𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗𝐈𝐈𝐈

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Al día siguiente ambos se estaban preparando para ir al trabajo del cenizo. Katsuki le había pedido acompañarlo ya que era de vital importancia que brindará su declaración al ser la víctima.

Si bien Izuku tenía algo de pánico por lo que había pasado, sabía que era el único que podría dictar la condena que tendría Shindo.

Pero aun así tenía miedo, aunque fuera el prometido de Katsuki, seguía siendo un criado para los demás. Y le daba mucho pánico que si decía la verdad, algunos tomaran represalias contra él. Un ejemplo de ello, la familia de Shindo.

—Te ves nervioso —habló sin despegar su vista del camino.

Ambos iban en el Ford T en camino al trabajo del cenizo, ni siquiera se había dado cuenta cuando ya estaban montados en el vehículo.

De estar preparándose, pasaron a ya estar en el vehículo.

—He estado pensando demasiado y, el tiempo se me está pasando algo rápido.

—Puedes decirme lo que sea que te esté poniendo nervioso.

Katsuki vio como los labios de Izuku se separaron un poco para después juntarlos nuevamente y desviar la mirada.

No era tonto, sabía que Izuku tenía miedo. La familia de Shindo eran personas extremadamente cuidadosas respecto a su reputación, claro que una condena para el hijo mayor sería la mayor decepción de aquella familia.

Pero no le importaba, no se iba a quedar de brazos cruzados sabiendo que la injusticia podía ganar. No lo iba a permitir. No después de ver como Izuku había sido sometido y ultrajado para que hicieran lo que quisieran con él.

La adrenalina qué sintió recorrer su cuerpo cuando lo vio lastimado y llorando, nunca antes la había sentido. Había sido la primera vez que experimentada algo así, la necesidad de proteger a Izuku habían escalado en intensidad.

Quería hacerle saber a Izuku qué estaba ahí con él, y que nunca lo iba a dejar. Quería demostrarle qué podía protegerlo de cualquier cosa o persona que quisiera hacerle daño.

Extendió la mano que utilizaba para manipular la palanca, Izuku al ver la mano extendida no supo que hacer o decir, pasó saliva nervioso esperando alguna otra acción por parte del cenizo.

Hasta que vio como los dedos de la mano se movían en señal de que acercara la suya propia, tímido accedió, solo para ver como el cenizo entrelazaba sus manos y las llevaba de nuevo a la palanca, unidas.

Se sonrojó por aquella acción, sus labios se elevaron en una sonrisa, con cada pequeño detalle que el cenizo hacía, Izuku terminaba encantado.

—Escucha, sé que tienes miedo, puedo verlo en tu mirada y expresión corporal. Pero créeme, no voy a permitir que hagan o digan algo, ni yo ni los demás. Todoroki utilizará sus influencias para acelerar el proceso, mientras que Kaminari ya debe encontrarse torturando al bastardo.

—¿Qué?

—El canario es experto en eso, es quien en su mayoría nos ayuda a interrogar a los encarcelados, tiene una gran hazaña para que digan la verdad. En dado caso de que no quieras decir algo más, él se encargará de que el bastardo diga la verdad, porque sé que no trabajó solo.

Izuku no quería perjudicar a su familia. ¿Pero realmente eso importaba? A ellos no les había importado nada lo que Shindo hubiera sido capaz de hacer con él. Confió ciegamente en ellos creyendo que al menos por una vez lo tratarían "bien". Pero nuevamente cayó como el tonto qué era.

—Sea lo que sea que estés pensando, no es tu culpa, nada de lo que pasó ayer fue culpa tuya. Los únicos culpables son los que te mienten para hacerte daño y perjudicarte, tú no tienes la culpa.

Después de decir aquello sintió una ligera caricia en el dorso de su mano, eran esas pequeñas acciones lo que hacía que los sentimientos que estaba empezando a sentir por el cenizo aumentaran de intensidad.

Y le gustaba, no le desagradaba sentirse así por Katsuki. Si hace mucho le hubieran dicho que su vida cambiaría ya que sería comprometido con el hombre más peligroso de toda la zona, no lo hubiera creído, por la vida que llevaba.

—Así que no te preocupes, estaré a tu lado en todo momento.

—Gracias Kacchan —le dedico una sonrisa.

Y Katsuki correspondió aquella sonrisa.

Llegaron al trabajo de Katsuki, el cual era como un templo más grande que el templo del cenizo

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Llegaron al trabajo de Katsuki, el cual era como un templo más grande que el templo del cenizo. Habían varios jóvenes entrenando en el exterior, eran dirigidos por un chico con cabeza de pajaro y con una capa que cubría todo su cuerpo.

Izuku observó curioso como a pesar de no utilizar sus brazos los dirigía de una manera increíble, tanto que no pudo apartar la mirada.

El cenizo al ver que no apartaba la mirada decidió introducirlo un poco más a su mundo.

—Él es Tokoyami Fumikage, es el encargado de entrenar a los aprendices para que aprendan a utilizar de mejor manera el don que tiene. Es uno de mis guerreros más leales, utiliza su don pata motivar a los aprendices a seguir practicando y entrenando —comentó lo último con burla.

Izuku no entendió a que se refería, hasta que vio como de la capa salía una sombra con forma de ave y le gritaba a uno de los aprendices que al parecer no estaba siguiendo órdenes. Segundos después aquel espectro se ocultó nuevamente en la capa.

—¿Eso no es contraproducente?

—El viejo y la vieja tenían esa pequeña disputa, mientras que él quería entrenarlos con suavidad, ella quería demostrar la autoridad. Hasta que en una ocasión donde uno de los antiguos aprendices no siguió ninguna orden y causó muchos problemas, desde entonces el viejo accedió a que se usara de vez en cuando un poco de fuerza bruta. Para demostrar quien es el que manda.

No era fan de que se usara mucho del poder para dirigir algo, pero el cenizo tenía razón en ese aspecto. 

—Vamos dentro, ya nos están esperando —extendió su mano al pecoso.

Izuku asintió y tomó su mano, sabía que con Katsuki a su lado no le pasaría nada. Le daba seguridad para seguir adelante.

Estaba preparado para decir todo.

Arreglo Matrimonial ||KatsuDeku||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora