𝒰𝒩𝒪

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FLASHBACK

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FLASHBACK

El aula de pociones tenía la fama de ser realmente frío, y nadie se equivocaba pues no había un solo estudiante que soportara tomar clases con Snape sin utilizar suéter bajo la túnica de sus casas. El chillido agudo de la puerta hizo a todos levantar las cabezas y mirar hacia la tenue figura tímida de una niña de primer año, vistiendo el uniforme de Slytherin avanzó unos pasos hasta quedar a la vista de todos, su mirada heterocrómica brillaba con timidez ante los Slytherin, que la miraban con burla, y los Gryffindor, que la veían con cejas alzadas. Pues, ¿Quien en su sano juicio se atrevería a llegar tarde a una clase de Severus Snape, el profesor más temido de todo Hogwarts?

—¿P...Puedo pasar, señor?—Preguntó con voz baja la niña castaña, apretando los libros que cargaba entre sus pálidas manos. Snape apretó los dientes fríamente.

—Llega tarde, señorita Grindelwald—La voz fría y enfurecida de Snape respondió mirando fulminadamente hacia la chica que parecía querer esconder la cara entre sus libros.

—S-Sí, lo sé, profesor Snape. Lo siento, no tuve la intención de...—Le temblaba un poco la voz, y su piel delataba todo el pánico que sentía en ese momento. El silencio volvió a reinar en la sala unos segundos, haciendo todo más tenso. Snape respiró profundo.

—Puede pasar, pero no quiero más demoras de su parte—Snape se giró quedando de espaldas a la niña castaña, quien entró casi de puntitas aún con las miradas sobre de ella, o mejor dicho, sobre sus ojos. Sus ojos de distintos colores que relucían ante las miradas de los demás.

Ella apenas iba a hablar, abrió levemente la boca para poder decir que no había lugar donde sentarse, pero antes...

-¡Pss!

Por alguna razón terminó volteando hacia los pupitres donde estaban sentados los de rojo con dorado, nadie la veía, todos tenían las cabezas volteadas hacia Snape.

-¡pss!

Sonó más fuerte esa vez, y la castaña rápidamente comprendió que quien la llamaba se encontraba a su derecha. Nerviosamente volteó encontrándose con los ojos grises y brillosos de un niño pálido compañero de su misma casa. El chico alzó las cejas hacia un banco solo a su lado y ella sin dudarlo mucho se sentó. Mirando hacia la pizarra donde Snape escribía apretando el gis entre sus manos, un codazo por parte del chico la hizo voltear a verlo, su cabello rubio platinado brillaba casi tanto como sus ojos, y tenía una sonrisa tan tierna que ella podría derretirse en ese mismo momentos.

—Yo soy Draco Malfoy—Dijo Draco con una voz bastante suave, extendiendo su mano con dulzura hacia ella y sonriendo con amabilidad.

—Yo soy Charlotte... Grindelwald—Respondió con timidez la castaña, estrechando la mano de Draco. Sintió la suave y cálida piel del niño y por unos segundos miró sus manos, que por alguna razón ninguno de los dos soltaba hasta que terminó por hacerlo ella.

❛ʜᴇᴛᴇʀᴏᴄʀᴏᴍɪᴀ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora