Capítulo 17. Mal viaje

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ROWAN

- Qué narices... —respiró Lucas mientras se ponía a mi lado.

- ¿No estaremos alucinando? —pregunté, esperanzado.

- ¡La hierba generalmente no te hace ver zombies!

- Joder.

Cuerpos disecados, al menos treinta, la mitad caminando y la otra mitad arrastrándose fuera del bosque venían en nuestra dirección.

Tanto sus ropas como su carne estaban hechas jirones.

Los globos oculares y las lenguas caían y colgaban de las caras caídas.

- Esto no puede estar pasando —dije, con el porro amplificando mi corazón martilleante.

- Mierda —Lucas se apartó de la ventana.

- Tengo que llamar a mi madre —dije, arañando mis bolsillos.

¿Por qué mis bolsillos estaban vacíos?

Los zombies se acercaban y me quedé helado.

¿Qué coño estaba buscando?

Hay malditos ZOMBIES viniendo.

¡Tengo que buscar ayuda!

¡Mi maldito teléfono!

Volví a manosear frenéticamente mi chaqueta, y finalmente sentí un bulto que resultó ser mi móvil. Lo saqué a tientas y llamé a mamá.

Directamente al buzón de voz.

- ¿Me estás jodiendo? —mis ojos volvieron a mirar a los zombies.

- ¡Vamos, tenemos que salir de aquí! —Lucas me agarró del brazo.

Introduje un mensaje mientras me arrastraba hasta la puerta del aula.

Rowan: "Mamá estamos escuela hay zombies"

Rowan: "Ayuda mamá"

Me detuve y volví a mirar hacia la ventana. Esas cosas se estaban acercando.

Lucas intentaba forzar la cerradura de la puerta del aula.

- ¿No funciona la llave que encontraste? —pregunté.

- No, eso es sólo para la puerta exterior. Pero no quiero salir por ahí, ¿y tú?

- Mierda, hombre —gimoteé volviendo a mi teléfono y tratando de concentrarme.

Rowan: "Tienes que ayudarnos estamos en la escuela"

Rowan: "Hay zombies"

Rowan: "Mamá zombies"

Rowan: "¡¡AYUDA!!"

Todavía no había respuesta.

¿Dónde coño estaba?

La horda casi había llegado a la ventana.

- ¡Maldita mierda!

- ¡Ahí! —dijo Lucas, abriendo la puerta de un tirón.

Detrás de nosotros, una ventana se rompió.

Un hedor espantoso llegó, acompañado de gemidos y gruñidos.

Corrimos por el pasillo hasta la salida de la esquina del edificio, de vuelta hacia el gimnasio y los campos.

Las puertas de salida estaban bien cerradas.

Mientras Lucas embestía contra ellas inútilmente, intenté llamar a Nina.

Sonó y sonó.

Al colgar, envié un mensaje de texto.

Lobos milenarios (libro 7; último)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora