18 Un renacer

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Ese día me levanté de la cama y comencé terapia, las primeras sesiones estaba perdida en una neblina mental, poco a poco fui conectando con mi nueva realidad, ella ya no está y yo necesito seguir adelante, tengo que seguir con mi vida. Soy lo único que le queda a Savannah y ella es quién me queda a mí, volvimos a ser las dos que habíamos sido siempre y Electra claro. El trabajo y Tessa es lo que me distrae. Con nuevas ideas logramos darle vida a las galerías, una de las salas se transformó en un aula para que niños expresaran su arte, a la que llame “LisMarch” en su honor. Tessa conoció ahí a Helen, la mamá de dos niños y han empezado a salir. Tiempo después le salió una propuesta en Canadá para presentar una obra y dar cátedra de arte en una universidad, la paga era buena, pero ella lo rechazó, cuando le pregunté me dijo, que había perdido al amor de su vida la primera vez, no iba a cometer el mismo error dos veces, acá tenía todo lo que quería, y junto a Helen y a sus hijos es dónde pertenece, ojalá se me hubiera presentado una oportunidad así con Lis, y que ella siguiera viva.

   Finalmente luego de meses en una depresión total, mi familia y amigos me ayudan a deshacerme de sus camisas, claro que el proceso no duele menos, lloro muchísimo, aún no estoy lista para soltarla del todo, así que Tessa se lleva su ropa y la guarda, pero lejos de mí así no me aferro a un fantasma, pero no tan lejos por si me da una crisis.

   Una semana después decido terminar de cerrar un ciclo, me tatuo el brazo izquierdo con algo que me recuerda a ella, y aún conservo el collar con el caracol que me dejó. Lis marcó mi alma, ahora la tengo en mi piel y la llevo en el collar cerca de mi corazón, definitivamente es un amor inolvidable.

   —Entonces finalmente te vas.

   —Ya estás mejor, hace cuatro meses que estoy aquí ¿Me vas a extrañar?

   —No, haces de comer horrible y estoy cansada de ver tu fea cara en las mañanas —me acerco y lo abrazo—. Llama y ven a visitarnos Dex.

   —Yo también voy a extrañarte —me abraza fuerte levantándome del suelo— ¿Qué harás? en dos meses Savi comienza la universidad.

   —Lo sé —me encojo de hombros y toco mi collar de caracol que me da seguridad—, no voy a deprimirme, si es lo que te preocupa y no puedes seguir aquí por si eso pasa. Estaré bien. De verdad Dex, aquí tienes un lugar al cual puedes volver cuando quieras.

  —Lo sé, creeme que lo sé. Cuídate Vana y cualquier cosa...

   —Te llamo y en un pin pas estás acá —sonreímos me besa la frente, nos abrazamos por ultima vez y se va.

   La policía me interrogó sobre ella y lo sucedido, el abogado me recomendó decir que yo no tenía conocimiento de eso, total para la justicia yo jamás salí del país, tuve una historia con ella y por eso fui la beneficiaria en su testamento. Me dejaron los cuadros que encontraron en las casas, incluso en la de Grecia, como aún no sé que hacer con todas las propiedades que ella ha me ha dejado, el abogado me recomendó que no tomara una desición apresurada, que pensara que hacer y luego decidiera, sin apuro.

   Hoy finalmente luego de 6 meses me atrevo a verlos, ya que no había tenido el coraje de hacerlo antes. Tessa me acompaña y me toma la mano para destaparlos.

  —Esta está incompleta —dice ella y la apoya sobre el caballete.

   —Es de unos días antes... bueno creo que ha sido suficiente, guardemos todo.

   La pintura es de la playa dónde solíamos ir, Electra juega entre las olas y yo aparezco en un plano mucho más cerca, recostada con los lentes de sol puestos, durmiendo con una mano agarrando un libro abierto en mi pecho, la sombrilla, el agua, y hasta Electra están incompletos, lo único pintando nítido soy yo. Así me veía ella, todo al rededor desaparecía o quedaba fuera de foco, cuando me tenía cerca, lo sé porque a mí me pasaba lo mismo.

   Su pintura es un dejavú, como con Amanda, cuando le llamaron ella estaba terminando el cuadro como este mismo que pintaba, pero esta vez ella no va a poder terminarlo y sé lo mucho que odiaba dejar las cosas a medias o sin terminar.

  —Vana, vana ¡para!

   Me doy cuenta cuando Tessa tiene sus manos sobre mí, que estoy tirando pinceles, y pateando tachos de pintura, que han manchado el piso del depósito.

   —Lo lamento voy a limpiarlo, yo solo...

   Ella me abraza y lloro, pero no como al principio, solo un poco y la abrazo fuerte. Entre las dos nos ponemos a limpiar con diarios la pintura que se derramó y también manchó mi zapatillas y ropa.

   —Creo que no estaba tan lista como pensé.

   —Vana, al menos los has visto es un gran paso.

   —Es que no entiendo Tes, no entiendo por qué lo hizo, por qué pensó que estaría mejor sin ella ¿Por qué hizo que me enamorará para morir?. Prácticamente fue un suicidio. Tendría que haber entrado conmigo a la habitación del pánico y podríamos haber escapado las dos.

   —Ella tomó sus desiciones Vana, creyó que hacía lo mejor, te dió un nuevo propósito —se acerca y me acaricia el brazo—. Solo queda seguir adelante, es tiempo Nirvana, eres joven y...

   —No voy a salir con esa tal Ginni que me quieren presentar.

   —Tenia que intentarlo —ambas reímos— vamos por un café ¿Quieres? —asiento—. Ve subiendo y yo termino de ordenar aquí y guardar estos cuadros. Por cierto el artista de la nueva exhibición quería hablar contigo.

   —¿Me dejarás sola con ese pesado?

   —Él quería hablar contigo y alguien tiene que ordenar —me sonríe y le saco la lengua.

   —Le diré a Helen que te tenga más corta la correa.

   Nos reímos y me marcho subiendo las escaleras, gracias a Dios mi familia y amigos me han sacado de la depresión en la que estaba, porque no hubiera sido capaz de hacerlo sin ellos.

La coleccionista Donde viven las historias. Descúbrelo ahora