𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗𝐗𝐈

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Izuku esperaba a Katsuki en el patio principal, veía como todos entrenaban o algunos más grandes meditaban. Kota y Eri se habían ido con un tal Mirio Togata, el cual mencionó ser el padre de Kota.

Aunque al principio ambos niños se negaron a apartarse, Izuku les prometió volver a reunirse pronto. Con esa promesa ambos decidieron esperar.

Cuando ambos niños se fueron Izuku se había quedado donde mismo, hasta que llegó un chico a decirle que Katsuki lo requería en el patio principal para nada más acabar e irse directamente a casa.

Y ahí estaba, esperando pacientemente, admiraba todo lo que lo rodeaba, algunos lo saludaban o reverenciaban. Se sentía incomodo, más que nada porque no sabía como reaccionar o que decir o hacer, simplemente devolvía la reverencia.

A pesar de eso, nadie se acercaba a cruzar palabra con él, todo se sentía tan ajeno si no tenía a Katsuki o Denki a su lado, hasta podía contar a Shoto. Pero por lo que sabía, los últimos dos estaban ocupados con papeleo de una misión que les había asignado Aizawa.

Se sentía inútil de cierta manera, todos tenían algo que hacer, pero él estaba parado sin hacer nada. Su único aporte era observar y ya.

No le tomó mucho tiempo seguir observando al sentir una mano en su hombro derecho, volteó a su lado izquierdo para ver al cenizo sonreírle, correspondió aquella sonrisa e incluso colocó su propia mano en la del cenizo.

—Vamos a casa.

Izuku asintió y comenzó a caminar con Katsuki a su lado, varios se despidieron de ellos esperando verlos el día de mañana, al menos al cenizo porque al pecoso dudaban verlo de ahí de ahora en adelante.

Y no porque Katsuki llegara a encerrar a Izuku en su hogar, sino porque sentían que Izuku no se sentía cómodo de estar rodeado de tantas personas. Siendo más que nada por esa razón que muchos se habían limitado a solo saludarlo.

Katsuki lo ayudó a subir al Ford T para ir nuevamente a casa, Izuku se despidió de los pocos que veía con un gesto de su mano. El cenizo esperó pacientemente a que terminara, y una vez que lo hizo, echó a andar el vehículo.

Después de un rato ya casi estaban cerca de su hogar, por lo que Katsuki decidió iniciar una conversación.

—Me enteré que conociste a Kota y Eri.

Que a pesar de que no era incómodo, se sentía raro.

—Si, ambos fueron a verme a tu oficina, son niños muy encantadores.

—Lo son.

—También supe que Eri es hija del señor Aizawa.

—No es su hija biológica, Aizawa la adoptó hace unos meses.

—¿O sea que los padres de Eri-?

—No se sabe realmente, el caso de Eri fue muy difícil y triste, un tipo llamado Overhaul la utilizó como rata de laboratorio, el don de Eri se llama Rebobinar, se basa en revertir el cuerpo de un individuo vivo a un estado anterior, lo que le permite curar lesiones y deshacer modificaciones corporales. Ha llegado a demostrar que tiene la capacidad de rebobinar el cuerpo de seres vivos hasta un punto antes de que existiera. Esto también le permite detener la activación de cualquier don, un equivalente al método Zero.

Izuku entendía más o menos por donde iba la historia.

—Con ayuda de su don, Overhaul fabricaba variantes del método Zero de forma ilícita, se planeó el rescate de Eri con ayuda de Mirio y después de una ardua batalla, logramos rescatarla. En la única persona que confiaba era en Mirio, hasta que Aizawa habló con ella fue que ambos tuvieron una conexión fraternal, Aizawa decidió adoptarla y ahora se la pasa todos los días aquí. Entre él y uno de nuestros protectores se encargan de orientarla para poder manejar bien su don.

—Me alegra que ya no esté sufriendo, no me imagino todo lo que tuvo que aguantar a manos de ese hombre. ¿Qué paso con él?

—Se le aplicó el método Zero y ahora esta siendo custodiado en uno de los templos de Todoroki Enji. Digamos que el canario al enterarse de lo que hizo con Eri lo dejó algo atolondrado, y ahora pareciera que ya no tiene visión sobre lo que hace o dice.

El pecoso rio al escuchar eso, el rubio era muy impulsivo en cuestión de la justicia. Él mismo lo presenció cuando ocurrieron los eventos en el baile de Momo.

—¿Denki recibió repercusiones?

—Para nada, al ser un rufián extremadamente peligroso lo creyeron beneficioso y que no sería tan complicado custodiarlo.

—Menos mal, no me hubiera gustado que le hubieran dado un castigo por ello.

—Kirishima no lo iba a permitir si eso llegaba a ocurrir, es muy protector con el canario. Es capaz de recibir los peores golpes con tal de que el otro no los reciba.

—Eso demuestra lo mucho que lo ama.

Katsuki asintió al escuchar eso.

—Después de todo no lo juzgo, yo amo mis pecas y quiero cuidarlas para que no les pase nada —habló el cenizo.

—¿Pecas? Pero tu no tienes pecas Kacchan.

Llegaron a su hogar y el cenizo volteó a verlo una vez término de estacionarse.

—Exacto Deku.

Izuku no había entendido bien a lo que se refería Katsuki con eso, pero la mirada que le estaba dando, estaba cargada de amor y compasión.

Miraba fijamente su rostro, especialmente sus pecas.

Y fue ahí que lo entendió, el sonrojo invadió sus mejillas al percatarse.

Katsuki sonrió al ver su rostro, hizo lo que mejor sabía y amaba hacer desde hace tiempo.

Besar a Izuku.

Acercó su rostro con cuidado, tratándolo con una delicadeza, como si al más leve movimiento aquello desaparecería. Katsuki trataba a Izuku como el tesoro más codiciado y hermoso de todo el mundo.

Podrán decir lo que quieran de él, de su pésimo carácter o lo que sea, pero no cabía duda que Izuku sacaba lo mejor de él.

Los corazones de Katsuki e Izuku estaban felices, latían con frenesí al compás. Como si supieran que ahí era a donde pertenecía cada uno.

Arreglo Matrimonial ||KatsuDeku||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora