ROWAN
- Me veo ridículo. Otra vez —dije, mirando mi reflejo.
El traje colgaba de mis delgados hombros y se encorvaba en las rodillas.
Parecía un niño pequeño jugando a disfrazarse.
- Creo que estás guapo —respondió mamá desde detrás de mí—. Pero tal vez podamos encontrar algo con un corte más cerrado.
- Ugh. ¡Ya me he probado seis estúpidos esmóquines! —me quejé.
- Pruébate uno más, y si lo odias, podemos dejarlo —dijo.
Capté la mirada de Vanessa. Ella puso los ojos en blanco en un gesto de "qué se le va a hacer".
- Bien —volví a entrar en el vestuario y empecé a quitarme el esmoquin que me quedaba mal—. Ni siquiera tengo una cita —refunfuñé.
- ¡Todavía hay mucho tiempo! —mamá respondió a través de la puerta.
- El baile es en tres días —oí decir a Vanessa—. Es un poco inútil.
- ¡No entiendo por qué estáis siendo tan amargados!
Unos minutos más tarde volví a ponerme delante del espejo.
Llevaba un traje gris marengo, con solapas anchas que se estrechaban hasta una cintura ajustada.
Tenía que admitir que se veía bien. No como James Bond, pero definitivamente no parecía un niño.
Me veía como un hombre. Como el Alfa que mi padre me había dicho que era.
Cuando me giré para mirar a mamá, tenía lágrimas en los ojos.
- ¿Qué? ¿Qué he hecho? —pregunté.
- Nada —dijo ella, enjuagandose las lágrimas—. Es que... ¡tu padre estaría tan orgulloso! —me dio un fuerte abrazo. —¡Chicos, estáis creciendo muy rápido!
- No puedo... respirar —jadeé.
Vanessa me echó una mirada apreciativa.
- No está mal, Norwood. Te ves agradable.
Mamá estaba radiante y llorando al mismo tiempo. No tenía ni idea de qué debía hacer con eso, así que me volví hacia el espejo.
Dominante. Confiado.
Empecé a sentir que tal vez podría ser ambas cosas.
Tal vez pudiera estar a la altura del recuerdo de mi padre.
- ¡Ahora vamos a buscar algo para Vanessa! —mamá gritó.
Ugh. Más compras.
SIENNA
Uno menos.
Después de encontrar el esmoquin de Rowan, Vanessa parecía un poco más entusiasmada, así que recorrimos el centro comercial hasta llegar a Ojalá sea Tuyo, una tienda que vendía vestidos de gala.
Estaba lleno de madres e hijas comprando para el baile.
Vanessa se paseó por los estantes, seleccionando algunos vestidos para probarse.
Rowan se quedó atrás, con aspecto de estar abrumado por el ambiente caótico, mientras nosotras encontrábamos un probador vacío.
Oh Aiden. Me gustaría que hubieras podido ver a tu hijo.
- ¿Estás lista? —llamé a Vanessa, ignorando el dolor de garganta.
Salió con un minivestido verde neón sin tirantes que apenas le cubría el culo.
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Lobos milenarios (libro 7; último)
WerewolfHola queridos/as lectores/as!!!! Me llamo Noah y este es el séptimo, y último, libro de lobos milenarios. Como ya dije en los libros anteriores, esta historia no es mía, es originaria de Sapir Englard. Como me gustó tanto, quiero compartirla con to...