Capítulo Cuarenta y uno: La primera nevada

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⚠️ ADVERTENCIA ⚠️

Este capítulo tiene contenido sexual y es bajo su propio riesgo el continuar leyéndolo. De no ser de su agrado, pido que dejen de leerlo o saltarse el capítulo.

Se sugiere discreción.

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Leonardo

La noche nos estaba preparando para un recuerdo, algo que no iba a poder olvidar tan fácilmente, algo que quedaría grabado incluso en mi propia piel.

Nos separamos pars poder recuperar el aliento, el labio inferior me dolía después de haber recibido una leve mordida por parte de Nadia, esa mordida solo hizo que mi cuerpo se encendiera a pesar del clima tan gélido.

—Nadia —pronuncié su nombre en un jadeo.

—Si… —su respiración temblaba y sus manos subían y bajaban por mis brazos, volví a besarla.

La tomé de la cintura y la pegué más a mi cuerpo, la quería cerca de mí, deseaba sentirla aún más. Baje una mano de su cintura a uno de sus, lo acariciaba haciendo circulos con la palma de mi mano, se sentía tan redondo y el instinto me hizo apretarlo provocando que Nadia soltará un jadeo, haciéndola separarse de mí.

—L-Lo siento —dije con dificultad y ella negó con la cabeza.

—No —pasó saliva con dificultad y exhaló—. Hazlo… Tócame, por favor.

Sentí un fuego ardiente en mi pecho al escucharla pronunciar esas palabras, volví a besarla y ahora con ambas manos la tomaba de sus glúteos pegando su pelvis a mi cuerpo. Quería sentir más de ella y nuevamente Nadia me pedía que la tocará.

—Hazlo, por favor… —suspiro—. Siento que podría derretirme en tus manos.

—¿Estás… estás segura? —dejé de apretarla para poder mirarma fijamente a los ojos sin ninguna distracción.

—Te lo suplicó —mordió su labio inferior y su ceño se frunció hacia arriba, esperando destensarse.

Nadia tenía sus brazos alrededor de mi cuello y su rostro pegado al mío por la frente. Dudoso, deslicé mi mano derecha por la tela de su falda, buscando la costura que descansaba sobre su muslo; muy lentamente fuí levantándola sintiendo la tela de sus medias, era una sensación suave, pero era un obstáculo que me impedía sentir la piel de la mujer que tenía colgada de mi nuca; me entraba esa necesidad de querer romper la media, pero debía controlarme.

Continúe subiendo hasta que mi mano se perdió dentro de la tela, localicé la costura de las medias y me detuve de nuevo para preguntarle a Nadia si podía continuar, ni siquiera tuvimos que usar palabras para poder comunicarnos y así fue, recibí su consentimiento y metí mi mano dentro de la prenda y también dentro de su braga. La temperatura era diferente en esa zona, el cálida y un tanto húmeda; Nadia tenía los ojos cerrados y respiraba aún con dificultad, esta se aceleró cuando mis dedos rozaron ese pequeño punto sensible que le brindaría placer a su cuerpo; continúe acariciándola levemente hasta que decidí continuar con el recorrido llevándome a su abertura, dónde poco a poco y muy lentamente, fui introduciendo el dedo medio provocando que Nadia soltará un gemido tan placentero.

—¡Dios! —soltó en un jadeo.

—Dime si te lastimo —le susurré al oído.

—Estoy sintiendo todo, menos dolor —dijo mostrando una pequeña sonrisa.

Mi Doctor Favorito | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora