El mundo mágico parece estar sumido en el miedo constante que los rodea al formarse por la segunda guerra mágica, Harry Potter toma el mando en el castillo de Hogwarts enfrentándose contra Voldemort, pero Draco no está dispuesto a ayudar, ni ahora ni nunca. Sabe que Voldemort no lo buscará porque tarde o temprano termina cumpliéndose la condena que él mismo le dio.
Sus zapatos pulidos y caros avanzaban por los pasillos oscuros y sombríos de la mansión Malfoy, solitarios y llenos de tristeza que lleva meses invadiendo a Draco desde la muerte de Charlotte. En el jardín que él amaba tanto cuando era pequeño hay un rosal, un rosal de rosas rojas que Charlotte amaba, pero desde que ella murió, se secó y nunca más floreció.
Su vida era deprimente y su existencia era innecesaria, ya nada tenía sentido para él, nada era capaz de reanimarlo después de la muerte de su amada, nada podría cambiar el sufrimiento y el vacío que su querida Lottie había dejado en él.
Recorrió toda la mansión con un trozo de papel en una de sus manos, su caligrafía era pulcra y la tinta se le había corrido algunas veces, pero no le importaba, pues no sería él quien la leyera. El papel crujió bajo la mano de Draco mientras se deslizaba por el largo, oscuro pasillo. Los antepasados Malfoy desprendían un aire solemne y presenciaron a su descendiente dar pasos pesados y lentos, dolorosos, hacia su destino final.
La muerte de Charlotte no solo lo había marcado, sino también había arrancado el brillo y el color de su mundo.
«Lo siento, —Comenzaba a decir la carta— lo siento por ser un cobarde y no poder afrontar mis miedos, sé que Charlotte lo hubiera hecho y hubiera sido capaz de seguir adelante si fuera yo quien hubiese muerto en lugar de ella. Pero yo no soy Charlotte, yo soy Draco, el cobarde que se aisló en su propio sufrimiento y dejó que el dolor invadiera su cuerpo corrompiendo sus paredes formando su propio infierno, hubiera deseado una vida larga donde pudiera casarme con Charlotte, formar una familia con ella, porque ella lo era todo para mí y sin ella no soy nadie. Lo siento por ser un mal hijo y una mala persona, lo siento por ser egoísta y no pensar en el sufrimiento que mis padres sentirían al ver mi cuerpo. Pero nadie pensó en mi propio sufrimiento al ver el cuerpo de la única persona a quien amé caer a mis pies»
La dejó en el suelo debajo de sus zapatos, se los había quitado y abrió el gran ventanal del último piso, subió al borde y observó el cielo oscurecido, en el que se veían tantas nubes grises y la marca tenebrosa en ella, la misma que él llevaba en su antebrazo. Con dolor en el pecho y con lágrimas cayendo por sus ojos, dio un paso adelante, pero antes de lanzarse pensó en Charlotte.
«Volveremos a vernos, mi amor—Pensó para sí mismo, mientras veía hacia abajo, el jardín se veía tan sombrío y no había una pizca de vida en el.
Draco tomó un respiro, tal vez el último y finalmente se lanzó, desde una altura considerable, sabiendo que al día siguiente quizás el profeta anunciaría haber hallado su cuerpo en un charco de sangre en su propia casa.
«Se suicido como un cobarde» dirían todos, y el no estaría ahí para defender su nombre.
«Era incapaz de abordar el sufrimiento» y el no estaría ahí para negarlo.
«No encontró otra solución, nadie lo apoyó y prefirió morir» y él no estaría ahí.
Nunca más estaría ahí.
Cerró los ojos cuando sintió su cuerpo caer y la adrelina invadiendolo, sintió miedo, pero lo ignoró. Lo único que pudo pensar fue en Charlotte, en su sonrisa, en sus ojos hermosos de distintos colores que siempre admiro, que la hacían única, que la hacían la mujer más bella del mundo ante sus propios ojos.
Pero ahora estarían juntos de nuevo, volvería a verla después de la muerte y esta vez nada podría separarlos, se iría con ella, con Charlotte, con su querida Charlotte.
Los últimos momentos de Draco se extendieron como lo hacen las alas del águila, volando frente al ocaso...
Su cuerpo cayó al vacío, acelerando hacia el suelo mientras se dejaba llevar por el viento. Mientras su vida corría en un instante, su mente vagó por los mejores recuerdos de su existencia.Y fue allí , en ese preciso instante, en su propia casa, en su jardín, donde la existencia de Draco Malfoy terminó.
Y en ese preciso instante, su destino fue sellado para siempre. Draco Malfoy, el que había sido el heredero de la familia Malfoy, ahora era una memoria, un recuerdo, una historia. Su aterrizaje en el suelo marcó el fin de su vida, pero no el de su historia, porque la vida de Draco y su relación con Charlotte seguiría latiendo en el corazón de los que habían conocido su amor... De los que los habían acompañado a lo largo de esta historia.
Charlotte no pudo saberlo, y en el futuro nadie lo sabría, nadie sabría que aquella noche en el castillo de Nurmengard hubo una victima más. Un inocente más que murió a las manos de Voldemort aún estando en el vientre de su madre sin la oportunidad de conocer el mundo exterior y a unos padres que lo hubieran amado como su más preciado tesoro, pues Charlotte Grindelwald murió estando embarazada.
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❛ʜᴇᴛᴇʀᴏᴄʀᴏᴍɪᴀ❜
Fanfiction𝓨𝗼𝘂'𝗿𝗲 𝗽𝗲𝗿𝗳𝗲𝗰𝘁! ₊˚ෆ -𝘌𝘭 𝘣𝘳𝘪𝘭𝘭𝘰 𝘥𝘦 𝘵𝘶𝘴 𝘰𝘫𝘰𝘴 𝘯𝘰 𝘦𝘴 𝘯𝘢𝘥𝘢 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘢𝘳𝘢𝘥𝘰 𝘤𝘰𝘯 𝘦𝘭 𝘣𝘳𝘪𝘭𝘭𝘰 𝘥𝘦 𝘵𝘶 𝘢𝘭𝘮𝘢. 𝐄𝐥 𝐥𝐚 𝐡𝐚𝐛í𝐚 𝐧𝐨𝐭𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞𝐬𝐝𝐞 𝐞𝐥 𝐦𝐨𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐢𝐧𝐠𝐫𝐞𝐬ó 𝐚 𝐇𝐨𝐠...