𝒱𝐸𝐼𝒩𝒯𝐼𝒯𝑅É𝒮

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El diario del profeta estaba siendo repartido, las miradas estaban sobre Charlotte luego de lo que Rita Skeeter escribió sobre ella en sus periódicos

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El diario del profeta estaba siendo repartido, las miradas estaban sobre Charlotte luego de lo que Rita Skeeter escribió sobre ella en sus periódicos.

«Escuché sobre ella, Charlotte Grindelwald, la última Grindelwald según rumores. Salió hace poco del pobre orfanato muggle donde vivía, donde según relatos, nadie la soportaba. Yo misma he de asegurar que me hirió de gravedad hace un par de semanas, no es una mujer violenta, solo creo que está deprimida y sola»

Charlotte estaba furiosa, ¿Como se atrevía esta mujer? Aquel artículo estaba lleno de mentiras, sin duda, y lo peor era que todos lo creían. Si antes se sentía juzgada por su color de ojos, ahora se sentía aún más, por dichas mentiras.

Apretó con furia el periódico entre sus manos en un intento de deshacerse de él, pero el papel seguía en sus manos. Caminando por el pasillo al mismo tiempo que arrugaba la hoja terminó chocando con un cuerpo más alto y fuerte que el suyo, haciéndola caer al piso mientras cerraba los ojos.

—Lo siento, ¿Estás bien?

Al abrirlos de nueva cuenta, se topó con el rostro de Theodore, lo raro fue ver que su expresión se veía amable, casi no lo reconoció, era como si hubiese cambiado de un día para otro. Él le ofreció su mano y ella la tomó, levantándose y quedando frente a frente con él, Theodore la miró en silencio por varios segundos, Charlotte hizo lo mismo, creyó que en cualquier momento le gritaría y se burlaría de ella, como años atrás, pero no lo hizo.

Charlotte todavía se sentía confusa frente a Theodore. Él siempre había sido un bully con ella, y no podía entender por qué estaba actuando de esta forma ahora. Sus ojos, que siempre estaban llenos de furia y sorna, ahora reflejaban dulzura y sufrimiento.

—Charlotte, me da gusto verte—Dijo, con una pequeña sonrisa amable.

—No puedo decir lo mismo—Respondió Charlotte con honestidad y antes de desviar la mirada noto que la sonrisa de Theodore desapareció de sus labios. Sin decir nada, pasó por un lado del chico y siguió su camino, notando como el castaño la seguía con la mirada, como si curioseara sobre ella. Pero Charlotte no se inmutó, después de todo, ya no quería problemas con Daphne, quien sabía que estaría furiosa por haber cruzado si al caso miradas con su querido teddy.

Charlotte había esperado que Theodore fuera capaz de reaccionar, quizás gritándole un insulto a la espalda o algo peor, pero cuando se dio la vuelta e hizo una última mirada, notó que él permanecía en su lugar, con los brazos enlazados y los ojos medio cerrados.

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En el aula del profesor Slughorn las cosas no eran muy malas, el hombre era noble y amable, con una cálida sonrisa, como si amara su labor. Charlotte sentía que las clases de pociones se habían convertido en sus favoritas, pues ahora las disfrutaba.

❛ʜᴇᴛᴇʀᴏᴄʀᴏᴍɪᴀ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora