Arreglo Matrimonial ||KatsuDeku||

𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗𝐕

Aizawa Shota, nunca había escuchado de él, así como tampoco había escuchado a su padre hablar de él, incluso a su madre.

No sabía que querría aquel hombre con él, pero si había sido alguien cercano a su padre cuando este aún vivía, entonces tenía que ser alguien importante.

Katsuki tocó la puerta solo para escuchar una voz profunda al otro lado, abrió la puerta y dejó que el pecoso pasara primero.

Al entrar vio a un hombre de cabello largo con ojeras y ojos cansados, vestía un traje algo raro pero que se veía cómodo. El hombre al verlo sonrió con calidez.

—Tengo que ir a hacer unos pendientes Deku, espero no te moleste quedarte a platicar con Aizawa.

—No hay problema —observó dudoso a ambos hombres, pero confiaba plenamente en el cenizo.

—Te lo encargo —avisó viendo al mayor el cual solamente asintió.

Antes de irse le dio un beso en la mejilla al pecoso, el cual sonrió sonrojado. Segundos después Katsuki cerró la puerta para darles más privacidad. 

Izuku volteó a ver al hombre mayor, nervioso porque ni siquiera lo conocía.

—Es un placer conocerte, Midoriya Izuku —comenzó a hablar.

—¿Me conoce?

—Claro que sí, como podría no conocer al hijo de Yagi.

El pecoso percibió cierta melancolía en aquella última frase, entrecerró sus ojos curioso. Sentía que había algo más.

—Sé que Bakugou ya me presentó, pero quiero hacerlo yo mismo. Me llamó Aizawa Shota y fui... Un gran amigo de tu padre.

—Mamá nunca habló de usted.

Aizawa sabía por qué.

—Digamos que tu madre y yo no nos llevamos bien, somos como perros y gatos y la distancia es la única que asegura que no nos hagamos daño.

Lo invitó a sentarse en unos cojines que estaban en el suelo, Izuku accedió y se sentó frente a él.

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Conocí a Yagi hace muchos años, cuando él y yo éramos jóvenes adultos que apenas empezaron a salvar a las personas de los infames y malhechores. Tuvimos una gran amistad de muchos, muchos años, era su mano derecha para todo...

Luego conoció a tu madre, por su noviazgo y otras cosas tomamos distancia, él trabajaba por su cuenta y yo por la mía, era muy rara la vez en la que podíamos coincidir para hacer algo juntos. Hasta que supe por medio de una carta que había tenido un hijo, me aseguró que era el niño más bonito que había visto en su vida, una vez te llevó a nuestro anterior lugar de trabajo y te vi, eras apenas un bebé pero vi que eras especial.

Sé que sabías que su don era la super fuerza, no es una mentira como tal, pero su don iba más allá de lo que se podía comprender. Era un don tan único que era irrepetible. Antes de morir, habló conmigo sobre aquello en una carta, me reí porque en esa misma carta me comentó que era la segunda que escribía porque la primera no le había convencido.

En pocas palabras, él sabía que tu no tendrías un don ni nada por el estilo, sin embargo, tu descendencia lo tendría e incluso más poderoso. Lastimosamente murió antes de poder decírtelo, antes de ahorrarte la decepción de creer que no tendrías nada. Quise ir a buscarte antes, pero tu madre me lo prohibió e incluso me amenazó con irse de la ciudad si volvía a buscarte. Temí y me hice a un lado, con el miedo de que si te buscaba otra vez te llevaría lejos y no sabría a donde.

En la misma carta, él me había pedido que te cuidara como si fueras un hijo mío, y como te habrás dado cuenta, no fue posible.

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—Fue algo que quise cumplirle a Yagi, pero no pude —comentó desilusionado.

Izuku sentía que había algo más, eran demasiadas cosas que procesar, pero había algo que lo mortificaba. El ver así tan... Destruido a Aizawa le hacía creer algo.

Por lo que tomó valor y decidió quitarse la duda.

—Señor Aizawa... ¿Usted quería a mi papá?

Los ojos de Aizawa se encogieron y sus pupilas se dilataron. ¿Cómo podía responder eso? No podía, no debía. Era su hijo el que le estaba haciendo aquella pregunta.

—Puede que no haya conocido el tiempo suficiente a mi padre, pero si le dio la completa confianza a usted de cuidarme e incluso de revelarle sobre la situación con su don, es porque había algo más y, lo necesito saber.

Izuku no era tonto, sabía que su madre nunca quiso a su padre. Nunca la vio llorar por él, ni la vio sonreír a su alrededor, y cuando le preguntaba acerca de él, siempre tenía una mueca de asco.

Como si nunca hubiera existido esa chispa de amor que los había unido.

—Eres alguien muy maduro Izuku, pese a todo lo que pasaste. Y si tengo que ser sincero contigo... Si, si lo quería. Pero su familia tenía creencias muy anticuadas y, por no decepcionarlos, hizo lo que le habían pedido. Casarse con una mujer y traer descendencia para mantener su linaje.

—Entonces usted y mi padre...

—No teníamos una relación como tal, pero si habían sentimientos correspondidos. Lo hablamos pero, igual dolió por mucho tiempo. Y a pesar de todo, siempre mantuve mi lealtad y fui leal a tu padre aún después de todos los años que pasaron.

¿Cómo debía de sentirse? No se sentía engañado, ni decepcionado; no había ningún sentimiento negativo hacia Aizawa, ni siquiera hacia su padre. Jamás pensó que su padre hubiera querido a alguien más aparte de su madre, y es que realmente no recordaba que le hubiera hablado acerca de lo que era el amor.

Y de lo poco que recordaba a sus padres juntos, había de todo menos amor. Incluso con su padrastro no había amor, nada más estaban juntos por mero interés.

Le daba tristeza. ¿Así tenían que ser todos los matrimonios?

Katsuki llegó a su mente en ese momento.

Sonrió para sí mismo, no, su matrimonio con Katsuki no era así. Pese a que en un inicio comenzó como un interés, sabía que había un sentimiento, sabía que había amor.

Hasta que la idea de su descendencia y el don lo hicieron reaccionar.

—C-con el hecho de que mi descendencia tendrá el don de mi padre, ¿te refieres a...?

—Los hijos que tengas obtendrán el don de tu padre, porque el One For All corre por tus venas; esta en su sangre.

O sea que los hijos que llegara a tener con Katsuki, tendrían el One For All, el don de su padre. Quería saber más, conocer más de su padre. Saber por boca de alguien quien fue antes de que él naciera.

—¿Puedes contarme más sobre él?

—Claro que sí.

Y así, empezaron a hablar. Aizawa admirando al hijo de Yagi, e Izuku amando la manera en la que Aizawa hablaba de su padre con tanda devoción.