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La mañana siguiente llegó con una quietud pesada. Jimin despertó antes de lo habitual, su corazón aún cargado con la tristeza de la noche anterior. Mientras Yoongi seguía durmiendo plácidamente, disfrutando de su día libre, Jimin se preparó para recibir a Jungkook. Sabía que el pequeño iba a llenar la casa de energía y risa, pero hoy, Jimin necesitaba enfrentarse a una conversación difícil.

Cuando la puerta se abrió y Jungkook entró en la casa, Jimin lo recibió con un abrazo apretado. El niño, con sus ojitos llenos de curiosidad, le extendió un par de galletitas que había hecho en casa de Tae. El gesto era pequeño, pero significaba mucho para Jimin en ese momento. Le dio una sonrisa triste mientras aceptaba las galletitas, sintiendo cómo la emoción le apretaba el pecho.

Jimin tomó a Jungkook en brazos y lo llevó al sofá, sentándose con él en su regazo. El pequeño parecía no entender del todo por qué su papá estaba tan serio. Jimin sabía que las palabras que debía decir eran demasiado grandes para un niño de tres años, pero tenía que intentarlo.

— Jungkook, amor, necesito hablar contigo —  dijo Jimin, tratando de mantener la calma en su voz. El niño lo miraba con atención, masticando lentamente una de las galletitas.

Jimin respiró hondo antes de continuar. — Pronto, yo tendré que irme de aquí, y será muy difícil que pueda verte por un tiempo largo.

Los ojos de Jungkook se agrandaron, y el niño se encogió un poco, sintiendo la tristeza que Jimin trataba de esconder. — ¿Po qué, papá? ¿Po qué te vas? ¿Ya no me quiedes?

Jimin sintió un nudo en la garganta y sus ojos comenzaron a humedecerse. Intentó sonreír, pero la tristeza era demasiado profunda. —Es porque tengo que arreglar cosas de adultos, bebé. Cosas que no puedo explicar bien, pero que van a tomar mucho tiempo. Quiero que sepas que no importa cuánto tiempo pase, siempre te amaré, porque eres mi pequeño conejito.

Jungkook, que apenas podía comprender todo el peso de las palabras de Jimin, empezó a llorar bajito. Sus pequeños hombros se sacudían con el llanto silencioso, y Jimin sintió un dolor desgarrador al ver la tristeza en su rostro.

—No quiero que te vayas, papá,— sollozó Jungkook, aferrándose a Jimin con más fuerza. — No quiero que dejes a papi Yoongi solo.

Jimin abrazó a Jungkook con ternura, sintiendo cómo el dolor se intensificaba. — Lo sé, amor. Yo tampoco quiero irme. Pero tengo que hacerlo, mi bebé. Pero ni va a faltarte nada, nunca. Y quiero que cuides mucho a papi Yoongi, porque él también estará muy triste sin mí.

El niño, aún llorando, miró a Jimin con ojos llenos de dolor y confusión. — Pero ¿po qué haces llorar a papi Yoongi?

Las palabras de Jungkook eran como cuchillos en el corazón de Jimin. Se inclinó para abrazar al niño con más fuerza, tratando de consolarlo. — Lo siento, Jungkook. Lo siento mucho. No quería que esto te lastimara. Solo quiero que sepas cuánto te amo y cuánto me duele tener que dejarte.

[ Somebody Does Love ] - JIMSU ×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora