Lobos milenarios (libro 7; último)

Capítulo 13. Escuela atrapada por la Bruma

ROWAN

- Dime que no te has vuelto a estrellar y quemarte —dijo Lucas, observando mis hombros caídos.

- Se va a ir con Nicholas Daniels —dije con hosquedad.

- ¿Ese idiota?

- Al parecer, él preguntó primero.

Mantuve la cabeza baja mientras caminábamos hacia la clase.

No me apetecía sentarme junto a Ava durante todo el curso de ciencias mientras seguíamos aprendiendo sobre la Bruma de la pubertad.

No necesitaba más tutela. Mi cuerpo se sentía como si estuviera en llamas.

- Hola, chicos, ¿qué pasa? —preguntó Vanessa, cayendo en el paso al lado de nosotros.

- Nada —respondí en breve.

- ¿Qué se te ha metido por el culo? —preguntó levantando una ceja.

- Ava va a ir al baile de Navidad con Nicholas —respondió Lucas por mí.

- Ohhh, está fatal. Lo siento, Rowan.

Me encogí de hombros y me adelanté a ellos. Todo lo que podía imaginar era a Nicholas y Ava bailando juntos, los pechos de ella apretados contra el pecho de él, los ojos de ella oscurecidos por la Bruma.

Mi estómago se revolvió de celos.

- Bueno, ¿te gustaría acompañar a una dama a clase? —Vanessa se rió, hablando con Lucas.

- Sería un honor, mademoiselle —dijo Lucas con exagerada adulación.

- ¡Mi héroe! —fingió un desmayo.

- ¿Qué estás haciendo en nuestra clase de ciencias? —pregunté bruscamente—. ¿No hiciste el curso mientras estabas en California?

Su mirada bajó al suelo.

- Química avanzada está llena. Así que me pusieron aquí hasta el final del semestre.

- Lo que sea —me senté en mi escritorio, enterrando mi cabeza en mis brazos—. Que todo el mundo me deje en paz hasta que me muera.

- ¿Qué le pasa a ese monstruo? —se mofó una voz.

- Vete a la mierda, Daniels —gruñó Lucas.

¿Nicholas está en esta clase también?

Perfecto.

SIENNA

- Parece que tenemos una situación —dije, mirando a mi consejo.

Las sillas de mi despacho se habían reorganizado para formar un semicírculo.

Nina se sentó a mi derecha, con Thanda a su lado.

Nelson, Rhys y nuestra secretaria de prensa Beatrice ocuparon los otros tres asientos.

- Ha habido otro ataque —les dije—. Un hombre llamado Enrique Sánchez. Los sanadores han conseguido estabilizarlo, pero su estado es grave.

- El mismo modus operandi que antes —añadió Nina—. Mordido en el cuello por dientes humanos. Casi sin sangre —me dirigió una mirada sobria—. Y acabo de enterarme de que Felicity Winterson, la primera víctima, falleció a causa de sus heridas durante la noche.

Un silencio solemne llenó el despacho.

Miré mi retrato de Aiden.

¿Qué harías, mi amor?