𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗𝐈𝐗

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Era hora.

Katsuki le había dado el tiempo suficiente para que pudiera prepararse mentalmente, después de todo, aún era algo que necesitaba procesar.

Entendía que su madre no lo quería lo suficiente, no como una madre se supone debe querer a su hijo.

Pero quería creer que no se había atrevido a hacer... Lo que hizo.

El apretón en una de sus manos lo hizo entrar en razón, volteó ligeramente a su lado para ver al dueño de aquel agarre, viendo embelesado al cenizo el cual no había soltado su mano desde que empezaron a caminar hacia donde su madre estaba retenida. Topándose antes al rubio el cual había recibido un regaño por parte del cenizo por haber perdido de vista al pecoso.

Según lo que le había explicado Katsuki a detalle, Inko era sospechosa por una carta que Aizawa tenía de Yagi antes de que él muriera, sumando a que la mujer había decidido no asistir al baile de los Yaoyorozu. Aizawa tenía la sospecha de que pudo haber faltado para pasar desapercibida y que no la encontraran como sospechosa, para que de esa manera pudiera seguir ayudando a Hisashi y Setsuna si las cosas salían mal.

Cosa que así fue pero no duró mucho.

Izuku estaba sorprendido de hasta donde podía llegar la maldad de las personas. Y solamente por obtener algo de poder o algo que los beneficiara.

Recordó el plan que tenían Setsuna y Hisashi.

De solo pensar en Setsuna siendo la esposa de Katsuki le causaba un revuelo en su estómago. La sola imagen le perturbaba de todas las maneras posibles y existentes, nunca antes le había importado lo que Setsuna tuviera, o si antes algo que pertenecía a él, ella se lo quedaba.

Pero por alguna razón, no quería que Katsuki fuera de Setsuna ni de nadie más. Le hacía mal a su corazón de solo pensar en eso.

Ese tipo de sentimientos no los había sentido antes, ni siquiera se le habían pasado por la cabeza. Por la simple y sencilla razón de que nunca creyó que lo podría tener, toda su vida creyó que viviría como un criado de su propia familia.

Hasta que conoció a Katsuki.

Katsuki no perdió y le dio un beso en la frente, sonrió enternecido al recibir ese gesto. Sin darse cuenta ya estaban frente a la puerta que los separaba de la madre del pecoso.

Tragó saliva nervioso, aún no estaba listo, pero ya no podía atrasar más lo inevitable.

—Estaré fuera si me necesitas, después de que termines de hablar con ella se decidirá que hacer. Si quieres salir antes puedes hacerlo, no debería decirte eso, pero no muestres respeto por alguien que no conoce el significado de esa palabra.

Izuku volvió a sonreír, entendía el punto al que quería llegar Katsuki. Le gustó que a pesar de todo, trató de aminorar un poco las cosas diciendo eso sin meterse tanto.

Suspiró duramente y entró en aquella habitación, donde la vio.

No vestía sus ropas de la nobleza, su cabello muy apenas estaba recogido en un moño alto, tenía amarradas las manos a su vez estaban cubiertas por guantes, los cuales impedían que pudiera utilizar su don.

Se sintió mal de verla así, pero no lo expresó.

—Así que... ¿Tu vida cambio?

Alzó la mirada para verlo, pudo ver unos ojos cansados y ojeras marcadas, le hacía sentir extraño verla de esa manera. 

No supo que responder, no tenía las palabras adecuadas para hacerlo.

—¿Qué podía esperar de ti? Siempre te conformas con lo que te convenga. 

—¿Por qué?

Inko parpadeó confundida ante esa pregunta.

—¿Realmente sabías lo que Setsuna y mi padrastro querían hacer?

Preguntó con miedo, muy en el fondo quería que todo fuera mentira, que su madre le dijera la realidad de las cosas. Cualquier cosa que le hiciera creer que realmente su madre no quería lastimarlo y que todo tenía una explicación.

Pero la risa que soltó su madre lo hizo parpadear confundido.

—Eres un tonto, no entiendo como Yagi te quiso tanto. No sabes cuanto pedí para que no me dieran un hijo inútil, y desgraciadamente te tuve. Tú ni siquiera debiste nacer, pero por culpa de Yagi eso no sucedió. Tenía que aparentar quererte para no tener problemas con ambas familias, y cuando tuve la oportunidad conseguí tener otro apellido de la nobleza y sí de alguna manera lograba involucrar a la familia Bakugou todo saldría bien. Maldigo la hora en que las cosas no salieron como quería, y todo por tu culpa. Lo que planee por años se echo a perder por ti.

¿Le dolió? Claro que sí, nunca esperó recibir ese tipo de comentarios por parte de la mujer que le dio la vida. Y enterarse que fue ella fue la cabecilla de todo, lo lastimaba más.

Quiso llorar, pero mantuvo las lágrimas en su lugar. No le daría el gusto de verlo así, era un golpe muy bajo para él, pero no lo iba a demostrar.

Después lo haría en los brazos del hombre que quería.

—Tenía la esperanza de que todo fuera un malentendido, que realmente no habías sido capaz de hacer lo que hiciste junto a Setsuna y Hisashi, pero veo que solamente te importaba beneficiarte monetariamente sin importar cuanto daño hicieras en el camino. Lo único que me queda es agradecerte —se inclinó ante ella haciendo una reverencia —. Ya que gracias a ti, pude conocer a Kacchan y soy la persona más feliz que no creí que podría llegar a ser algún día.

—No debería ser así-

—Lo es.

Inko no podía creer lo que veía, el Izuku de antes ni siquiera hubiera dicho nada, habría permanecido callado e incluso habría llorado.

Ahora la persona que veía era a alguien completamente neutral en sus emociones. Pero la realidad era otra.

Inko soltó una risa.

—Todo hubiera sido mejor si hubieras tenido un don, solo fuiste la deshonra de Yagi y del apellido Midoriya, debiste aprender de Setsuna, ella era realmente un gran ejemplo a seguir, no como tú.

Cada palabra y revelación era como una fría daga que apuñalaba su corazón, quien le decía ese tipo de cosas siempre eran Setsuna o Hisashi, pero nunca por parte de Inko.

Hasta ahora.

Quería llorar, que tu propia madre te dijera y recordara lo inútil que eres, era el peor sentimiento que una persona podía experimentar.

—Lamento haber arruinado sus planes señora Midoriya —eso sorprendió a Inko —. No se si esto sea una despedida, pero si lo es, espero que encuentre paz en su corazón y que algún día perdone a este chico, el cual su único error fue creer que su madre lo quería.

Se despidió con una reverencia y salió de aquella habitación.

Al otro lado Katsuki lo esperaba, el cual se veía preocupado por el pecoso.

Y no estaba equivocado.

Izuku no perdió el tiempo para soltarse a llorar, derramando lagrimas hasta más no poder, llegando a soltar un grito desgarrador.

Sentía tanto dolor en su corazón.

Katsuki se apresuró a arrodillarse a su lado para abrazarlo y estrujarlo en sus brazos, dándole la protección que en ese momento necesitaba.

Porque Izuku estaba devastado y dolido.

Arreglo Matrimonial ||KatsuDeku||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora