Capítulo Veintiuno: Misión imposible

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Nadia

Los exámenes parciales ya estaban a la vuelta de la esquina, mi estrés y ansiedad estaban al máximo y la única cosa que me venía a la mente era pasar los exámenes. Sarah lucia muy tranquila al igual que Miguel, pareciera que era más importante estar peleando entre ellos que los exámenes; Gargi se encontraba en el mismo estado de ánimo que el mío: estresada, con miedo, y ansiosa.
Todo el tiempo era estudiar y practicar algunas suturas o memorizar y relacionar las estructuras que rodean a cada órgano. Dormir no era una opción, pero lo valdría mucho cuando la materia estuviera aprobada.

El doctor y yo no tuvimos interacción alguna previa a la semana de evaluación, solo una mirada, una sonrisa o un saludo con la mano a lo lejos.
Sarah y Gargi llegaban a preguntar sobre la interacción entre él y yo, pero la respuesta no era de su agrado y las llevó a crear planes maestros para que Leonardo y yo tuvieramos un mayor acercamiento; la misión que mis amigas habían planeado se vio opacada por la pronta llegada de los exámenes.

Era lunes temprano y el examen de Anatomía estaba por iniciar, Leonardo fue pasando por cada una de las butacas para ir entregando los exámenes; cuando llegó a mi lugar, me sonrió y movió los labios formulando la palabra “suerte” sin emitir ni un solo sonido. Fue suficiente para sentirme tranquila y animada, podría irme bien en el exámen y él sería el apoyo que necesitaba en ese momento, y también sería una gran distracción.
Pasaron las dos horas que estaban programadas para el examen, logré terminar a tiempo y entregamos los exámenes, luego nos dejó salir a todos no sin antes recordarnos que el examen de Fisiología se aplicaría el viernes de esa misma semana, dándonos la oportunidad para estudiar y no morir en el intento y era algo imposible, ya que, había más exámenes que presentar.

—¿Crees que te fue bien? —preguntó Sarah.

—No lo sé. Tuve muchas dudas y los nervios me traicionaron se nuevo, como siempre. —suspire un tanto desanimada.

Ambas continuamos caminando en silencio al siguiente salón para presentar el segundo exámen del día, nos fue mejor de que hubiéramos pensado. El examen fue corto y al terminarlo, lo revisamos todos y por fortuna, la mayoría aprobó y dado que el examen fue corto, nos sobraba aún una hora y media; Sarah y yo aprovechamos el tiempo y salimos a las bancas frente a la facultad para poder desayunar y descansar un poco antes de la siguiente clase, por fortuna no se aplicaría un examen más ese día, serían hasta el martes o jueves según el agrado del profesor en cuestión.

—Estoy... agotada —Sarah se estiro parte del torso sobre la mesa de concreto—. Y aún nos faltan varios exámenes.

—Lo sé —hice lo mismo que ella y sentí como mi espalda se aliviaba del dolor que el estrés estaba causando sobre ella—, y también me preocupa mucho.

—Nos irá muy bien, solo hay que estudiar más y así, el viernes descansaremos y podremos dormir tan plácidamente. —se incorporó y estiro sus brazos hacia el cielo; su espalda tronó y de su boca salió un suspiro lleno de placer.

—¿Mejor? —le sonreí.

—Se relajo mucho mi espalda, pero esta semana se va a poner más pesada de lo que habría imaginado —suspiró una vez más—. ¡Ay!, mi espalda.

Ambas comenzamos a reír cuando se llevo al mano a la zona que había tronado mientras se sobaba, hizo una mueca entre descanso y dolor, lucía como una imagen graciosa.

Nos dirigimos a la última clase deseando que no nos tomaran por sorpresa con algún examen, pero durante el camino me cruce con Leonardo en un nuevo choque en el pasillo.

Mi Doctor Favorito | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora