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FLASHBACK:
La brisa fresca era embriagadora, las hojas de los árboles se movían y los cabellos de Charlotte se levantaban cuando el aire acariciaba su rostro con la misma suavidad que ella acariciaba con sus dedos los pétalos de las rosas rojas que había en un bello rosal en los jardines más profundos de Hogwarts. Las admiraba.
Dejó de hacerlo cuando, sin esperarlo, unas manos apretaron su cintura por detrás haciéndola brincar por el susto. Las manos se apartaron y apenas voltear vio a Draco riéndose como loco, abrazando su propio estómago y casi llorando de risa.
—¡Malfoy!—Gruñó Charlotte, apretando los puños y mirando con molestia al rubio que no dejaba de carcajearse—¡No fue gracioso!
—¡Para mi si lo fue! ¡Debiste ver tu cara, te pusiste pálida como fantasma!—Gritaba Draco, recargando su espalda en un árbol y jadeando como si estuviera cansado de reírse. Miro a Charlotte y le sonrió burlón, ella apretó los cachetes.
Charlotte no hizo más que chasquear la lengua y cruzarse de brazos. Mirando con el rabillo del ojo a Draco cuidando cualquiera de sus posibles movimientos.
—¿A que has venido, Malfoy?—Cuestionó, luego se dio la vuelta comenzando a caminar por el jardín, escuchó los pasos de Draco caminando por detrás suyo pero no le preocupó. Aunque, inconscientemente no podía evitar mirarlo de reojo, sentía una extraña sensación recorriendo su cuerpo cuando notaba los ojos grises de Draco brillando y su sonrisa de lado.
Draco caminaba con las manos metidas en los bolsillos y no dejaba de mirar a Charlotte, tanto que no se fijaba por donde iba.
—Solo a saludarte—Dijo con pesado sarcasmo.
Charlotte se volteó hacia Draco con sus brazos todavía cruzados y las cejas fruncidas, dudando si le creía o no. Draco parecía cómico, pero había algo en el brillo de sus ojos que le hizo creer un poco sus palabras.
—Sí... sí, claro, por supuesto—Charlotte dijo, enfadada. Draco sólo sonrió, conocía a esa chica desde hacía tiempo. Iba en su misma casa, mismo año, compartían clases, ¿Como ignorarla?
Draco se le acercó demasiado de repente, ella, por instinto, retrocedió. Pero él avanzó más quedando a escasos centímetros de su rostro, sus ojos se encontraron en un penetrante contacto visual y los labios de Draco se curvearon en una sonrisa de lado. Charlotte tardó unos segundos en procesar que lo que él veía con tanto detenimiento, era sus ojos. Rápidamente se volteó a otro lado. Pero, ni siquiera después de eso, Draco apartó la mirada de ella.
—Ojos raros—Susurró Draco, en voz baja, casi inaudible para los oídos de Charlotte. Quien volteó nuevamente al escuchar el murmullo.
—¿Como has dicho?
—Dije...—Draco tomó aire—¡Ojos raros!—Y luego se empezó a reír burlonamente, la amplia sonrisa en sus labios casi desaparecía sus ojos.
