Capítulo 20. Encuentro oscuro

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ROWAN

La idea de Lucas de luchar con mi padre no era más extraña que cualquier otra cosa que hubiera pasado en la última semana.

Aun así, me pareció arriesgado.

- ¿Recuerdas lo que pasó con ese zombie? —pregunté.

Una imagen de la cabeza de Lucas explotando como la del zombie pasó por mi mente, y me estremecí.

Lucas sonrió y negó con la cabeza.

- No va a hacerme daño. Llámalo.

No tenía ni idea de cómo hacerlo, por supuesto.

¿Encender velas?

¿Cantar un mantra?

Suspiré.

- Vale, lo intentaré.

Si puedo hacer esto, realmente ayudará a papá.

Respiré hondo y miré a mi alrededor, intentando decidir si llamar a papá en voz alta.

Había otros niños caminando.

Brad Bowers salió del gimnasio. Lo último que quería era llamar la atención de ese imbécil.

Tiré de la manga de Lucas y le guié hacia el extremo sur del gimnasio, lejos del tráfico de personas.

Una vez allí, cerré los ojos y me imaginé buscando a mi padre.

No pasó nada.

Al abrir los ojos, vi que había aparecido el chico de la universidad. Estaba de pie a unos metros, mirándome.

Respirando profundamente, le dije en voz alta al fantasma.

- Oye, ¿supongo que no sabes cómo contactar con mi padre?

Lucas miró alarmado a su alrededor, pero por supuesto no pudo ver nada.

El chico universitario se desvaneció, hasta que yo también contemplé un espacio vacío.

Me encontré con los ojos de Lucas y me encogí de hombros.

- Supongo que el teléfono está fuera de servicio.

Entonces algo parpadeó en la esquina de mi visión.

¿Papá?

Vi cómo se materializaba en la figura de mi padre.

- Papá —respiré.

Lucas siguió mis ojos.

- ¿Está aquí?

- Sí —dije en voz baja.

- ¿Rowan? —mi padre parecía preocupado—. ¿Estás bien? Un fantasma acaba de venir a buscarme.

- Estoy bien —dije, haciendo una nota mental para dar las gracias al chico universitario la próxima vez que lo viera.

Papá era transparente, hecho de luz, pero totalmente reconocible. Verle me llenó de una extraña mezcla de emociones: pena y alegría y amor, todo a la vez.

- Papá, este es Lucas Jung —dije, señalando a mi amigo—. Tiene una idea.


GUYOTTE

Se me puso la piel de gallina mientras miraba por la ventana de mi oficina.

Sentarse era impensable: la presencia del vampyro en mi interior me llenaba de asco.

Lobos milenarios (libro 7; último)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora