JAMES
Rebusco en la cabeza de Regina a toda velocidad. Puede que me arrepienta de esto, pero necesito saber la verdad.
De pronto, me encuentro con el recuerdo de la noche en la que ella se fue. Cuando sus pensamientos me transportan a este mismo salón hace tres años, aprieto los dientes con rabia. Estoy reviviendo como un espectador el momento exacto en el que ella me rompió el corazón.
—Tengo que irme, James —dice, mirando a mi patético yo del pasado.
—Iré contigo. Dame unas horas para que...
—No —dice ella, cortante.
—¿Qué...? Regina, yo...
Verme de este modo, rogándole como un maldito perro, hace que me envuelva una enorme sensación de vergüenza. La cruda realidad es que ella nunca me quiso. Y yo era demasiado imbécil para darme cuenta de ello.
Espero lo que sé con certeza que va a pasar a continuación: primero, su frase demoledora, y luego, yo me quedaré ahí, como un gilipollas, con el corazón destrozado, mientras ella se marcha.
Pero contengo la respiración cuando no sucede lo que esperaba.
Ella se acerca a mi "yo" del recuerdo, y coloca sus manos en mis mejillas, obligándome a mirarla.
—Soy mala para ti, James. ¿Por qué coño no huyes de mí tan rápido como sea mágicamente posible?
—Porque te amo, Regina. Porque te elegí. Te elegí por encima de mi mejor amigo, por encima de mi hermano, y por encima de todo el puto mundo. Y porque mantengo mi elección.
—Pues ahora me toca elegir a mí. Y elijo dejarte ir —sentencia, mirándome a los ojos. —Elijo no tener que pensar en cómo debes sentirte cada vez que pierdo el control. Elijo liberarte de tener que defenderme por cada cosa horrible que hago.
—Regina, si todo esto es por las maldiciones imperdonables...
—¡Deja de defenderme! —me grita. —Te amo, James —la escucho decir, por primera vez, deteniéndome el corazón por completo. —Te amo tanto que me consume. Si sólo pudiera escapar de todo esto y fugarme contigo...
—¡Entonces, vámonos! —grito. —Fuguémonos ahora mismo, Regina —le digo, muy cerca de su rostro.
—¿Y ser un fugitivo toda tu vida? —frunce el ceño. —¡Eres James Potter! Tu sueño es ser un Auror. ¿Quieres pasarte el resto de tu vida huyendo? —frunce el ceño.
—¡Me importa una mierda, si eso significa estar contigo! —clamo, desesperado.
—A mí sí me importa —dice. —Tú no eres así, James. Eres valiente y honorable. ¡Un maldito y perfecto caballero Gryffindor! Y yo no merezco tu amor.
—Reg... —interrumpe mi "yo" del pasado.
—Pero voy a hacer todo lo posible para merecerlo —me asegura. —Voy a arreglar todo esto, y volveré a por ti. Volveremos a estar juntos, te lo prometo —me besa suavemente en los labios. —Aunque, por ahora, tienes que olvidar toda esta conversación —veo cómo una gruesa lágrima desciende por su mejilla. —Será más fácil para ti si me odias. ¡Obliviate! —conjura, apuntándome directamente con su varita. —Has sido un pasatiempo divertido, amor —lanza la frase demoledora.
—Suficiente —dice la Regina del presente, cuando bloquea mi hechizo de legeremancia, y me devuelve a la realidad de golpe. —Ahora ya lo sabes... Sabes por qué he vuelto, James, por la misma razón por la que tú te quedaste. Por amor.
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El Legado de la Oscuridad (Parte IV): Redención
FanfictionÚltima parte de "El Legado de la Oscuridad". Han pasado tres años desde que Regina se fue de Londres, y, para cuando decide volver, ella ya no es la misma. James, por su parte, también ha cambiado mucho: se ha convertido en el Jefe de la Oficina de...