Quién diría que en besos de 30 segundos te podrían casi coger. Por Dios la coleccionista es demasiado intensa para besarme y cuando llega la noche, no desaprovecha la oportunidad. De hecho también cumplió con su palabra y desde que volvimos, mi antigua habitación quedó con llave, duermo en su cama cada noche y se pega a mí, cada noche.
—¿Estás lista para viajar? ¿Ya tienes la maleta armada?
—Sí.
—Vamos entonces. Devon lleva su valija al auto por favor —el hombre la toma y se marcha.
—¿Por qué es al único que llamas por su nombre?
—Porque es en el que más confío. Los demás son reemplazables, bueno él también lo es si me traiciona, pero me dolería matarlo aunque tuviera que hacerlo.
—¿De verdad has matado gente?
—Conejita, no hablemos de cosas feas —me mira e intenta besarme pero me alejo—, no quiero que me veas como un monstruo.
—Un poco tarde para eso, mi primer día aquí humillaste a número doce.
—Se quiso pasar de listo con una de las mujeres del servicio y no iba a permitir eso. Luego le dí su castigo —la miro sin entender— le corté un dedo. Ahora vamos conejita.
Lo dice casual y súper común, cómo si en vez de suspenderlo o despedirlo, cortarle un dedo era la opción más razonable. La cordura la persigue, pero ella es más rápida.
Me estira la mano que no tomo, paso por su lado y salgo de la habitación, ella me da una nalgada. Anoche después del beso que estuvo un poco más caliente que las demás noches y que duró más tiempo ya que "olvidó poner el temporizador", se levantó y desapareció, claro que sé a dónde fue, con Electra, volvió se bañó y se acostó a mi lado abrazándome, al menos agradezco que no me abrazara luego de haber cogido con otra persona.
Viajamos a su galería de arte me pone un pañuelo en los ojos para no ver a dónde nos dirigimos, al llegar puedo ser la primera en ver las obras, solo yo, es un regalo tener el exclusivo placer de ver esto para mí sola, esto valió cada beso. Me detengo frente a un cuadro que me llama la atención, es una mujer en vestido rojo, cabello negro dando la espalda, la cabeza está algo girada, pero no se le ve el rostro y esta descalza tomándose parte del vestido, es cómo si estuviera a punto de voltear y mirar a alguien.
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La coleccionista
RomanceSe había obsesionado conmigo y me secuestró para hacerme parte de su colección de arte. La vida de Nirvana cambia radicalmente. El día que es secuestrada por una mujer a la que llaman "la coleccionista", ella la aparta de su hermana y la dan por mue...