𝒟𝒪𝒞𝐸

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Saltamontes brincaban y volaban por todos lados, los gritos chillones de Cho Chang retumbaban por las paredes, la pelinegra abrió la puerta de un empujón y salió corriendo por los pasillos siendo seguida por montones de saltamontes, de un tamaño d...

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Saltamontes brincaban y volaban por todos lados, los gritos chillones de Cho Chang retumbaban por las paredes, la pelinegra abrió la puerta de un empujón y salió corriendo por los pasillos siendo seguida por montones de saltamontes, de un tamaño descomunal, casi tan grandes como los libros viejos que Hermione leía. Las risas y burlas inundaron el castillo, los estudiantes abandonaron las aulas sin escuchar a sus profesores, llenando los pasillos y solo asomándose a ver como Cho era perseguida por saltamontes, sin dejar de gritar, sin saber cómo demonios el responsable de esa broma había descubierto que su mayor miedo eran los malditos saltamontes.

Fue cuestión de segundos para que Harry Potter apareciera a su lado, tomándola de la mano y ambos saliendo corriendo por el castillo mientras las risas aumentaban, ahora no solo siendo perseguidos por saltamontes, también por escobas de Quidditch encantadas que perseguían a la pareja furiosamente.

Los escándalos por las risas y las gemidos de una pobre Cho, los chillidos de los enormes saltamontes y las escobas alborotadas llenaban el castillo, los estudiantes salían de sus aulas riendo y burlándose del show que se había armado. 

Dolores Umbridge, observando desde una ventana sonrió burlonamente, viendo como Harry Potter corría por todos lados evitando las furiosas escobas alborotadas, la mujer fingió ser sorda y cerró las cortinas indispuesta a hacer algo al respecto.

Los más divertidos ante el momento eran los Slytherin, que no dejaban de reír y burlarse de Cho y Harry, que parecían agotados y desesperados porque esto acabara. Charlotte iba saliendo de la biblioteca cuando escuchó el escándalo, con sus ojos heterocromos llenos de curiosidad abrió paso entre la multitud, disculpándose por empujar accidentalmente algunos, hasta llegar a la entrada del castillo, donde observó todo.

No pudo evitar una pequeña risa al notar como Harry, su ex novio, brincaba y trataba de subirse a un árbol mientras huía de una escoba que lo golpeaba en las costillas, Cho, a unos metros de distancia, caminaba hacia atrás mientras gritaba y lloraba porque los saltamontes no la dejaban en paz, hasta que finalmente se cayó dentro de una fuente terminando totalmente empapada, su expresión se tiñó de furia y vergüenza ante tal humillación, las carcajadas aumentaron.

Las risotadas también llegaron a oídos de los profesores que se apresuraron a llegar para averiguar que ocurría. La profesora Sprout se adelantó para apaciguar a los monstruosos saltamontes, mientras el profesor Flitwick corría tras las escobas alborotadas con la varita levantada.

—¡Señorita Chang, señorita Chang! ¿Se encuentra usted bien?—Preguntaba McGonagall, acercándose a la fuente donde Cho estaba, la ayudo a salir, la pelinegra estaba empapada y sus lágrimas se mezclaban con el agua de la fuente.

—¡Fue ella! ¡Ha sido ella, la maldita Charlotte!—Gritaba furiosamente, apuntando a Charlotte con uno de sus dedos temblorosos y con la voz llena de vergüenza.

Charlotte sintió pánico, las risas cesaron y la multitud de estudiantes se quedó en un profundo silencio solo observando como los profesores, Harry y Cho ahora hacían un círculo mirando fijamente a Charlotte, como esperando una explicación.

❛ʜᴇᴛᴇʀᴏᴄʀᴏᴍɪᴀ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora