23 Pasando el tiempo

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Tessa se quedó a cargo de una de las galerías y contrato a una amiga de confianza para encargarse de la otra creo que se llama Griselda o algo así. Decidimos viajar, necesitábamos un impass, un tiempo cómo una pareja normal, compartiendo juntas, teniendo citas, conviviendo sin el miedo constante de que la vida de alguna estuviera en peligro.

   Electra vino con nosotras, ella es parte nuestra, y le encanta el mar de Australia, aunque duramos poco ahí, ya que Lis le tiene fobia a las arañas y ni loca nos íbamos quedar en la temporada de las arañas. Les llevamos a pones flores a las tumbas de mis padres y me alejé un poco ya que ella me lo pidió.

   —Hola suegros, finalmente pude traerles flores. Quiero que sepan que el tiempo que estuvieron con sus hijas, han criado a grandes mujeres, leales, amables y buenas personas. Ahora que estoy con ella, les prometo que voy a cuidar a ambas.

   Volvimos luego de pensarlo a casa de nuevo, aunque el mundo es grande y basto, nuestro hogar y nuestras personas estaban aquí. Finalmente nos asentamos.

   Helen y Tessa se casaron a principios del otoño, ellas son tan felices juntas. Devon se puso en pareja con su "amiga" a la cual Lis aprobó.

   —Estoy muy orgullosa que te hayas recibido Savi, serás una gran doctora.

   —Ahora llega la parte difícil de la residencia.

   —Pero no se preocupen yo la voy a cuidar y le haré de comer —dice Dex a su lado, ellos terminaron juntos.

   —Mas te vale porque dejo a mi cuñada en tus manos Dexter y no querrás perder otro dedo esta vez no será una accidente. No dejes que toque una amoladora —le dice a Lis a Savannah.

   —Nos vamos pero ya sabes si necesitan algo...

   —Los llamamos y están aquí en pin pas —la frase típica de Dex.

   Los despedimos deseándoles suerte, les dimos besos y abrazos. No parece que han pasado 6 años desde que Savannah empezó la universidad y ya se recibió.

   —¿Vas a la escuela? —con lo que nos quedó de la casa en Grecia compramos y construimos una pequeña escuela dónde enseñamos arte y pintura, escultura, guitarra, dibujo y algunas otras areas relacionadas con el arte y los oficios— te puedo dejar de pasada, acuérdate que Helen y Tessa nos invitaron a cenar, te paso a buscar y...

   —Y nada, vamos a tomarnos una canción y luego seguimos.

   Así es Lis, cada vez que vamos muy aprisa, no me dice nos tomemos 5 minutos, me dice nos tomemos una canción, una canción nada más. Pone música en su teléfono, me estira la mano y bailamos una canción abrazadas.

   —Ahora sí, vamos esposa mía.

   Me abre la puerta y me toca la cola cuando paso, nueva mania adquirida de ella, no importa el lugar, así que me terminé acostumbrando.

  La vida sigue su curso, si se preguntan que pasó con Sally, pese a todo lo que hizo Lis la enterró junto a Amanda, no hizo las cosas bien y no actuó de manera acertada, pero era el dolor ciego de perder a su hija lo que la llevó a actuar así, yo no la perdoné, Lis sí.

   —¿Llevamos postre para esta noche? ¿O una botella de vino? Helen dijo que le tocaba a los niños con el padre y que íbamos a tener una noche de adultos.

   La noche fue maravillosa, hacía mucho que no nos reíamos así, hasta lloramos de la risa, quizás fue el vino o quizás es que nos hacía falta una juntada de amigas para descomprimir. Nos quedamos a dormir en su casa y al día siguiente la resaca nos recordó porque ya no estábamos en los veintes. Lis se puso sus lentes de sol, mientras cerraba las cortinas para que no entrara luz.

   —¿Por qué bebimos tanto? —dijo Tes calentando el café con el cabello revuelto— oye porque ella se ve como si saliera de un revista de Vogue —señala a Lis, quién sostenía una taza parada afirmada en la mesada con una mano.

   —Quitale los anteojos —dije y mi esposa está durmiendo con grandes ojeras— compré algo dulce para que desayunaramos.

   —Dejaré dormir a Helen un rato más, si algo he aprendido de estar casada con esa mujer, es a no despertarla cuándo está durmiendo —ambas reímos y Lis se despierta tirando café al suelo de su taza—. Oye limpiaras eso. Griselda me pasó... —Lis le tapa la boca.

   —Hablaran de trabajo en el trabajo, hoy no —se sienta a mi lado recargandose en mí—. Conejita me duele la cabeza.

   —Mi amor se llama resaca y anoche no te quejabas, ahora agua y ajo —me mira extrañado— aguantarse y a jodersea.

   Tessa comienza a reírse fuerte, Lis le larga un trapo a la cara y Helen aparece de mal humor mirando a su esposa.

   —¿Al menos has hecho el desayuno? Mi amor —le dice Helen a Tessa.

   —Ya lo hago cariño —Lis le saca la lengua sonriendo y Tes le muestra el dedo medio.

   Luego de desayunar, después de ayudarle a Tes a servir el desayuno, mientras la mañosa de mi esposa me demandaba cariños, nos fuimos despidiéndonos de ella.

   —Griselda me pidió unos días para resolver temas personales. Anda rara.

   —Sabes que tiene una historia difícil. Hazle saber que si necesita algo puede decirte.

   —Lo sé, lo sé ¿Vamos a casa?

   —No tenías que ir a comprar...

   Antes de que siga hablando atrapo su cuello a besos, y meto mi mano entre sus piernas, para luego tomar su boca.

   —¿Vamos a casa?

   —Vamos.

   En la calidez de nuestra casa, en la suavidad de las sábanas de nuestra cama, nos miramos y ambas sabemos cuánto nos amamos.

   —Te amo conejita, gracias por construir conmigo una vida que si pude elegir.

   —Gracias por salvar mi vida, no una sino tres veces. Te amo Lis, te amo.

   Que maravilloso es despertar cada día al lado de la mujer que amo, cada vez que puedo acaricio el contorno de su rostro y su cabello negro que contrasta tan bien con su piel. En la curva de su boca siempre pierdo el control, queriendo más de ella, y en el lienzo de su piel dibujo a besos el amor que le tengo. Liesel a grabado con fuego su nombre en mi corazón, se ha metido y por cada grieta, haciendo kintsugi, me ha sabido amar inclusive en mi peor momento, aún cuándo yo no la quería, y eso me hizo darme cuenta que era la persona correcta. Nos amamos y de ahora en más nos elegimos cada día.

   —¿Qué pasa? —me pregunta parpadeando despacio.

   —Cada vez que soy más consciente de lo mucho que te amo —le respondo y la beso—. Eres mi persona correcta, y quiero estar contigo hasta que la piel se nos llene de arrugas —Ella me mira y me besa abrazándome

   —Eres mi felicidad conejita. Juntas hasta el final —se acomoda frente a mí y nos volvemos a besar.

   Una vida a su lado, una vida que pienso aprovechar, ella es mi helecho plateado, mi camino de vuelta a casa.

Kintsugi: En japonés kintsugi quiere decir “reparar con oro”. Un método de reparación que celebra la historia de cada objeto haciendo énfasis en sus fracturas en lugar de ocultarlas o disimularlas. El kintsugi da una nueva vida a la pieza transformándola en un objeto incluso más bello que el original.

La coleccionista Donde viven las historias. Descúbrelo ahora