Una chica se gana la vida en trabajos para la enfermedad de su madre.
Un chico tiene la vida resuelta. O más o menos ya que debe casarse para recibir su herencia tras la muerte de su padre.
Diferentes necesidades, mismo destino.
-𝓐𝓵𝓭𝓲𝓷𝓮✨
Salió nuevamente con otro vestido, a decir verdad iba saliendo con uno más hermoso que el anterior.
—este es el vestido número 4 —mencionaba con ya su típica sonrisa la asesora.
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Madeleine lo veía en el espejo, era hermoso como lo lucia— me encantan las mangas, lo hace ver aún más precioso— alzaba un poco los brazos para ver el movimiento de estas.
Se dio la vuelta y sonreí como nunca al verla en ese vestido— es precioso, mi amor, te ves de todas las maneras posibles pero te ves perfecta— sonreí ante mis palabras.
—es un vestido muy romántico, las mangas y como no tiene mucho encaje más que en el corsé, pero lo que da la vista son estas impresionantes mangas— decía la asesora alzando las mangas.
—es divino— sonreía de oreja a oreja Madeleine.
—parece de un cuento de hadas— comentó Viktor y todos lo volteamos a ver.
—¿eso es bueno o malo?— reía la asesora.
—no lo sé, sin dudas es un vestido divino, señorita Madeleine, pero no sé si me convence del todo— fruncí mi ceño ante las palabras de Viktor.
—bueno no hay problema, aún tenemos vestidos por ver, de igual manera, tú usarás este vestido y debes amar cada parte de el— la asesora tomó la mano de Madeleine y se relajó.
Se fueron al probador nuevamente y observé a Viktor— ¿convencerte del todo?— fruncí mi ceño ante su comentario pasado.
—no me malinterprete, señor Gallagher, solo doy mi opinión, la señorita Madeleine lo pidió— se defendió con ese argumento que era verdad.
—bueno, lo que menos deseo hoy es que Madeleine no encuentre su vestido porque si no lo hace, se comenzará a frustrar y no deseo ver a mi mujer de esa manera solo por comentarios tan... relevantes— sonreí y me acomode en el sofá de la tienda.
Observé mi reloj y habían pasado 3 horas desde que se comenzó a probarse vestidos. Gracias al cielo cancelé todo para estar aquí hoy.
Llegó con otro vestido puesto, muy elegante, y aunque ya lo he dicho tantas veces... se ve espléndida.
—okay, ¿que te parece este?— le preguntaba la asesora a Madeleine mientras arreglaba el vestido dela parte de abajo.
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