maaas porr faaavor deja que me corra-

Solo viendo como disfrutaba estaba más duro que antes. La saqué de mi boca en cuanto empecé a sentir los pálpitos de sus venas y apreté fuerte su punta. Escuché los sonidos de protesta y lloriqueos por no haberse vaciado.

- Sigues sin pedirlo bien, ahora conejito date la vuelta que quiero ver tu lindo culo-

O Dios mío como podía ser tan perfecto, Jimin se dio la vuelta y agarrándose al cabecero se puso de rodillas abrió sus piernas y empujó su culo hacia atras ofreciéndole. He debido ser muy bueno en una vida pasada.

Mis manos acariciaban esa piel tersa, blanca y suave que está en su culo.

- Lo siento conejito creo que voy a castigarte un poco más hasta que lo pidas bien, creo que has contestado mal tres veces ¿veŕdad conejito?-

Mis manos no dejaban de acariciarlo era el mejor culo que había visto.

-Si Alicia-

-¿ cuánto son cuatro por cinco?-

- Pero si lo dije bien Jungkook-

- No es lo que quería escuchar, ahora cuenta conejito-

Zas

- mm uno-

Zas

- dos mmm-

Zas

- Tres-

- Ahora más rápido y fuerte quiero que el culo del conejo blanco este rojito-

Mis manos azotaban a diestra y siniestra cada cuatro azotes acariciaba el culo que se iba calentando y poniendo carmesí con cada golpe, a los quince azotes entregue mi polla entre sus glúteos casi olvido todo y lo lleno entero.

-Vamos mi conejito sólo te quedan cinco-

Mis manos ardían de los azotes pero sus gemidos eran tan calientes.

- Ahora veinte mmm-

Mis manos separaron sus rojos cachetes y empuje todo mi miembro de golpe en el. Que bueno es el culo del conejito blanco. Mis caderas vuelven atrás al final de su gemido y se vuelve a meter fuertemente una y otra vez mis caderas golpean fuerte contra su punto dulce. Escucho sus gemidos cada vez más seguidos. Mi mano tira de su pelo y empujo más rápido.

- Vamos conejito pidemelo, porque quiero llenar tu culito de leche mientras te corres para mi-

Sus piernas temblaban estaban apunto de correrse.

- Pooor mmmfaor dejaaaa que me coorra Amo-

- Correte para tu amo conejito-

Y con un gran gemido casi un gruñidos Jimin comenzó a correrse apretando su culo provocando que yo me corra también pero la sacó corriendome sobre su culo y espalda lo unto bien con mi polla sobre su culo. Jimin da la vuelta y se tumba desato sus manos y el se quita la venda.

- Para nunca haber hecho estas cosas lo haces demasiado bien Jungkook-

- Yo la verdad que sólo improvise con las pocas cosas que se dicen-

Mi cara se empezó a poner colorada. Jimin cogió mi cara y la acerco a él dejando un dulce beso.

- Mi dulce Alicia-

Me acosté a su lado y apoye la cabeza en su pecho, mientras me acariciaba el pelo me quedé dormido.

El País De Las Perversiones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora