Episodio 8

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Madeleine Davis

Estaba lista en el despacho de Aidan ya que el abogado vendría a hablar con él y ver lo enamorados que estamos.

—el señor Eduard— presentó Gladis dejándolo ver. Era muy mayor, como de 45 años.

—buen día señor Gallagher— le estrechó la mano a Aidan.

—¿cómo está Eduard? Ella es Madeleine mi novia— me presentó y estreché su mano.

—un placer— sonreí con cortesía y se sentó en una de las sillas.

—el placer es mío— me sonrió— ¿cuanto tiempo tienen de noviazgo?— cuestionó sacando unos papeles.

—8 meses— respondió Aidan tomando mi mano.

—parecen sólo días— mencioné y reímos Aidan y yo. Por obvias razones.

—si no es indiscreción, ¿por qué no se presentaron formalmente a la prensa hasta ahora?— apreté mas la mano de Aidan.

—Madeleine y yo hablamos y no queríamos hacerlo oficial delante de las cámaras pero por la fiesta de la empresa creí adecuado ya hacerlo— sonrió.

—y señorita Madeleine, ¿donde conoció al señor Aidan? No es un hombre de fiestas— rió levemente.

—en un restaurante— respondí— ya no había mesas disponibles y nos sentaron en la barra del restaurante— reí.

—y nos dieron el plato del otro— me siguió la historia.

—y recuerdas— no podía terminar la oración por mis risas.

—que nos dieron otros platillos diferentes?— dijimos al mismo tiempo.

—y cuando te vi a los ojos me enamoré de ti— tomó mis manos y las acarició.

—y yo de ti— sonreí ampliamente acariciando su mejilla.

—adorable— dijo viéndonos el abogado.

—y dígame, señor Finch, ¿a que debo el honor de su visita?— parecía tensarse Aidan.

—son pendientes en el testamento de su padre, ya sabe... debe desposar a alguien para tener la herencia y en la reunión familiar que habrá en unos meses, les diré el resto de detalles— le tendió unos papeles a Aidan— firme esos papeles solamente— sonrió levemente.

Aidan los leía y firmaba al final para después dárselos nuevamente al abogado.

Tocaron la puerta y entró Gladis— ya está la comida— informó y asintió Aidan sonriendo.

—¿nos acompaña a comer?— le ofreció al abogado.

—me encantaría— se puso de pie al igual que Aidan quien estiró su mano hacia mí para que la tomara y eso hice.

Ya estábamos en el comedor, había mucho silencio, realmente me daba mucho nerviosismo todo esto, es decir que descubra que todo esto es fingido.

—¿siempre comen en silencio?— cuestionó el abogado llevándose un bocado de comida a la boca.

—oh no pero no queremos ser descortés con nuestro invitado— sonrió Aidan.

—así es, no queremos decir algo fuera de lugar— excuse.

—parece ser que son tal para cual— sonreímos viéndonos— dígame Aidan, si tuviera que describir a la señorita Madeleine en tres palabras, ¿como lo haría?— bebía de la copa de vino.

—amable, hermosa y tierna— mencionó sin dejar de verme.

—lo mismo va para usted, señorita Madeleine— lo vi y lo mire.

Matrimonio por convenienciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora