ROWAN
Si alguna vez necesitaba algo para cortocircuitar mi Bruma, ya tengo la cosa perfecta.
Mientras viviera, sólo tendría que recordar las piernas de Ava enredadas alrededor de Nicholas mientras follaban bajo las gradas.
Corrí tan rápido como pude sin chocar con la gente. Los chicos salían del gimnasio, todos riendo, buscando un lugar semi privado.
Los odiaba a todos.
Al pasar por el edificio de los vestuarios escuché la voz de Lucas y me detuve.
El corazón me golpeaba con fuerza las costillas y lo único que quería era hablar con un amigo.
Me apresuré hacia el sonido de su voz y luego me quedé paralizado.
Lucas se estaba besando con Brad Bower entre dos grandes arbustos.
¿En serio? ¿Brad Bower? ¿Ese imbécil?
Mientras se recostaban el uno contra el otro, sus zapatos de vestir rozaban la calzada de ladrillo y sus pantalones se hundían en la tierra.
Me giré y traté de guardar silencio mientras me iba.
Las lágrimas me inundaron los ojos.
Estaba ocurriendo para todos menos para mí.
Intenté alegrarme por Lucas en lugar de compadecerme de mí mismo, pero el dolor en el pecho lo hacía realmente difícil.
Mierda.
Cuando estaba a unos metros de Lucas y Brad, empecé a correr, alejándome más rápido, tratando de poner la mayor distancia posible entre mí y todos los demás.
Estaba a medio camino del edificio de la tienda cuando le oí.
- ¡Rowan! ¡Jesús, tío, ve más despacio, joder!
Lucas.
Joder.
Me giré, jadeando, y levanté los brazos antes de dejarlos caer indefensos a los lados.
- Lo siento —me salió entre tragos de aire. Lucas corrió hacia mí—. No quería interrumpir —dije aún respirando con dificultad.
Lucas me sonrió.
- Está bien —dijo.
Estaba hinchado y feliz. Me sentí celoso, pero también contento por él.
Sin embargo, deseé que se hubiera quedado donde estaba.
No estaba en condiciones de ser un buen amigo para él entonces.
- ¿Qué ha pasado? —preguntó.
Apreté la mandíbula y negué con la cabeza.
- Nada. Deberías volver con Brad.
- ¿Dónde está Ava? —preguntó.
No pude contenerme.
- Follando con el puto Nicholas Daniels bajo las gradas.
La cara de Lucas se apagó y su boca hizo una pequeña "o".
Luego se recuperó.
- Lo siento. Eso es una mierda. Qué par de imbéciles —dijo.
Me encogí de hombros, pero fue agradable escuchar a otra persona decirlo.
Lucas frunció el ceño, entornando los ojos hacia nada en particular.
- Tengo justo lo que necesito —dijo, iluminándose.
Le miré con desconcierto.
- ¿Lo que necesitas para qué?
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Lobos milenarios (libro 7; último)
Hombres LoboHola queridos/as lectores/as!!!! Me llamo Noah y este es el séptimo, y último, libro de lobos milenarios. Como ya dije en los libros anteriores, esta historia no es mía, es originaria de Sapir Englard. Como me gustó tanto, quiero compartirla con to...