Capítulo treinta y cuatro: Adrenalina

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Nadia

Los días pasaban y la tensión entre Leo y yo había aumentado desde aquella llamada. La semana previa a los exámenes hubo cierta clase de coqueto entre ambos y algunos roces de manos o brazos que a simple vista no se veían y que bien nos podrían meter en problemas, pero era algo inevitable.

Había llegado un punto en el que sentir esos roces me eran necesarios, era una satisfacción total con sentir el calor que emanaban sus manos o su piel, incluso sentir su respiración tan cerca de mi rostro, era una un momento lleno de adrenalina.

La semana posterior a los exámenes, comenzamos a recibir los últimos trabajos del semestre, pues, estábamos más cerca de las vacaciones navideñas y debíamos acabar el semestre de buena manera. Sin embargo, por ser la semana posterior a las evaluaciones, prácticamente no teníamos clases o habian horas muertas, eran los momentos perfectos para descansar y ver a mis a amigos.

Miguel, Gargi, Sarah y yo, nos encontrábamos sentados en una mesa de concreto que estaban dispersas por el terreno al rededor de la facultad. Hablábamos de lo que planes tenían nuestras familias para navidad, todos acompañados de un café o chocolate caliente para tratar de calmar el frío, pues, la temperatura era cada vez más y más baja.

—Yo iré a México a pasar la navidad con mi familia —comentó Miguel.

—¿Tú harás lo mismo, Nadia? —preguntó Gargi.

—Si, creo que si —respondí dubitativa; sabía que pasaríamos la navidad con mi familia, pero no estaba segura si sería en algún estado de Estados Unidos o en México.

—No suenas muy segura —Sarah se había dado cuenta de mi duda.

—Si, la verdad… Es que no estoy segura de qué haremos. Me mantuve tan concentrada en loa exámenes y en el Día de Muertos que me olvide de todo lo demás —expliqué. Curiosamente, Sarah me miraba de un modo que bien podía entender a que se debía y no se equivocaba.

—¿Tú harás algo, Gargi? —Miguel llamó su atención.

—Nos quedaremos esta vez aquí. Los boletos están un poco caros y no nos conviene ir este año —bajó su cabeza mientras soltaba un suspiro lleno de tristeza.

—Hmmm… Pero… ¿Aaron no te dijo que pasarían la navidad con mi familia? —Sarah puso su mano sobre su pecho en modo de indignación, Gargi se limitó a verla con confusión.

—¿De qué hablas? —Gargi levantó una ceja esperando a que Sarah explicara sus palabras.

—Aaron nos contó que tú y tu familia se quedarían en Nueva York, y yo sugerí que los invitaramos para Navidad y mis padres aceptaron —Sarah le dio unas palmaditas en el hombro a nuestra amiga de ojos verde olivo mientras pronunciaba un “de nada” con aire victorioso.

Gargi volvía a recuperar su alegría, no nos había contado mucho y Sarah incluso se limitaba a solo dar detalles sobre la relación entre su hermano y nuestra amiga, pero eran detalles tan pequeños que no sabíamos que sucedía del todo.

Cada quién terminó de tomarse sus respectivos vasos con café y nos volvimos a separar para ir a nuestras clases, o más bien, última clase.

Era viernes, entonces si o si, era el día en que veíamos a Leonardo para que nos diera clase. Parecía tonta, pero estaba más que emocionaba de recibir de nuevo sus coqueteos o caricias leves.

—Dado que nos hemos estado atrasando, es posible que el examen se retrase, o bien, cortar el examen hasta el tema que alcancemos a abarcar —hablaba mientras se recargaba contra el escritorio con sus manos en los costados—. Tenía la idea de aplicar el examen unos días antes de la cena de Navidad…

Mi Doctor Favorito | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora