9 Un problema del pasado.

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Estaba en la cocina de la casa con todo el mundo ignorandome como de costumbre, cuando la puerta de entrada se abre y una mujer entra en la casa, llamando a la coleccionista a los gritos, escuchamos disparos y me escondo bajo la mesada, una de las empleadas me oculta en un cuarto secreto de la despensa, que no sabía que existía.

   —No salir —hay miedo en sus ojos.

  —¿Pero qué pasa?

   —No salir, quedarse acá —dijo en un inglés básico y entendí en ese momento que aunque quisiera no podría hablar con ellas, no hablan inglés.

   Ella cerró la puerta y los gritos cesaron, menos mal que no soy claustrofóbica. La puerta se abrió luego de no sé cuánto tiempo y vi una silueta que conocía muy bien, la coleccionista, vestida de traje. ¿Cuál es su obsesión con usar traje? ¿Por qué mierda le quedan tan bien? Suelto el paquete de galletas que estaba comiendo por aburrimiento más que por hambre.

  —Hola conejita —se agacha frente a mí y me abraza.

   —Suéltame, estoy bien —se separa de mí y me paro.

   —Ya todo está bien, puedes salir.

—No tengo miedo coleccionista, estaba aburrida aquí adentro —miento y salgo. Miro buscando a la mujer que había ingresado pero no hay nadie, tampoco hay rastros de destrucción— ¿Dónde está la loca que entró a los gritos? ¿Lastimó a alguien?

   —Lejos, pero debemos irnos.

   —¿Por qué?

   —Ella sabe que estoy con alguien y vino a buscarte.

   —¿Ella quién? —se nota alterada. La tomo de la mano y la llevo a su despacho— Si esta mujer misteriosa sabe de mi existencia, no importa a dónde vaya no estaré segura ¿Qué quería hacerme?

   —Matarte Nirvana. Ojo por ojo.

   —¿Por qué? Yo no le he hecho nada. Estoy harta de esto, no hice nada para enamorarte y estoy muy segura que no le hice nada a nadie, toda mi vida pase evitando caer en tentaciones o en malos pasos.

   —Savannah ella… —se calla a punto de hablar.

   —Dime las cosas, deja de ocultarme información.

   —No sabe que tienes una hermana. Ella está segura —suspira y me invita a sentarme en el sillón a su lado—. Ella es la madre de mi ex prometida, me culpa por su muerte y cuándo supo que estaba con alguien… . No tendríamos que haber salido en una cita —niega con la cabeza—, te había logrado mantener segura y ahora ella sabe dónde estás.

   —¿Por qué te culpa de su muerte? —me oculta la mirada, mirando a otro lado.

   —No hay tiempo para esto.

   —La confianza se construye como un puente de ida y vuelta —ella frena y cierra de nuevo la puerta.

   —Mi prometida tuvo un accidente —la miro sin entender, porqué la culpa de su muerte entonces—. Habíamos discutido y ella salió furiosa en el auto —traga—, me llamaron a la hora que había chocado, ella había muerto en el acto. Su madre creyó que yo la había matado, porque sus frenos habían sido afectados —ella llora—. Jamás le hubiese hecho daño, yo la amaba Nirvana, amaba a Amanda —le seco las lágrimas y ella toma mi mano—. Cuándo encontré a los culpables los golpee y se los entregué, pero ella no me creyó y juró que si yo volvía a estar con alguien otra vez, ella vendría a matarla para que sintiera lo que ella al perder a su única hija.

   Me mira y llora, y su llanto se hace más fuerte, su cuerpo tiembla entero, me acerco y la abrazo, dejando que ella llore sobre mi pecho, mientras acaricio su espalda y la abrazo fuerte. Cuando su llanto merma nos separamos.

   —Perdona por ponerte en peligro Nirvana. Debemos irnos, la casa de seguridad que tengo en otro lado es más segura que esta, no voy a volver a arriesgarte. No dejaré que nada te pase —me besa en la frente y sale.

   Me quedo congelada, ahora como si las cosas no fueran lo suficientemente complicadas, su ex suegra me quiere muerta. Genial simplemente genial.

   Empaco vestidos y claramente toda la ropa que me gusta a mí y la meto en la valija, me siento encima hasta que cierre. La ropa interior va a un bolso aparte, como las medias también. Es increíble como mi vida ahora cabe en una maleta y un bolso, voy por mi guitarra y cuaderno con canciones. Ella me espera en la puerta, ahora un poco más repuesta pero se la nota aún afectada.

   —¿Lista? No te preocupes si te olvidas algo, lo busco o pido que te lo manden —asiento y paso por su lado, ella me abraza y besa mi cabeza—. Te amo Nirvana y no dejaré que nadie te lastime, ni a ti, ni a tu hermana.

   —Gracias.

   Aunque en primer lugar estoy en esta situación por que me tienes secuestrada y tu loca ex suegra ahora sabe que me tienes aquí.

   Subimos al auto y camionetas nos siguen atrás y adelante, es la primera vez que los veo tan cerca y armados ¿Te metiste con la hija de Pablo Escobar o de Griselda Blanco? ¿Que tan peligrosa es esa mujer? Llegamos al aeropuerto y estamos en primera clase.

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